La Pantalla Global, Cultura mediática y cine en la era hipermoderna, Gilles Lipovetsky, Jean Serroy, Anagrama, Barcelona 2009
V
Unos cuantos números y datos que ponen de manifiesto una vez más el peso específico que tiene la televisión en la cultura y en la organización social. El gran vector de la transformación de las pantallas, las enormes audiencias que no cesan de crecer, su influencia en todos los formatos y en todos los lenguajes audiovisuales… La penetración en la vida cotidiana de millones y millones de hogares de ese grifo de imágenes ininterrumpido y absorbente.
«Durante la segunda mitad del siglo XX comenzó un nuevo capítulo de la historia de las imágenes, de la pantalla y, en consecuencia, del cine. La televisión es el primer gran vector de esta transformación de fondo.
[…] La televisión se perfecciona entre 1925 y 1930, pero hasta los años cincuenta no se impone. […] Su ascenso es meteórico: el parque francés pasa de 24.000 aparatos en 1953 a 3,5 millones en 1963 y a 14 millones en 1974. Desde 1978 casi todos los hogares tienen un televisor. … con la digitalización y el ADSL, la televisión invade cada vez más todas las pantallas, pequeñas y grandes.
Paralelamente, con la generalización social de la telepantalla hay un aumento del tiempo de audiencia: en 1984, 2h y 20 m. al día, de media; veinte años después, 3 h. y 24 m. … ocupa la mayor parte del tiempo de ocio. …
¹Los franceses ven pues casi 100.000 horas de programas audiovisuales a lo largo de su vida, es decir, que en total pasan unos once años delante de la pequeña pantalla.
² La televisión está integrada hasta tal punto en la vida cotidiana que uno de cada dos franceses, cada vez que vuelve a su casa, enciende el aparato, como mínimo a intervalos y sin necesidad de saber lo que ponen.
(Págs. 217-218)
La sesión de cine tiene una duración limitada; los programas de televisión son un río continuo de imágenes, un «grifo de imágenes». […] que no ha hecho más que crecer […] En 1974 la televisión francesa emitía 7.400 horas de programas, en 1983 eran casi 11.000 y en 1993 eran 35.000. Desde 1995 se han multiplicado por cuatro la cantidad de horas de emisión. En unos decenios, y en razón de una lógica de mercado, hemos pasado de la televisión de curiosidades a la televisión del exceso y de la televisión de la oferta a la televisión de la demanda (Pág. 220)»