El humor es inevitablemente reduccionista y por eso siempre algo demagógico. Pero también y sobre todo es tremendamente expresivo y encierra mucha verdad. ¿O no?
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No estoy de acuerdo con el texto de este post, Pepe. En mi opinión, la magia del humor es que sabe reducir la compleja variedad de los objetos que considera a sólo lo esencial de los mimos. Por eso «encierra mucha verdad». Esto es, la antítesis de lo demagógico.
A mí me gusta este tipo de humor gráfico… porque es capaz de ir a la esencia del problema. ¿Esto es demagogia? Tal vez los sea, más bien, ocultar o falsear la realidad…
Un saludo.
Creo entender que lo que dice Pepe es que el humor y la demagogia tienen en común el reduccionismo y que la raya entre ambos es delgada. En el chiste de Quino, por ejemplo, la realidad compleja de la existencia de las organizaciones internacionales queda reducida a un sólo aspecto : su lejanía de la realidad. Esa verdad, sin embargo, es sólo una parte de la realidad que no nos explica toda la verdad. Es cierto, como dice José Luis, que hay una verdad esencial y esa es su eficacia, siempre que recordemos o sepamos que hay otras verdades igualmente esenciasles para criticar o alabar la tarea de esas organizaciones
La raya entre ambos, Verbum, no me parece delgada: El humor, el humorista, rescata lo más esencial (no el «esencial» ontológico, sino el fenomenológico) de las cosas; lo «más esencial» es necesariamente verdadero; realiza, pues, una lúcida y particular síntesis, que el público reconoce como verdadera. El humor es, por tanto, un servicio a la comunidad. Por el contrario, la demagogia, el demagogo, no busca (en ningún caso) lo esencial de las cosas, sino aquéllos aspectos, reales o no, de las mismas que convienen a sus estrategias; en consecuencia, lo demagógico, en este sentido, es la antítesis de la síntesis esencial de las cosas. No tiene valor social. Es decir, algo bien separado del humor.
Quino critica la utilidad de esos organismos internacionales de «protección» social, contraponiendo lo esencial del fenómeno: la distancia experiencial de ambas realidaes.
Para ello muestra a unos organismos siempre SONRIENTES, ajenos a padecer las calamidades de las que se ocupan, y a una familia Rosales ….. que no tiene motivo para la sonrisa. Quino pone el dardo (lo esencial) en el distinto estado de ánimo que ambas realidades procuran a sus protagonistas.
Por si fuera poco, como es un genio, a los miembros del organismo que se ocupa del desempleo (OIT) les cuelga carteras de trabajar en sus manos.
No parece que la complejidad funcional de estos organismos le haya interesado a Quino. Y no mostrarla no le hace próximo a lo demagógico.