Cómo estará el panorama mediático de la prensa para que hoy sea noticia que una periodista cometió ayer el desliz de preguntarle al Presidente cómo podría liderar la salida de la crisis en la Unión Europea si en España no había conseguido hacerlo.
Parece que Zapatero no reaccionó con su supuesto talante habitual y se puso del malo. Y es que las ruedas de prensa no son un espacio puesto a disposición de los periodistas para que intenten buscar información, sino sólo una plataforma mediática a disposición de quien las convoca para fabricar imagen y amplificarla. Los periodistas no deben pues preguntar lo que quieren saber, sino únicamente limitarse a contarnos lo que les digan. De ahí el mal talante ante la supuesta impertinencia.
Portavoces, oficinas de prensa, relaciones públicas, expertos en comunicación constituyen un complejo entramado que en vez de engrasar los mecanismos informativos democráticos, constituyen una tupida red que se dedica filtrar sistemáticamente aquello que se quiere dar a conocer
Alguien dijo una vez que noticia es aquello que alguien quiere que no se sepa. Dar a conocer lo que uno quiere no es noticia, es publicidad. Y los profesionales de la información lo deberían haber aprendido en las diferentes facultades de comunicación.
El escándalo, la noticia, lo excepcional del desliz descrito, habla de cuál es la normalidad del día a día de las relaciones del poder y la prensa y de cuál puede ser el resultado en información que finalmente nos llega a los ciudadanos.
Es cierto que sigue habiendo periodistas que lo arriesgan todo e incluso mueren en el intento de situarse en el borde del acontecimiento para poder hacérnoslo llegar. Pero también es cierto que hay un amplio sector que deambula por los elitistas centros de prensa y pasta en las mullidas moquetas de las convocatorias de la publicidad institucional con cóctel incluido. Quizá no haya que dar un zapatazo al político de turno, pero al menos mantener un cierto nivel de decente y bendita impertinencia.
Utilicen los medios, no los consuman o serán consumidos por ellos.
Que bien que has vuelto!
El cariñoso comentario anterior es totalmente pertinente a pesar de su imprecisa semántica; de hecho su polisimia es cierta en cualquier caso:
«Que bien que has vuelto!» pero a lo mejor es, Qué bien, que has vuelto!
o también, Que bien, que has vuelto!
Está muy bien que Pepe haya vuelto a su blog y hay que ver qué bien ha vuelto a su blog, Pepe.
Totalmente pertinente en tus palabras, me quedo especialmente con éstas: «Portavoces, oficinas de prensa, relaciones públicas, expertos en comunicación constituyen un complejo entramado que en vez de engrasar los mecanismos informativos democráticos, constituyen una tupida red que se dedica filtrar sistemáticamente aquello que se quiere dar a conocer». Son una síntesis exacta de «lo que hay» y debieran servirnos a los lectores para empezar a ver «la producción periodística» con este aviso que nos da Pepe, muy presente.
En cuanto al «zapatazo al político de turno», referido al del turno actual, pienso que no es un zapatazo lo que tal vez se merezca sino, sin duda, el mayor de los escarnios y ridículos ante sus colegas nacionales e internacionales, porque el elemento de que se trata ha escarnecido y ridiculizado a sus propios ciudadanos. Y ya no tengo el menor reparo en decir que este tío, que está de atar, no es de ninguna de las maneras un demócrata sino el más fiero dictador que haya sufrido yo en mi vida. Preveo un final bastante trágico de «su era» y porqué no, de su persona.
No se puede hacer tanto daño impunemente.
Y por cierto, es verdad que hay ya una cierta prensa que sí empieza a rebelarse (no sólo a informar críticamente) y ojalá el excelente trabajo de muchos periodistas dé sus frutos, mejor antes que más tarde.
Un abrazo.
José Luis.