Lorenzo Silva, el cartero del XLSemanal, destaca e introduce la carta de la semana del 27 de junio al 3 de julio de 2010, dedicada a las REDES sociales. Me apresuro a recoger aquí estos dos testimonios disonantes con el sentir general. Dice primero el cartero:
«Redes. Mientras colea la polémica sobre los recortes de gastos públicos […] nos alerta esta semana un joven lector contra una de las formas que adopta la desidia autoanulatoria de su generación. Se opone al discurso predominante que presenta a las redes sociales como invento benéfico que fomenta la comunicación y la felicidad (al que se apuntan los políticos y no pocos medios, subiéndose al carro con el proverbial entusiasmo de los neoconversos y aumentando así el negocio a sus avispados gestores). Y nos invita a ser conscientes del mecanismo que amenaza con convertir nuestra vida y la relación entre personas en una simple mercancía, cada vez más banalizada, sobre la que otros se aplican a hincar sin piedad su margen y sacar beneficio. Del gran zoco donde a cambio de prestaciones irrisorias, o prescindible, saldamos nuestra intimidad».
Y la carta del lector, Juan Ovejero Moreno de Madrid, que nos dice:
«Redes ¿Sociales? Cada día me da más pena el rumbo que ha decidido ―o consentido― tomar mi generación: esos jóvenes nacidos a mediados de los ochenta, los últimos que se divirtieron a lo grande jugando al futbolín, construyendo casetas en las obras o recorriendo los caminos, armados con espadas de caña y tirachinas. Hoy tenemos 25 años. Unos estudian, otros trabajan La mayoría está en el paro. Disponen de una gran cantidad de tiempo libre que malgastan en no hacer nada útil. Ni para los demás ni para ellos mismos. No pretendo hablar de labores caritativas o de buena vecindad, Dios me libre. Hablo de leer un libro, organizar una excursión, visitar una exposición. Observo cómo todos estos buenos placeres se ven eclipsados por nuevos placeres ―o placebos―, esclavos de la mayor vagancia mental y espiritual. Y en el epicentro de todo, esa nueva moda de las redes ¿sociales? Una forma de vida tan superficial e inútil como artificial. Todo se soluciona a través de conversaciones a modo de chat, triviales y vacías. Cualquier gran instante que tenga la desdicha de ser fotografiado adquiere mayor importancia como imagen que como sensación o recuerdo, un fugaz protagonismo que lo convierte, en cuestión de unos pocos comentarios ― “lol”, “XD”, “jajaja”― en un juguete roto. ¿Habremos convertido nuestras vivencias en artículos de usar y tirar y nuestras propias vidas en un objeto de consumo?».
Han dicho.
Utilicen las redes sociales, no las consuman o serán consumidos por ellas.
Excelentes los dos! De mayor «calado» el segundo, por ser su autor un joven paciente que habla lúcida y no sé si con desespero también, de las redes sociales y la superficialidad de la cibercomunicación que se maneja en su generación.
Ojalá, a este joven le lean otros jóvenes y sean cada vez más los jóvenes que escriben desde las tripas con la razón para que, muchísimos otros jóvenes vayan teniendo noticia clara de en qué consiste esa «nada» con la que ellos se vacían y otros se forran.
Habría que apoyar decidida y eficazmente la difusión de estos testimonios para que vayan cristalizando en criterios bien cristalizados sobre para qué sirven las redes y cómo usarlas con buen provecho, si no queda más remedio que usarlas.
En ese sentido, este post es una contribución acertada y que queda en manos de los lectores amplificarla con su colaboración.
José Luis
¡Jesús! Quiten por favor «bien cristalizados».
Gracias.
Otra igual! Estoy perdiendo facultades visuales.
No quise escribir; «y que queda en manos» sino «y queda en manos»
No soy perfeccionista (creo) pero me dan mucha rabia estos errores tontos que quedan horrorosamente mal al leerlos.
José Luis