Muchas veces los medios publican noticias que no lo son porque, al conocerlo de antemano, su contenido informativo es cero.
 

También ocurre esto mismo en la sociología mediática y demoscópica. Entre los muchos estudios que se hacen sobre la red, abundan los que podríamos llamar estudios redundantes porque lo que sus autores quieren saber es ya conocido por todos; es decir, estudian lo que todo el mundo sabe y no hace falta que sea estudiado lo cual, como la redundancia, es una repetición inútil.

 

Un ejemplo de redundancia demoscópica y mediática es el titular que hoy traigo:

 

Los niños consultan pornografía en Internet desde los 11 años

 

Es el resultado de una encuesta que la firma de antivirus BitDefender ha realizado a 1.570 padres de familia en 5 países desarrollados y con alta penetración de Internet: España, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania. 

Entre los datos está el siguiente: el 95% de los padres ha pillado alguna vez a sus hijos consultando contenidos para adultos mientras afirmaban que estaban haciendo los deberes.

 

Todo el mundo sabe -salvo los que lo olvidan intencionadamente para favorecer esa condición brillante y edulcorada de las nuevas tecnologías- que la palabra sexo está siempre en los primeros puestos de las búsquedas de Google y que en eso no se diferencian demasiado los nativos y los emigrantes digitales. Si acaso en el número e intensidad de las hormonas (nada digitales, por cierto). 
Sin embargo, a veces, alguien gasta dinero y tiempo en «corroborar» ese dato con estadísticas.

Entonces, ¿Por qué se realizan? Porque, como casi todos los estudios estadísticos benefician a quien los promueve. Y mucho más cuando el que los promueve es el mismo que los hace, en este caso una compañía de antivirus que pretende vender protección, barreras y  filtros a los padres.

 

¿Que los niños -esos privilegiados nativos- acceden a contenidos pornográficos mientras sus papás creen que están estudiando? Pues vale. Notición, ¿no?