Y hablando de nuevo de privacidad, inserto este vídeo de la inestimable Noche Temática de RTVE.

Muchas veces hemos hablado aquí de privacidad y lo seguiremos haciendo. Este documental es un grano de arena más que pone de manifiesto nuestra indolencia ante la evidencia de que nos vigilan.

No estoy de acuerdo en que el concepto de privacidad haya muerto. Ni siquiera en que haya cambiado. Creo que lo que está ocurriendo asombrosamente todavía es que la mayor parte de nosotros vivimos – entre otros muchos simulacros provocados por la vida digital- un simulacro de privacidad porque no llegamos a comprender, a «ver», a aceptar como real lo que está ocurriendo. Internet es algo mágico que no tiene existencia real; la nube no es un edificio físico en el que se almacenan nuestros datos, sino algo etéreo que no tiene ubicación ni dueño; nuestra habitación con nuestro ordenador y nuestro bolsillo con nuestro móvil son espacios físicos privados a los que nadie tiene acceso; incluso nos resulta incomprensible que las cosas que hacen estos aparatos  sean posibles. «Es tecnología«, decimos, «es magia«. Aunque me lo expliquen, no puedo terminar de aceptar que cada clik de mi ratón y cada tecla de mi teclado queden registrados.Creo que sigo actuando en privado.

El documental es en algunos momentos algo confuso, pero muy interesante. Quizá insiste mucho en la utilización gubernamental de nuestros perfiles y datos – y eso que no cita las filtraciones de Snowden porque no habían tenido todavía lugar- y no habla para nada de lo que hacen con ellos las grandes corporaciones que los almacenan y los venden a empresas con intereses de consumo comercial.

Destacaría: 1. Leer los términos y condiciones de uso de todos los sitios que frecuentamos nos llevaría 6 meses, luego nadie los lee. 2. Nos estamos acostumbrando poco a poco, sin darnos cuenta a una nueva situación de renuncia de nuestra privacidad de modo que terminaremos aceptándola como algo normal, igual que la rana a la que se calienta lentamente en la olla; 3. Llegamos por lo menos cuatro años tarde para empezar a preocuparnos.(Sherry Turkle). Y 4. Ese final con la significativa sonrisa de Mark Zuckerberg …