Me llega un correo en el que un supuesto grupo de trabajadores de la CORPORACIÓN RADIOTELEVISIÓN ESPAÑOLA pone sobre el tapete algunos problemas por los que atraviesa el llamado Ente –da mucho miedo ese nombre- y que tras la retirada de la publicidad pueden agudizarse mucho más. Es un correo de cuatro páginas, excesivo para el post, por lo que me permito resumir sus ideas principales. Viene sin firma y, por tanto, hay que tomarlo con cierta distancia, pero lo que plantean es verosímil y manifiesta que debajo de esa atractiva venta de televisión sin publicidad puede haber una marejada que termine por destruir la televisión pública a medio plazo.

Lo primero que afirma ―y es estremecedor― es que acudirían a los medios de comunicación para hacer esta denuncia si experiencias anteriores no hubieran demostrado que «las distintas empresas de medios de este país han establecido pactos de silencio a la hora de informar sobre malestar de trabajadores, movilizaciones o huelgas en medios de comunicación por aquello de qué pasará cuando me toque a mí»

«Desde hace algún tiempo ―dicen― , la mayor parte de los programas de RTVE están en manos de productoras aunque se le venden al público como programas de producción propia de RTVE cuando en realidad no hay trabajadores de la casa implicados en ellos pese a contar con personal y medios suficientes. [….]. Mientras tanto en el parking de unidades móviles de Prado del Rey hay paradas 25 unidades móviles de televisión y su correspondiente personal sin hacer nada pero pagadas con dinero público».

Otro par de acusaciones de calado: «La mayor parte de la subcontratación de servicios y programas se está dando a Mediapro o a empresas de su mismo grupo. No es ningún secreto que la empresa Mediapro, además de formar parte del grupo Imagina, accionista de La Sexta, está vinculada al PSOE habiéndose encargado de la campaña de este partido en las últimas elecciones generales. También se están externalizando programas y servicios que van a parar a la productora que dirige el marido de la ministra Carme Chacón».

Y otra: «Se invirtió dinero público en la compra de varias furgonetas equipadas con equipos de transmisión en directo vía satélite, […] se dieron los cursos correspondientes para su manejo. Pues bien, estas unidades llevan más de un año paradas en los parkings de los centros de TVE y mientras se siguen subcontratando estos servicios a Overón, empresa participada por Mediapro. La grabación del último discurso de Navidad del rey, por ejemplo, se realizó con una unidad móvil de Alta Definición subcontratada a otra empresa mientras que la de TVE se quedaba en el garaje».

Una información útil para el debate: «A pesar de lo que difunden algunos medios, el presupuesto de CRTVE es de los más bajos de una radiotelevisión pública europea: mil setenta y cinco millones de euros frente a los más de cuatro mil millones de la BBC o a los tres mil de la televisión pública francesa, por citar a dos».

En cuanto a la financiación: «La propuesta es que el Estado financie la mitad del presupuesto y la otra mitad provenga de una tasa que se cobrará a las televisiones privadas y a las empresas de telecomunicaciones sobre sus ingresos. El resultado ha sido que no solo algunas de estas empresas se han negado a pagar esta tasa y la han recurrido en los tribunales, sino que además la Unión Europea la considera ilegal. A fecha de hoy sigue sin estar claro de donde saldrá el dinero para cubrir la mitad que no financia el Estado de un presupuesto ya de por sí escaso. Sin embargo sigue habiendo productoras vinculadas a televisiones privadas aumentando su facturación a costa de la televisión pública mientras ésta mantiene a su personal sin trabajo y sus instalaciones y equipamiento parados»

Como usuario, sigo feliz de esa disminución de la presión publicitaria. Como ciudadano, espero que ese mar de fondo del que aquí se nos habla no derive en hundimiento.


Vean televisión, no la consuman o serán consumidos por ella