Hace sólo veinte años que se inventó Internet. Fue el 13 de marzo de 2009. Guardé entonces un texto de Arcadi Espada que me parece una buena reflexión sobre ese aniversario, sobre sus hitos más importantes (no hay que perderse ninguno de los links que están elegidos con primor), su impacto sobre nuestras vidas. Podía ―quizá debería― escribir el link y ya está, pero soy irremediablemente de la imprenta y este Blog en parte es colección alfabética y me gusta incorporar en letra y hueso las bellezas que encuentro. Además siempre me tomo la licencia de adaptar lo escrito a mis intereses mediante subrayados y algunas omisiones.
Internet se inventó hace 20 años, en el 89 ―aunque hasta hace cuatro días, nadie sabía qué era una página web; quiero decir que sólo hace diez años, todavía casi todo eran expectativas y rumores―. El cumpleaños fue, pues, hace algunos meses, pero, ya saben, yo siempre voy a toro pasado. Primero pasan las cosas y luego las pienso como a cámara lenta. El texto no tiene desperdicio, precisamente, para empezar a pensar:
«Internet no tiene un aniversario. Nadie supo que iba a suceder y no sucedió igual y al mismo tiempo para todos. Pero pongamos que hace ahora veinte años Tim Berners-Lee creó el primer servidor y dispuso la primera arquitectura de enlaces en la sede del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear) de Ginebra. […] Si así lo admites es un buen día para la canción de aniversario. Excusarás el tono personal. ¡Va a parecer una carta! Pero el punto de vista microscópico es el único que sirve para encarar las grandes magnitudes.
La primera pregunta recurrente es qué hacíamos tú y yo antes de internet. En realidad es una pregunta que oculta otra más peligrosa: ¿qué éramos antes de internet? En mi caso la pregunta hay que retrotraerla a doce años antes. Y me genera una incertidumbre particular porque el acceso a la red coincidió con algunos cambios en lo que da en llamarse la vida privada. De tal modo que algunos hábitos que suelen vincularse a la red quizá tengan que ver con otros. Por ejemplo, por esos años yo dejé de ver la televisión. ¡Para ver televisión hay que parar en casa! En realidad nunca le había prestado una gran atención; pero entonces dejé de verla tajantemente. Internet ha destruido la televisión convencional y ése es uno de sus grandiosos efectos. La aceptación pantufla de la programación de la vida se ha acabado para siempre. El zapping ya anticipó el cambio interactivo que madurará cuando la televisión y el ordenador sean el mismo aparato. Una televisión desconectada es algo muy parecido a una cómoda».
Mañana más.
Utilicen la Red, no la consuman o serán consumidos por ella.