¿Tenemos cuerpo o somos cuerpo? Desde una antropología que defienda que sólo tenemos cuerpo puedo vender mi cuerpo, sin que mi yo se resienta.  Sin embargo, desde una antropología que defina que somos cuerpo, el cuerpo es inseparable del yo y no son dos realidades distintas, sino una sola. No puedo, desde ahí, vender mi cuerpo, objetivarlo. La tortura que se infringe a mi cuerpo lo daña y socava a la vez la dignidad de mi yo. Si entrego mi cuerpo, me entrego a mí mismo como un todo. El cuerpo es nuestra visibilidad. Es nuestra primera imagen. Y, por tanto, es lo que se convertirá en imágenes. ¿Hasta qué punto le ocurre lo mismo a la imagen que al cuerpo que refleja? Es decir,  ¿somos imagen? ¿Puedo vender mi imagen y mantenerme íntegro?

Posiblemente la imagen del cuerpo no es lo mismo que el cuerpo. Quizá nuestra imagen pueda ser arracada de nosotros porque es sólo una parte de nosotros, pero no es nosotros  o incluso ni siquiera esté en nosotros. Y, sin embargo,… ¿Por qué se pone en marcha el mecanismo protector del pudor cuando miramos la imagen del desnudo en una escena de carácter sexual explícito si sabemos que lo que vemos no es real? ¿Por qué algunos actores se niegan sistemáticamente a rodar escenas de desnudo integral? ¿Nos afecta el desnudo del personaje-imagen o el desnudo de la persona-actor? ¿Por qué nos inquieta ver la representación de la violencia aunque sea una violencia de ficción? ¿Qué o a quién protege la ley de protección de datos cuando exige que el interesado dé permiso para que su imagen sea usada de un modo u otro? ¿Qué es el ciberbullyng sino el acoso a través de imágenes?: ¿acaso si utilizan mi imagen me están utilizando a mí?
En cualquier caso, miramos desde el cuerpo. El cuerpo nos muestra y a la vez nos tapa. Es expresión de lo que somos y a la vez es su protección frente al asalto de la mirada de los demás. Y hoy, más que nunca por le hegemonía de la imagen, el cuerpo está necesitado de protección. No porque sea una especie en estado de extinción, sino porque está siendo sitiado por la mirada global. Cuidamos el cuerpo, mostramos el cuerpo, exhibimos el cuerpo, miramos el cuerpo. El cuerpo como mercancía, como reclamo, como referencia, como explicación.
Hoy el cuerpo tiene una omnipresencia visual de una extraordinaria relevancia. El cuerpo es lo más obvio en una cultura de obviedades en la que no hay tiempo, lugar, ni imágenes para los matices. El cuerpo es nuestra superficie en una cultura fundamentalmente superficial e impenetrable.
Nos preguntábamos al inicio si somos o tenemos cuerpo. Hoy habría que contestar que sólo somos cuerpo. Porque hoy el cuerpo es tan visible que acaba ocultando todo lo demás.