Terminamos.

En cuanto a los nativos y emigrantes, la multitarea y las supuestas habilidades de los jóvenes nacidos en un entorno digital, creo que ya hemos dicho en el blog todo lo que se puede decir. L’Ecuyer lo confirma: nuestros hijos no son más inteligentes que nosotros por teclear más deprisa en un smartphone, sino que, simplemente, han perdido más tiempo haciéndolo. La supuesta facultad de hacer varias tareas a la vez no es sino un síntoma más de la falta de concentración generada por las pantallas y lo que provoca es que no se haga bien ninguna. Todavía no se ha conseguido encontrar una sola evidencia de que los que hacen multitarea tecnológica hagan mejor las cosas que aquellos que no la practican.

Sobre el efecto motivador de las tablets y ordenadores  existen numerosos estudios que prueban el efecto estimulador de las pantallas en las aulas, pero no hay ni uno que señale una mejora en los resultados académicos. Las pantallas motivan para la diversión, pero no para el aprendizaje. Son, efectivamente, atractivas e incluso hipnóticas. Premian cada clic con un estímulo nuevo, atraen la mirada y la atención de los chavales. En ese sentido, la pantalla es motivadora mediante una motivación externa que premia con estímulos la concentración. Sin embargo, ahoga en distracciones la motivación interna, el deseo de aprender, la curiosidad, el sentido de la responsabilidad, la satisfacción de un esfuerzo que conduce a un trabajo bien hecho. Incluso en el juego, en el físico, el niño se pone en marcha solo, desde dentro; en las aplicaciones digitales supuestamente educativas, en cambio, el niño se divierte dirigido por un programa y siempre en busca de una recompensa.

«Cuando un niño está saturado por los estímulos del entorno, se adormece su deseo de conocer y deja de desear. Pasa de ser un pequeño emprendedor a un gran consumidor», dice la autora. La pantalla y su facilidad, nos va haciendo insensibles a la motivación trascendente, por la que el niño no actúa sólo para sí mismo, sino pensando en el para qué y en el porqué de lo que hace, pensando, en definitiva en el sentido de su aprendizaje yendo más allá de sí mismo en busca de la verdad, la bondad y la belleza que es donde está la verdadera educación.

¿Y sobre el tren tecnológico que no hay que perder?… Otro mito: la tecnología es un juego de niños: plug and play, enchufar y jugar, que se fabrica para vender, para que puedan usarla los analfabetos, los niños, los listos y los tontos… todos y puedan aprender su uso en cualquier momento.  Lejos de facilitar el aprendizaje, lo obstaculiza y lo retrasa. Los que la fabrican lo saben: por eso llevan a sus hijos a colegios de élite en los que la tiza, el papel, el huerto y la ausencia de pantallas son su principal baza Repetimos: no hay una sola evidencia científica sobre los beneficios de la tecnología en las aulas, excepto el efecto novedad y el estímulo descrito más arriba.

La autora cita a este respecto al mismo Steve Jobs que en 1996 decía: «Había llegado a pensar que la tecnología podría ayudar en la educación. Probablemente haya encabezado esa creencia, soy uno de los que más equipamientos tecnológicos ha regalado a colegios en todo el planeta. Pero llegué a la conclusión inevitable de que el problema no es algo que la tecnología pueda solucionar. Lo que no funciona en educación no se arregla con tecnología. La cantidad de tecnología no tendrá el más mínimo impacto. […] Podemos convertirnos en seres humanos asombrosos sin tecnología […] y en seres humanos poco interesantes con tecnología». Y en otro lugar advirtió que no es delante de una pantalla sino detrás de ella donde se construye la cabeza que luego sabrá usarla. Por eso es irresponsable montar esta especie de experimento a gran escala en la educación a costa precisamente de sus protagonistas: los niños.

Termino este resumen con tres citas que me parecen sintetizan el mensaje final: la primera es del innovador Ferrán Adriá: «A veces innovar es dejar las cosas como están». Otra es de la diseñadora Eva Zeisel y creo que para el tema que nos ocupa tiene mucha enjundia: «la novedad es un concepto comercial, no un concepto estético» (ni desde luego un «concepto educativo», añadiríamos nosotros). La última es de la propia autora y subrayada: «la educación no es verdadera por ser revolucionaria, sino revolucionaria por ser verdadera». Pues eso. Hagamos esa revolución y no otras.

Referencias

Educar en la realidad

Educar en la realidad, reseña en nuestro blog

P.S.: termino la serie justo cuando la OCDE publica un informe,  Students, Computers and Learning, relacionando los resultados en todos los países de la OCDE con el uso de ordenadores en casa y en el colegio. L’Ecuyer resume en su blog las conclusiones de la siguiente manera:

SeñalandoLos países que han invertido mucho en nuevas tecnologías en la educación no muestran mejoras apreciables en lectura, matemáticas o ciencias. En cambio, los que no han hecho esa inversión, han mejorado rápidamente sus resultados en todos los parámetros. (p.151)

SeñalandoEn general: Un uso limitado del ordenador en el colegio puede ser mejor que no usarlo nunca. Sin embargo, un uso del ordenador en el colegio por encima de la media de la OCED da resultados significativamente peores. (p.148)

SeñalandoLos alumnos que no usan el ordenador en sus lecciones de matemáticas daban mejores resultados en las pruebas en matemáticas (tanto en formato digital como en papel). (p.154)

SeñalandoEn los países en los que era más corriente el uso de Internet en el colegio para los deberes, el rendimiento en lectura bajó.

SeñalandoLas competencias esenciales para la navegación online pueden ser aprendidas con herramientas pedagógicas convencionales, analógicas.

SeñalandoEn general, la tecnología no ayuda a cerrar la brecha que existe entre los alumnos favorecidos y desfavorecidos.

SeñalandoLa mejor forma de preparar al alumno para el mundo digital no consiste en facilitarle el acceso a servicios y dispositivos de alta tecnología, sino potenciando la lectura y las matemáticas.

Es decir, educando sus cabezas.

Referencias

Post de Apego y Asombro sobre este tema

El ordenador e n la escuela no hace milagros. Reseña de Aceprensa sobre este estudio.