«Los jóvenes dedican una hora y media al día a estudiar, mientras que pasan una media diaria de cuatro horas delante de una pantalla»
Tropecentésimo estudio ―esta vez encargado por la Fundación Antena 3―sobre hábitos de consumo juvenil de pantallas cuyos resultados son, a mi juicio, un escándalo por su repercusión social a medio y largo plazo, pero que no pasa de ser una pequeña noticia en algún diario nacional.
Estudian una hora y media y pantallean (consola, televisión o internet) cuatro. Delante de las pantallas, los de primaria están casi 3,5 horas (1,5 ante la TV, una hora juegan a consola u ordenador y casi otra hora conectados a internet), mientras que los de secundaria emplean cerca de 4,5 horas (1 hora y 49 minutos viendo la tele; 48 minutos a la consola o el ordenador y 1 hora y 44 minutos en internet). Los tiempos aumentan a mayor edad y se reducen en las más tempranas y la tele, esa pantalla de la que apenas se habla ya supuestamente desplazada por el ordenador… sigue siendo la reina de la casa. ¿Y el móvil? ¿Han contado con el móvil? A lo peor, si cuentan con él las horas de pantalla sobrepasan las cinco.
Uno de cada dos estudiantes de secundaria con suspensos tiene problemas para concentrarse cuando trata de estudiar. (Por eso suspenden, digo yo) Sin embargo, mientras estudian, un 48% escucha música, un 45% tienen gente cerca hablando, un 35% está conectado a internet y un 25% con la televisión puesta. Parece que la generación multitarea no es tal.
«Las nuevas tecnologías correctamente utilizadas aportan, pero cuando no hay control de los tiempos son un problema«, dice el defensor del Menor de Madrid, Arturo Canalda analizando los datos del estudio.
Sin comentarios. Pero si quieren sacar más conclusiones, unan a este la lectura del post concentración de pantallas, fallos en la concentración.
Utilicen las pantallas, pongan límites, no las consuman o ustedes y sus retoños serán consumidos por ellas.
He aquí un buen ejemplo de lo que son las estadísticas o más exactamente los estudios de campo llevados a la estadística: una «verdad» pasada por el cálculo, es decir, una verdad media, que algunos toman con valor de indicador o tendencia (incluso de realidad) y yo me tomo directamente como una media verdad que, como sabemos, es la peor de las mentiras. No diría lo mismo si el objeto a cuantificar fuera meramente físico: número de viajeros en tren en el mes de Julio, accidentes de tránsito rodado en un puente, pluviometría anual de la meseta castellana, …… ¡pero ay! cuando se «estadistizan» conductas ….. a mí no me salen las cuentas.
Si los jóvenes, en verdad, dedicaran al día una hora y media a estudiar …… tendríamos resueltos el fracaso escolar y la excelencia universitaria de repente. Yo no he visto estudiar a mis cuatro hijos una hora y media al día, todos los días, jamás. Lo que hacen los jóvenes (y esto los más provechosos) es estudiar «mogollón de horas» una semana, por ejemplo, antes de los exámenes. Si de ahí el cálculo estadístico concluye que estudian una hora y media al día ….. pues aquí tenemos un dato inútil, incierto, y poco verdadero. ¿Para qué sirven tales datos?
José Luis
A no ser que los jóvenes de hoy hayan sufrido una mutación todavía no descubierta por los padres del genoma, solo hay una forma de aprobar. Y es estudiando como toda la vida se ha hecho.
Item más: en el caso de que un joven no estudie nunca nada, la estadística nos dirá que estudia una hora y media al día porque otro joven estudia tres horas diarias (o nueve horas en un día de cada tres, o …. )
Insisto: el dato aportado no sirve de referencia, ni marca tendencias, ni cuantifica la realidad, ni tiene valor prospectivo o utilidad social alguna y , además, no es verdadero.
Repito: ¿Para qué sirven tales datos?
José Luis