Mapi me envía un correo con la información más completa y más seria que yo he leído sobre el tan traído y llevado tema de la radiación de los teléfonos móviles y sus posibles efectos nocivos.
La información proviene de la Sociedad Española de Protección Radiológica. En su web hay dos documentos en Pdf uno dedicado a las preguntas más frecuentes en el que se explica el funcionamiento de los móviles, qué radiaciones emiten y cuáles pueden ser sus efectos sobre la salud.
En el otro, se dan una serie de recomendaciones para usar los móviles correctamente y con cierta prudencia.
En cuanto a sus efectos, esto es lo que hay: por un lado, la OMS afirma que «en la actualidad carecemos de pruebas firmes de que las radiofrecuencias emitidas por los teléfonos móviles ejerzan efectos nocivos sobre los usuarios, sin embargo todavía no podemos descartar que la utilización repetida y prolongada del teléfono pueda representar, a largo plazo, un factor de riesgo en el desarrollo de tumores cerebrales u de otro tipo de enfermedades». Por otro, esta declaración reciente e inquietante del Consejo de Europa: «los campos eléctricos y electromagnéticos en ciertas bandas de frecuencia no ionizantes, ya sean extremadamente bajas, como las de las líneas eléctricas, o altas, como las utilizadas por los radares, las telecomunicaciones y la telefonía móvil, parecen tener efectos biológicos no térmicos más o menos dañinos potencialmente […]. Es necesario respetar el principio de precaución y revisar los valores límite vigentes; el hecho de prolongar la espera hasta que se obtengan altos niveles de certeza científica y clínica puede conllevar costes económicos y sanitarios demasiado altos, como ha ocurrido en el pasado con el amianto, la gasolina el plomo y el tabaco.»
En cuanto a las recomendaciones, las más importantes tienen que ver con dos variables: alejar lo más posible el teléfono de la cabeza cuando se usa y evitar las situaciones en las que la radiación del móvil aumenta:
1. Utilizar auriculares o por lo menos, alejar unos cm. el auricular de la oreja mientras hablamos.
2. Evitar acercarlo al oído durante los primeros momentos de conexión: son los de más radiación.
3. Evitar hablar con mala cobertura, la radiación es mayor.
4. No cubrir el teléfono con la mano ya que obligamos al teléfono a aumentar su radiación.
5. Evitar utilizarlo mientras nos desplazamos rápidamente (trenes, coche, avión): el teléfono cuando busca redes sucesivas aumenta sus emisiones radioactivas.
6. Mejor un SMS que una llamada.
7. Siempre que se pueda, mejor el fijo que el móvil.
Hay otros riesgos no tumorales, pero igual o más peligrosos: llamar mientras se conduce es la primera causa de muerte ―esta sí comprobada― por teléfono móvil; el enganche a estar enganchado; el paro cardiaco que produce la factura de los cinco móviles de la unidad familiar.
¡Ojo con ellos!
La verdad es que son medidas muy fáciles de aplicar. Las tendré en cuenta. Gracias. (Espero que si lo guardo en el bolsillo de la camisa, no me salga un cáncer de pulmón, porque en ese caso casi prefiero un tumor cerebral).
Cualquiera de estas medidas son tan fáciles como fácil es cambiar un hábito. Es decir, complicado. Y, si no, al tiempo.
También es fácil aparentemente gastar poco con el móvil. También lo es ver televisión con comedimiento y seleccionando lo que queremos ver. También controlar el tiempo que pasamos navegando por la red. Pero…
Sí, es verdad ese «pero», pero tengo auriculares y los llevaré encima para, al menos, ponérmelos en las llamadas que se presuman prolongadas. Que sí, que me dan mucho miedo las radiaciones ésas.