La cultura-mundo es economía, se alimenta de la infelicidad individual que nutre el crecimiento económico. La cultura se elige en las tiendas, se compra como una hamburguesa, se consume como un DVD, se cambia con la misma rapidez.
En la cultura-mundo el arte sobrevive como pasatiempo, como industria de la diversión, el número reemplaza el saber tantos clics, tanto vales, la cantidad garantiza lo bello, lo bueno y lo verdadero, la masa nunca se equivoca, el arte vale lo que indica su precio.

La cultura-mundo es individualista, se pliega sobre el individuo que ya no forma una comunidad, sino un conjunto uniforme de individuos atomizados.

P.S.: os recordamos que disponéis del extracto literal de la obra El Occidente Globalizado, aquí.