Siempre “pegado a la actualidad”, rescato algunos papeles del informe PISA 2009 en el que los nativos digitales españoles quedaron en el puesto 14 de 19 en comprensión lectora en formato digital. El ejercicio exigía del lector una navegación efectiva, es decir, el saber elaborar rutas a través de páginas con información relevante, descartar las irrelevantes, comparar información de distintas páginas y controlar el tiempo disponible. Total nada.
Navegar es una tarea compleja que a fin de cuentas se basa en última instancia en la comprensión lectora que es independiente del soporte en el que se lea: leer es leer sea en pantalla o en papel. Para distinguir si una información es relevante o no hay que leerla, comprenderla, compararla con otras… y si no se lee bien en papel, la pantalla no hace sino empeorar las cosas con las distracciones propias de la red.

Ese nativo digital que maneja los dedos con velocidad endiablada en la Blackberry, que es capaz de lograr records de vueltas en el Gran Prix del  ordenador o jugar el balón como Messi en el Fifa 2011 de la Play, es en cambio incapaz de solicitar trabajo en un bar a través de Internet, pues esa fue una de las pruebas.

No hay que dar demasiada importancia, como hace el sensacionalismo de los titulares de prensa y televisión, a las conclusiones de informes como PISA, son demasiado generales, pero sí que, al menos en este caso, puede equilibrar el tono de otros titulares igualmente sensacionalistas que nos hablan de esta generación digital como de pequeños sabios tecnológicos sólo por el hecho de saber apretar botones, dominar el videojuego o escribir chorradas sublimes y publicar miles de fotos con la boca abierta y la lengua fuera en las redes sociales. Ni son tan tontos como podría indicar el informe, ni tan listos como a muchos les gustaría que fueran por la sola práctica tecnológica.

Lo hemos dicho muchas veces: a no ser que se tenga una cabeza bien amueblada para pensar, leer, reflexionar, opinar… cuanto más listo es el ordenador, más tonto será el usuario.

Por eso, del informe y de la falsa imagen del nativo digital se sacan dos conclusiones educativas: la escuela debe profundizar en la formación de buenas cabezas inteligentes, capaces de leer, discriminar y elegir y, también, que urge enseñar a los chavales a manejarse en la red para no perder el rumbo en la navegación.