
Más adelante nos introduce en los cambios cotidianos que están produciendo las redes y lo hace con la frialdad del zoológo observando los cambios que se originan en el hormiguero con la introducción de un cuerpo extraño: «Los sociólogos —dice— hablan ya de la “desaparición del cuerpo”, en el sentido de que la huida de la realidad se concretará todavía más en una mayor ausencia de la vida presencial y un contacto casi exclusivo recurriendo a las redes sociales. […] se habrá aumentado la transparencia. Seremos más transparentes a los demás, pero, al mismo tiempo, el mundo será también más opaco e incomprensible para el individuo. Desapareció para siempre la privacidad a la que estábamos acostumbrados y poco a poco, tendremos que ir habituándonos a formar parte de muchas más comunidades ajenas y desconocidas».
Es bastante impresionante lo que dice y muy expresivo. En cualquier caso, un futurible que puede producir algo de inquietud: porque la “desaparición del cuerpo” va acompañada de una cierta desaparición del yo; porque la transparencia a la que se refiere es la que convierte a la casa y a la familia en objetos de cristal, hacia fuera, pero, sobre todo, y lo que es peor, también hacia dentro; y porque la opacidad paralela que se produce en la comprensión del mundo no es como para tirar cohetes. No sé cómo se quedaría la lectora, pero a Punset —optimista con lo supuestamente irremediable—no le preocupa en absoluto. Está entusiasmado. En el mismo número del XLSemanal se le hace una entrevista en la que entre otras cosas dice:
«… las relaciones que se están produciendo entre gente de los dos hemisferios inmersos en los mundos digitales. ¡Eso está generando un excedente cognitivo exorbitante! […] Quien intercambia conocimientos, chismorreos, genes, información… con otras personas va a salir ganando por fuerza…».. La verdad es que yo sigo viendo a los dos hemisferios todavía separados por un abismo que Internet, con su limitada extensión al primer mundo, no ha conseguido todavía romper. Eso sí que es brecha digital y no la que separa a padres e hijos en occidente. Y en cuanto al excedente cognitivo por ahora lo que se está produciendo es una licuefacción del conocimiento general y un crecimiento exponencial del llamado pensamiento débil… porque no es lo mismo intercambiar genes, conocimientos e información que chismorreos y creo que es esto último lo que, por ahora domina en las redes sociales.
Pero es que, cuando la periodista le objeta que eso será así si lo que se intercambia es información, pero que si lo que se maneja es desinformación la cosa no está tan clara y que, además está la pérdida de intimidad, Punset la corta y exclama: «¿Perdida de inti…qué? [ríe]. ¡Eso no es relevante! Es cierto que estamos ante una realidad nueva y que se están generando entramados emocionales desconocidos hasta ahora. La intimidad ya no es lo que era. Pero lo fundamental es que las interacciones sociales han provocado un nivel de creatividad como no había ocurrido en miles de años». Es bonito ¿no? Cierto que la creatividad es uno de los aspectos claves del intercambio en red y de las nuevas tecnologías, pero… ¿sacrificarlo todo a ella? ¿Nada más importa? Y además, como siempre, la realidad opone su tenaz testimonio: ¿alguien ve a su alrededor esa explosión de creatividad? En el mundo educativo en el que yo me muevo no veo que mis pequeños nativos digitales den muestras de esa creatividad de la que habla Punset. Por el contrario, los noto algo adocenados en la pérdida de tiempo, el déficit de atención y la falta de voluntad, pero debe ser que yo estoy ciego.
Quizá lo que nos pasa a algunos que, como yo, no somos tan optimistas, es que como suele aconsejar Punset, no hemos desaprendido lo suficiente. Pero estamos en ello.
Da la impresión de que quienes quieren darnos moderna pautas de comportamiento buscan simplemente la novedad, mas que la verdad. Profundizar en lo que dicen los filósofos clásicos es muy difícil.
«Según Reporteros, los países más represivos de la Red que merecen ser considerados “Enemigos de Internet” son en este año 2011: Arabia Saudita, Birmania, China, Corea del Norte, Cuba, Irán, Uzbekistán, Siria, Turkmenistán y Vietnam. Ellos combinan con frecuencia: el filtraje severo, los problemas de acceso, la persecución de ciberdisidentes y la propaganda en línea.»
Valga como muestra de lo intrincadas que están la comunicación y la libertad.
Ni entusiasmo ni recelo a lo desconocido, ya que los aspectos positivos de toda comunicación resultan, en el caso de Internet, revolucionarios.
Quizá, sobre el comentado, te rechina el tipo de observación dogmática formulada desde un análisis urgente y apoyada siempre en «mi amigo tal de la prestigiosa Universidad cual dice:…»
Punset utiliza una mezcla de extravagancia y rigor, para estimularnos a confiar en los cambios. Pero no serán los cambios en sí los que consigan mejoras en la responsabilidad que tenemos con un mundo brutalmente desigual; del mismo modo que los mercados, creadores inigualables de riqueza, mantienen y empeoran en la actualidad la pobreza en millones de personas.
Así, por mucho que las herramientas sean maravillosas, el vivir enajenados y al servicio de intereses equivocados, conduce a reproducir el privilegio, la ofensa, la indignación, la corrupción o la marginación; ahora sí, con medios muy sofisticados.
¿Pero bueno, Pepe? No te me caigas a estas alturas ¡ánimo! vuelve a aprender lo desaprendido y haz propósito de no desaprender nada en el futuro.
Con perdón: es que, además de decir chorradas, escribe fatal. Y eso sí que no. Lo leo y me parece estar oyendo el soliloquio de un beodo apoyado en la barra repasando sus pensamientos en voz audible y en un momento determinado dirigirse a la parroquia en formato profesoral para vomitar su indigestión de sensiblería y confusión.
¿Rigor, Punset? Soy todo oídos.
Buenas aportaciones de Amanda y Susana: me han gustado.
José Luis
Más que nada lo que ocurre, amigos, lo resumen bien Ortega: «La ciencia es exacta, pero incompleta y penúltima» por eso cuando es dogmática y excluyente rechina. Para entender lo que nos rodea, necesitamos algo más que ciencia: la filosofía completaría y la religión va en busca de lo último.
Punset y otros cientifistas, deifican la ciencia y la extralimitan.
En cuanto al peso de lo tecnológico, me quedo con el último párrafo de Susana: «por mucho que las herramientas sean maravillosas, el vivir enajenados y al servicio de intereses equivocados, conduce a reproducir el privilegio, la ofensa, la indignación, la corrupción o la marginación; ahora sí, con medios muy sofisticados».
Saludos y Feliz 2013 a todos.
Hermoso dictado el de Ortega.
Es verdad, Pepe, a nuestra sociedad le falta, en primera instancia, saber filosófico (me refiero a Aristóteles y Tomás de Aquino, por supuesto).
Una reflexión: la ciencia sólo puede ser ciencia: no admite subgéneros; los cientifistas, los que profesan en el territorio de las «pseudociencias», los que hablan con científicos… no son científicos, ni su discurso es ciencia.
Y lo que hace a la divulgación científica, es una tarea preciosa y necesaria pero hay que practicarla con el rigor adecuado y exigible.
José Luis