El coproductor de Seinfeld se atrevió con una serie sobre sí mismo y le salió una crónica única sobre la neurosis y el egoísmo. Imprescindible.

Un día la HBO aceptó la idea de una serie atípica (sólo HBO podía hacerlo) en donde Larry David haría de sí mismo, sin complejos. Con una cámara al hombro, casi como si hiciera video amateur con sus amigos, la obra trataría el día a día de un quijote postmoderno que lucha contra los molinos de la hipocresía cotidiana.

Dicho así resulta revolucionario. Y lo es. La serie es una grieta. Es una trompada a todo lo que se ha hecho en televisión. Por eso mismo no es para todos los públicos.

Larry no soporta, no puede soportar, las pequeñas concesiones culturales de nuestro tiempo como cantar el feliz cumpleaños, por ejemplo. La lucha de Larry David es una pelea cuerpo a cuerpo contra lo establecido sin motivo, contra los estándares, contra los valores impuestos. Pero no los grandes malos entendidos, sino los pequeños cataclismos del mundo.

Son cinco temporadas, de diez capítulos cada una. Curb Your Enthusiasm comenzó en octubre de 2000 y se extendió hasta diciembre de 2005.

Vean buena televisión, no la consuman o serán consumidos por ella.