No, no voy a repetir el post de hace un par de días. Es sólo que al seleccionar esa imagen me interesé, naturalmente, por la película que anunciaba.
Se trata de «Telépolis, la Antena», una película firmada por Esteban Sapir, director argentino que trabajó durante cinco años en este proyecto que estrenó en el año 2007.
Según la web de Radio Francia Internacional , de donde copio la reseña, nos describe un mundo en el que la TV se ha convertido en una dictadura a través del poder hipnótico de la imagen. Un mundo en el que la televisión no cesa de emitir programas para controlar la opinión pública y someter a la población. Televisión omnipresente, que, tras privar a la población de su voz, se dispone a privarla de las palabras para mejor reciclarlas en su siniestra cadena de alimentación. Pero una madre, única voz y cantante de esa televisión y su hijo ciego son los únicos que tienen todavía la posibilidad de combatir la hipnosis. Esteban Sapir construye así una poética alegoría en la que el joven ciego será el mesías que libere a esa población sometida con el apoyo de una familia, único reducto de la resistencia al régimen totalitario. Interesante ¿no?
Sapir elige un tratamiento de la imagen en blanco y negro y el recurso a los rótulos, como si se tratara de una película de cine mudo, para mejor expresar esa pérdida de libertad, esa extinguida voz de una población sometida por la dictadura televisiva. Las referencias cinematográficas son múltiples y están muy bien digeridas. Sus decorados nevados nos hacen pensar en “La quimera del oro” de Charles Chaplin, pero también en “Horizontes perdidos” de Frank Capra. Su mundo futurista es una sabia mezcla de “Metrópolis” de Fritz Lang, con “Los tiempos modernos” de Chaplin. Mientras que la amenaza totalitaria nos recuerda películas como “1984” de Michael Radford, basada en la novela de George Orwell, o “Farenheit 451” de François Truffaut, adaptación de la obra de Ray Bradbury. Esteban Sapir ha visto sin lugar a dudas mucho cine y lo ha digerido muy bien, pues sabe evitar la caricatura y el pastiche al construir esta brillante e insólita película muda del siglo XXI.
Habrá que verla. Mientras tanto, unos trailers:
Vean televisión, no la consuman o serán consumidos por ella.
Habrá que hacerse con una copia de esta película ¡ya!
Lo que se ve en los trailers es sensacional, precioso y de alguna manera muy, muy ambicioso en el buen sentido, en el de afrontar un reto fílmico ciertamente complicado pero tal vez de inesperados frutos. Valor, le llamo a eso.
¿Qué haríamos sin ti ¡Pepe!? Es que nos das noticia de unas cosas tan chulas ……
José Luis
Me alegra que te guste. Ahora a localizar la copia, amigo.