Quésabesde.com, dedica un interesante apartado a analizar los cambios que se están produciendo en el mundo del fotoperiodismo a raíz de la irrupción del ciudadano amateur en la fotografía a través de la enorme facilidad en la generación de imágenes propiciada por la fotografía digital y la formidable accesibilidad a su publicación favorecida por las redes sociales, Internet, y la telefonía móvil. «Ya no se puede hablar de un futuro en peligro: es el presente de la fotografía periodística el que está en entredicho».
Lo interesante de la noticia está en que son los propios profesionales ―fotógrafos-periodistas― los que opinan:

Pedro Armestre de la agencia France-Presse, es pesimista respecto al fotoperiodismo tal y como lo hemos conocido hasta ahora: «Está en vías de extinción. […]. Hay grandes fotos hechas con un móvil, pero no se puede tener al periodismo ciudadano como base de la profesión. El fotoperiodista, con el simple hecho de hacer su trabajo, confirma que lo que fotografía es real, pero el fotoperiodista ciudadano te la puede colar si le da la gana».

Bernardo Díaz de El Mundo,  en cambio, ve la botella medio llena: «El fotoperiodismo está ahora mejor que antes precisamente porque interviene el ciudadano. Noticias a las que no llegan los medios sí llega el ciudadano. El fotoperiodismo ciudadano es un añadido. Eso no resta a los profesionales, sino todo lo contrario».

Para Alberto Roldán de La Razón, prima, sobre todo, la noticia. El que esté en el lugar donde algo ocurre, sea profesional, redactor o ciudadano y pueda atestiguarlo con la cámara es el que tiene que hacer la foto. «Tal vez su foto sea algo peor que si la hiciera un profesional, pero sin duda va a ser mejor que la de un profesional que llega una hora tarde». El error es usar a los redactores o a los ciudadanos con cámara de simplemente para ahorrar dinero.

De muy parecida opinión es Guillermo Sanz de Público: la foto la tiene que hacer quien pase por allí. «El fotoperiodismo ciudadano no nos afecta. La competencia no es esa, porque fotoperiodista no es sólo quien lleva una cámara».

Roberto Mariscal de IPApress, aboga por la regulación: «No reniego de los blogueros ni de los periodistas ciudadanos, pero su actuación también debería regularse».

Enrique Tapia, Bravo Press,  ve el futuro muy negro «Hoy todo el mundo hace fotos[…] Vivimos en la época del todo vale, donde no hay calidad y las empresas se benefician de las redes sociales en detrimento de los profesionales

Yo, admitiendo la ventaja de la inmediatez de la presencia del ciudadano en los hechos, me quedo con la opinión de Caro Marín de  Gtres  para el que «el presente es desinformación.[…]. La herramienta está (móviles, redes sociales…) pero no las capacidades. O la información se filtra con profesionales que ofrezcan noticias concisas y veraces o esto se va al garete. Hoy día muchas ruedas de prensa incluso se hacen por Twitter, y tú te lo tienes que creer. Si Kaká te dice que está peor de su lesión en un ‘tweet’ te lo tienes que creer porque no puedes hacer ninguna pregunta para desmentirlo».

Por un lado, la existencia del profesional  es más necesaria que nunca como imprescindible herramienta de selección, de filtro, de responsabilidad, de confianza en suma, en un mundo en el que la sobreabundancia de información es más grande también que nunca y en el que los hechos no sólo existen, sino que se fabrican. Por otro,  creo que la fotografía no sólo es estar allí en el momento oportuno -no sólo hacer noticia-  sino tener la capacidad de seleccionar con el encuadre, la luz, el instinto… esa parte de la realidad realmente expresiva de lo que sucede.