Lo más externo a una tecnología es el soporte y su relación meramente física con el usuario. El nuevo entorno tecnológico continuamente analizado aquí en cuanto a sus implicaciones sociológicas, intelectuales, relacionales, culturales, etc… tiene también una cara puramente fisiológica: nuevos hábitos del cuerpo en su relación con las nuevas tecnologías dan lugar a nuevas patologías o agudizan algunas ya existentes. Este último caso es el de la obesidad relacionada con las altas tasas de consumo de pantallas en detrimento de la actividad física de menores y mayores. 
 
«Los españoles pasamos una media de 7’2 horas diarias ante los dispositivos electrónicos, la cifra más alta de Europa», dice Lola Fernándezen el XLSemanal del 24 de junio. Y «Un 89% de los españoles han sufrido en los últimos 3 años dolencias de espalda o articulaciones relacionadas con el uso de ordenadores, tabletas o portátiles».
 
Se habla de «esqueleto de portátil»: dolor en la espalda o cervicales por posturas inadecuadas.
 
«Síndrome visual del ordenador»: sequedad ocular, visión borrosa o doble.
 
«Codo del móvil»: como el de tenis, con el móvil se entumece la articulación del codo y los dedos.
 
«Oído de Ipod»: pérdida de audición por el escuchar con los cascos a más de 80 db.
 
«Mal del clic»: pulgar gatillado por el teclado de la blackberry, túnel carpiano, nervios de la muñeca… por el ratón.
 
Hace falta dedicar muchas horas para que una LER (Lesión por Esfuerzo Repetido) se produzca.  ¿Se trata en todos los casos de jornadas laborales pegadas a las pantallas o son también una gran cantidad de horas de ocio sistemático? ¿Qué tienen las nuevas tecnologías para hacernos estar con ellas 7’2 horas al día pendientes —dependientes— de ellas? ¿Serán algo adictivas? Yo sólo pregunto.  Y preguntar no es ofender ¿no?