Dos retratos del fotógrafo Ricky Dávila 
Hoy traigo al blog un par de afirmaciones que mi fotógrafo de cada día hace decir a Ricky Dávila, al que califica de poeta visual.
No sólo visual, como se ve. También simplemente poeta.

Si la poesía es, entre otras cosas, intentar ahondar en lo invisible de lo visual, estas palabras de Dávila están llenas de resonancia poética.

La primera:

«Las caras tienen que ver con una dirección hacia fuera de la cámara, mientras que los paisajes me devuelven hacia un viaje interior».

Efectivamente, el fotógrafo mira hacia fuera para retratar a los ojos de otro y curiosamente, en la fotografía, esos ojos que te devuelven la mirada son una barrera para penetrarlos.  Es la cámara la que mira, pero la imagen no devuelve la mirada (Los ojos que ves no son / ojos porque tú los veas/ son ojos porque te ven).

En cambio, el paisaje está muerto y no puede mirarnos. Sólo lo miramos nosotros y la mirada que nos devuelve es la nuestra. Cuando miramos un paisaje –un objeto al final- nos vemos a nosotros. Nuestra mirada lo tiñe de nuestro interior. La belleza, la melancolía, la fuerza, el dramatismo, la paz… en un paisaje son los de nuestro espíritu.

Volviendo al retrato, Dávila dice esta frase asombrosa por lo simple y por lo totalizadora:

«El retrato es un misterio porque cuenta todo y nada de una persona»

Y es que una foto de una persona ya no es una persona,…  la cámara la ha convertido en un paisaje.