Me manda José Luis el siguiente post que reproduzco:

«Fuente: Infojuego y los videojuegos (en Youtube)

….. «Nos ha sorprendido el dato de que el 93% de los hogares declaran que el juguete estrella de esta Navidad va a ser el juguete tecnológico: la consola, el juego de consola, el juego de ordenador. Y, además, el dato parejo de que el 95% de las familias declaran no contar con la información suficiente para poderse enfrentar con solvencia ante una compra de este tipo de juguete«. Alejandro Martínez (Dir. Responsabilidad Social Eroski).

En el resto de vídeos se insiste en que hay información más que suficiente, en los propios envases de los videojuegos, como para acertar en la compra de los que son adecuados a la edad de sus destinatarios. También se repite la invitación a que los padres «conozcan» los videojuegos que utilizan sus hijos, como única forma de saber cuáles son sus contenidos y poder decidir si son adecuados o no para ellos. Finalmente, una asesora pedagógica explica cómo los niños saben perfectamente qué videojuegos quieren y porqué. Normalmente, dice, eligen aquellos videojuegos que están señalados para una edad dos o tres años superior a la suya.

Sin duda son los videojuegos que exigen multiparticipación (carreras, deportes, «remakes» de juegos de mesa, etc) los más favorecedores de una correcta construcción de la personalidad en las etapas de la infancia y adolescencia. En éste sentido será más rentable, en términos de protección de la salud cerebral y del acceso a la adicción, adquirir consolas y videojuegos de mayor precio y complejidad técnica, que requieran ser instalados, utilizados habitualmente en un lugar de la casa de uso común, y permitan al niño jugar simultáneamente con sus amigos o sus familiares.

Verdaderamente peligrosas son las consolas unipersonales, hiperportátiles o de bolsillo, con contenidos simplones, mecanismos limitados y repetitivos, objetivos de juego «sin sentido», que exigen al jugador una velocidad de respuesta e intervención psicológicamente insana, y que ¡ése es el mayor peligro! pueden encender y «jugar» contínuamente, gran cantidad de tiempo, con un difícil control del entorno, y «dentro» de un universo icónico y sonoro absolutamente desquiciado, perfectamente «inhumano».

En resumen: Si, como nos dice Alejandro Martínez, esta Navidad vamos a ser, casi con seguridad, compradores de juguetes tecnológicos, al menos seámoslo con reflexión y considerando los efectos adversos que el dispositivo puede tener en nuestros hijos, al fin y al cabo los más ignorantes y desprotegidos de los mismos. «

José Luis.»