La mirada del pintor se parece al silencio del cartujo. El cartujo busca en el silencio el sonido de la Palabra. Busca ir más allá del ruido y del sonido y del mismo silencio hacia lo inaccesible. Es pura contemplación.
El pintor también contempla. Al mirar su modelo quiere eliminar la distracción del modelo para ver también más allá del modelo. Lejos de toda distracción, las cosas se acaban convirtiendo en ruido óptico. El pintor mira la realidad para terminar no viéndola, anulándola. La mirada quiere ver eso que está detrás de todo. Quiere alcanzar lo inalcanzable. El modelo se hace transparente y el ojo se va en busca de la intratable luz que refleja.
Ambos luchan contra la torpeza de los sentidos que se convierten en un obstáculo, en un límite, para poder mirar/oír la Verdad.
«Me llevó algún tiempo entender a mis nenúfares. Los cultivaba por puro placer, sin pensar en pintarlos. Hasta que de repente, tuve una revelación tomé mi pincel. Y desde entonces no he tenido otro modelo. […]
Le diré que estoy absorbido por el trabajo. Estos paisajes de agua y de reflejos se han convertido en una obsesión. Supera mis fuerzas de hombre ya viejo y, sin embargo, quiero llegar a traducir lo que vivamente siento. Estoy deshecho……, vuelvo a empezar y espero que de tanto esfuerzo salga algo.
[…]
Lo esencial del tema es en realidad el espejo del agua cuyo aspecto se modifica todo el tiempo, gracias a las porciones de cielo que allí se reflejan, y que esparcen vida y movimiento. La nube que pasa, la brisa que refresca, el copo que amenaza y que cae, el viento que sopla bruscamente, la luz que mengua y renace, y tantas cosas imperceptibles para el ojo de los profanos.
[…]
¡Qué difícil es pintar…! ¡Una verdadera tortura!»
(Carta al escritor Gustave Geffroy (11 de Agosto de 1908)
Profundas palabras de Pepe, testimoniadas por la cuasi locura de Monet. ¡Pobre Monet!: necesita hacer lo que le es difícil y le resulta una verdadera tortura. ¿Qué es realmente una vocación? o mejor dicho, ¿qué es una vocación real? Debe de ser algo que abraces porque sí, porque quieres y aunque no sepas a dónde te pueda llevar ese abrazo, estás sin embargo dispuesto a pagar cualquier precio por dedicar tu vida a esa actividad.
Si Picasso dibuja y pinta ininterrumpidamente desde la más tierna edad hasta sus casi 100 años ¿no hay en ello algo como una «fatal» vocación? ¿Una vocación vivida con aires de imposibilidad de hacer cosa distinta? ¿Una feliz estancia de por vida en un inexpugnable campo de concentración?. Recuerdo haber leído, en este sentido, el lamento de nuestro R. Sánchez Ferlosio, quien agotado de producir increpa al mismo Dios un asueto, un descanso en su deber de creación, implorándole una parada en la umbría y fresca fuente del camino para solazarse como el resto de los seres humanos, con el resto de los seres humanos. Ser un rato como los demás. (Es meritorio que no lo pide para sí sólo, sino que incluye en su súplica a todos los poetas y escritores).
Uno de «los demás» soy yo. No me cabe la menor duda. Por eso he querido escribir estas letras. Leyendo al pobre Monet, he pensado en tantos y tantos artistas, creadores, políticos, médicos, maestros, actores, músicos, santos, ….. tantas y tantas personas que han vivido su vocación como un servicio a los demás, unas veces con gozo ¡sin duda! pero otras muchas ¡seguro! con extremo sufrimiento y sacrificio
Leyendo a Monet, he sentido el deber de agradecer en él a todas cuantas personas han hecho que sus vidas nos hayan enriquecido y enseñado a vivir más humanamente las nuestras.
José Luis
La vocación es aquel trabajo a través del cual uno es capaz de sacar lo mejor de sí mismo independientemente del sufrimiento o la felicidad que le produzca. No se elige. Es un instinto mas fuerte que tu propia voluntad. Por eso se puede sufrir. Al menos eso creo yo.
Apasionadas palabras acerca de la vocación que merecen meditarse a pesar de (o, gracias a) la heterodoxia que encierran.
José Luis
Es realmente triste no saber cuál es tu vocación… no tener una meta, un sentido, un algo que te lleve por la vida…
Se me ocurre pensar en las diferencias entre el talento y la vocación… ambos son un don, pero son muy diferentes, ¿no?
Por cierto, una entrada fantástica…
Me resulta muy interesante tu pregunta, M.B.
No sé la respuesta cabal, pero estoy de acuerdo contigo en que talento y vocación sean dones distintos. Y más que llevarnos a nosotros por la vida (entiendo que es una expresión coloquial) debieran servirnos para llevar nuestras vidas nosotros hacia algo.
Tal vez la recomendación socrática de conocernos a nosotros mismos, sigue siendo una excelente propuesta para saber mejor que hacer con nuestros talentos y nuestros dones.
José Luis.