Buceando ―no surfeando como cualquier nativo, sino buceando como sólo lo puede hacer un emigrante de la cultura libresca― encuentro esta interesante entrada futurista en el blog ProyectoA1 administrado por un tal Alonso Álvarez. Se trata de una predicción de tendencias para el año 2020 cuyo guarismo tiene todavía resonancias de futuro, pero que está, como quien dice, mañana. En nuestra infancia el 2000 era ciencia ficción. A partir de esa fecha, el mundo y sus cambios van muy deprisa. Diez años de hace treinta años eran una decena y el futuro era algo inalcanzable. Hoy diez años son una eternidad y el futuro ya es hoy. «La predicción es muy difícil, sobre todo la del futuro», dice Alonso Álvarez que dijo Niels Bohr, sin embargo, el tener el futuro tan cerca casi nos permite vislumbrarlo. La predicción está compuesta por una lista de 80 tendencias designadas por una palabra clave y un breve desarrollo y ordenadas alfabéticamente. Hay, además una serie de mapas conceptuales como el de la imagen que encabeza el post con su clave de lectura.
Si tenéis tiempo, quedaros con el enlace y leedla entera. Yo os traigo aquí un resumen de las más relacionadas con la tecnología y los medios:

Apertura: Con independencia de la polémica sobre el copyright,  se consolida la creación de contenidos de carácter libre y la apertura de datos públicos (open data). La sabiduría de la masa (crowd wisdom), Internet y sus ejemplos asociados a la Red: Wikipedia, SETI, el software open source.

Cloud: cada vez más datos almacenados, analizados y trabajados en la nube para ser compartidos.

Comunicaciones con la Infraestructura y ciudades inteligentes: una consecuencia del M2M (comunicación entre máquinas) y el I0T (Internet de las cosas o cosas conectadas a Internet) es la posibilidad de crear ciudades inteligentes. En ellas los elementos de infraestructura y mobiliario adquirirían inteligencia en forma de sensores, comunicaciones y cierta capacidad de proceso. La comunicación entre los elementos de infraestructura, y entre éstos y los vehículos y los dispositivos personales, permitirían construir nuevos servicios y formas de gestionar el tráfico, situaciones de emergencia, las infraestructuras y las interacciones de personas y objetos.

Cultura global: la difusión de ideas, costumbres y contenidos culturales y la aparición de una verdadera cultura transnacional y ubicua, tanto de élite como de masas, con un grado de homogeneidad similar al de la tecnología o las formas arquitectónicas.

Decrecimiento: una cara más del neoludismo, del anticonsumismo, del anticapitalismo. La idea es invertir el proceso histórico, especialmente acelerado de los últimos siglos de crecimiento económico, demográfico, incluso tecnológico.

Democracia 2.0, directa o bajo redes sociales: los medios de comunicación directos entre personas han puesto en sus manos herramientas que facilitan la difusión de información y el debate a una escala nunca vista. Las redes sociales son aprovechadas por muchos movimientos políticos fomentando formas de relación distintas de las tradicionales, más jerárquicas y dogmáticas. Sean o no responsables los medios sociales de algunos de los recientes movimientos políticos, su impacto en la forma de entender la relación entre gobernantes, gobernados y sus representantes va a ser decisivo en el futuro.

Desintermediación: las tecnologías asociadas a Internet están acabando con el papel del intermediario. En el comercio es cada vez más fácil adquirir productos en toda clase de modalidades al margen de los canales tradicionales, incluso a través de fronteras. Por otra parte, las personas son capaces de realizar con ayuda de medios tecnológicos un número mayor de tareas especializadas que antes requerían depender de terceros. Este proceso se seguirá ampliando y afectando a un número mayor de funciones y servicios. Una hipotética “fabricación personal” sería una consecuencia de este movimiento.

Digirrealidad: la convergencia de la realidad y lo virtual o digital. Está dando lugar a una nueva realidad híbrida en las que los elementos virtuales se mezclan con los físicos y viceversa. Mundos virtuales,  realidad aumentada o redes sociales, son algunas de las múltiples caras de esta tendencia.

Empresa como red: el modelo de empresa en red está en un proceso de difusión y consolidación como alternativa a las grandes corporaciones del pasado. En el extremo está la empresa virtual que ni siquiera cuenta con oficinas.
Exaflood: o la inundación de datos representada por el cómputo en exabytes (1 millón de terabytes, o un mil millones de gigabytes) con el que se cuenta la información que circula actualmente en Internet. El volumen de información generado se multiplica año a año: las personas corrientes se han convertido en generadores de contenidos, y a ellos se ha unido una legión de sensores que se contarán por miles de millones en 2020. El registro continuo de la realidad está dando lugar a grandes volúmenes de datos que estamos captando, almacenando y procesando. Las tendencias indican que en algún momento del futuro inmediato la cantidad de información superará a la capacidad de los medios de almacenamiento (si nada lo remedia).

Fabricación personal: las impresoras tridimensionales son capaces de producir objetos físicos depositando capas de materiales –generalmente plásticos- de la misma forma que una impresora deposita su tinta. El paradigma de la impresión 3D va más allá de la producción casera de objetos: para empezar favorecerá el desarrollo de una fabricación distribuida y personalizada de todo tipo de productos, que hasta ahora requerían transporte. Además, este concepto puede extenderse a otros ámbitos de forma que ya pueden imprimirse tejidos vivos, o puedan generarse por este medio desde edificios a circuitos electrónicos. Todo ello podría revolucionar la economía futura con la aparición de la llamada “fabricación aditiva”.

Déficit de la atención: la ubicuidad en el acceso a medios de información, comunicación y entretenimiento, y la multiplicación de servicios y dispositivos para acceder a ella, va a agudizar el “déficit de atención” actual. Las primeras aproximación para su gestión (lo que incluye filtrado inteligente y automático) están en camino pero es dudoso que sean una solución en 2020.

Gratis: lo que hace pocos años era inconcebible, el freemium o los modelos negocio basados en la gratuidad, es hoy una realidad.

Hipertransparencia: vivimos en la era de la hipertransparencia. Tenemos un conocimiento instantáneo e inimiginable hace unos de años de la actividad de muchas personas gracias a sus fotos, cambios de estado, preferencia, o check-ins. Además del continuo flujo de información personal canalizado a través de las redes sociales, existen todo tipo de iniciativas que empujan esa transparencia en gobiernos y empresas. Desde Open Data a Wikileaks los espacios para el secreto y la información oculta se reducen. Además, en un movimiento muy interesante, se le atribuye una enorme credibilidad a la información ubicua, anónima y sin contrastar, a veces a costa de los medios tradicionales, en claro declive en los países desarrollados.

Humanidad aumentada o H+: la evolución de la medicina ha ido desde reparar a prevenir, y el siguiente paso sería el de mejorar. La mejora de las capacidades humanas por medio de la tecnología y la medicina. Ya no se trataría de curar la ceguera, corregir o prevenir la miopía sino de, por ejemplo, añadir la capacidad de unos prismáticos a la visión humana.
¿Es imaginación o visión?
Identidad: el auge de los servicios de Internet y la progresiva mezcla del mundo real y  los mundos virtuales está dando una gran relevancia a la identidad. Hemos pasado de contar con una única y física a poder disponer de una colección de identidades virtuales, apoyadas en medios electrónicos, fácilmente suplantables (o más que la física). Todo ello plantea numerosos problemas: incertidumbre sobre la identidad real, asociación con la física, gestión de múltiples identidades, su protección, validez y potencial vulneración.

Libro electrónico: el dispositivo de lectura personal, tanto si crece hacia funcionalidades más amplias, propias de ordenadores (o tabletas), como si se queda en un sistema centrado en emular al libro, tendrá un gran desarrollo futuro.

Localización: una cara más de la menguante privacidad de las personas, pero al mismo tiempo una fuente de información y servicios de primer orden, que será un componente cada más importante en el futuro. Aún tiene que demostrar su aplicación comercial en publicidad y juegos, por ejemplo.

Nanotecnología: una de las grandes apuestas investigadoras actuales de cara al futuro. Los primeros productos basados en nanotecnología, y centrados en materiales, ya están disponibles.

Nuevos interfaces: la interacción con la tecnología presenta carencias que están tratando de resolver estas nuevas formas poner en contacto a usuarios y objetos. Los interfaces actuales (desde teclados a ratones, pasando por pantallas o sonidos) cubren de manera parcial y muchas veces insatisfactoria la necesidad de la comunicación entre personas y máquinas. Una nueva generación de interfaces se está apoyando en el uso de modos alternativos de interacción: detección de gestos, BCI (interfaces entre mente y máquina), hápticos o táctiles, o los sensibles al contexto y las emociones.

Personalización: la tecnología está poniendo las bases para que sea posible ofrecer servicios y productos cada vez más personalizados. El salto que podemos vivir en los próximos años es pasar de una abrumadora lista de opciones que debe completar una persona para acceder al producto que busca (piénsese en el catálogo de opciones de un coche o en el formulario de un servicio de noticias personalizado) a un reconocimiento de la persona y su contexto que permita anticipar sus gustos y preferencias. La personalización rompe con la fabricación en masa y la estandarización, y abre las puertas a nuevos modelos empresa, producción y atención al cliente.

Plataformas: El consumidor del futuro parece esperar productos abiertos, plataformas que se puedan modificar, extender o adaptar a nuevas necesidades: robots Roomba modificables, diseños de Lego proporcionados por los usuarios, firmware alternativo para cámaras y equipos de comunicaciones, o reglajes de motor proporcionados por usuario.

Privacidad: el debate sobre la privacidad, sus modalidades, los medios de protección, alcance, cobertura legal, o papel de las instituciones, quedará posiblemente resuelto dentro de 10 años. Eso quiere decir que se convertirá en un tema –aún más- debatido y polémico. Se ha convertido en foco de preocupación creciente y que seguramente siga sin resolver. Internet significa accesibilidad y persistencia de todo tipo de contenidos, opiniones e información. Tendremos tiempo para comprobar si la aparente distinta percepción de la privacidad entre generaciones es realmente así, y si podemos crear los medios para crearla o es inevitable una pérdida apreciable y una explotación de la información más privada de todos nosotros.

Realidad aumentada: modificación en tiempo real de la imagen captada por una cámara para añadir información o dar acceso a funciones.

Robotización: estamos viendo entrar la robótica (o mejor, la autonomía en la operación de sistemas y equipos a partir del reconocimiento e interacción con el entorno) en nuevos campos: el militar (sistemas, principalmente de observación, en su gran mayoría controlados remotamente); el transporte; robots domésticos y hasta juguetes, algunos con capacidad para reaccionar ante emociones de las personas.

TIC: uno de los grandes protagonistas de los grandes cambios son las Tecnologías de Información y Comunicaciones, o TIC, que engloban desde procesadores a Internet, desde sensores a la robótica, los sistemas expertos o los teléfonos móviles. No hay signos de que esa evolución tecnológica acelerada vaya a decaer, aunque su foco ha ido variando en los últimos años pasando del hardware al software, dentro de éste a los servicios de Internet y últimamente hacia la componente social y colaborativa, la movilidad y el cloud como nueva infraestructura. Una amenaza para la continuidad de este desarrollo es el desplazamiento del foco de inversión hacia la energía. En los próximos años comprobaremos si se mantiene vigente la llamada Ley de Moore (que dicta el aumento de capacidad y reducción de precio de los componentes año a año) o si deben surgir nuevas formas de computación alternativas al silicio.

Traducción automática: Sin estar aún cerca de la traducción de conversaciones en tiempo real, los textos procesados empiezan a ser aceptables, el reconocimiento de voz bastante acertado, y la síntesis realista. De seguir así, podríamos ver en los próximos años los primeros signos de terminar con la maldición de la torre de Babel, con las enormes implicaciones que ese hecho podría tener.

Transformación de los medios: vivimos el declive de la prensa escrita (en los países desarrollados) aunque cada día se publican más periódicos (globalmente). Internet está forzando un cambio en formatos, contenidos y medios, y en esa transformación será clave la próxima década.