¿Cómo nos imaginamos las sesiones en las que se creó la Constitución de los Estados Unidos? ¿De qué manera se relacionó el nuevo país con su colonizador, Reino Unido? ¿Cómo se inició el camino de la democracia más antigua del mundo?

La HBO intentó  dar respuestas a esas preguntas de la manera más original e interesante: retratar la vida del segundo presidente de la historia de los Estados Unidos y su papel en los orígenes de este país.

Nada es casual en esta mini serie. El enfoque del “segundón”, del torpe, del poco dotado para las relaciones públicas, permite hacer una buena síntesis del sueño americano. John Adams es un buen reflejo de la historia estadounidense:  muy pocas formas pero con mucho corazón.

Tom Hanks, descendiente de Abraham Lincoln, apuesta de nuevo por una producción de siete capítulos que rescata el interés educativo de los documentales históricos y lo traduce en un drama con personajes complejos que sufren ante sus carencias y que resultan pequeños ante la grandeza de la historia. Las actuaciones a cargo de un magnífico elenco de artistas (Paul Giamatti, Laura Linney o Tom Wilkinson) nos trasladan a una América rural que inicia su camino en la historia a base de coraje y supervivencia (de nuevo).

La magnífica producción de Hanks tiene un meritorio tratamiento de la historia y un especial sentido del tiempo. El espectador vive las peripecias del político estadounidense sintiendo que los acontecimientos dejan huella y son heridas inevitables en la dura guerra que es la vida. No tenemos el sentimiento de “montaña rusa” que invade a los famosos “biopics” cinematográficos. No vemos personajes que sufren para llegar a un magnífico final feliz que los redima, tan sólo personas insignificantes que luchan contra una realidad inalterable y que mueren en la calma que da el haber actuado con honor por un país. En John Adams “morimos” con la misma serenidad con la que John Ford alejaba a John Wayne de su hogar en Centauros del desierto (John Ford, 1956). La muerte en paz que asegura una continuidad generacional.

Casi de puntillas, esta mini serie da grandes lecciones audiovisuales para los nuevos creadores y profundiza en un terreno inexplorado por la ficción televisiva: la calma narrativa. John Adams parece prácticamente inédita en nuestro país pero en Estados Unidos se convirtió en la mini serie más galardonada de la historia de la televisión: 13 Emmys y 4 Globos de Oro que certifican la madurez de la ficción televisiva estadounidense. 

Vean televisión, no la consuman o serán consumidos por ella.

 

(Reseña del profesor Joseba Bonaut)