A vueltas con la misma cantinela, una visita de Arcix Formación al Centro donde me ocupo de unos cuantos chavales de  4º de Secundaria, me trae al Blog una vez más el tema de la introducción de la nuevas tecnologías en el aula como un cambio radical en la metodología que conseguirá -Bálsamo de Fierabrás- sacar a mis alumnos de la indolencia y el aburrimiento en el que les tiene sumidos un profesorado trasnochado, emigrante y enraizado todavía en el libro y en la palabra. Con la mejor de las intenciones, con entusiasmo, se nos intenta sacudir de la rutina diaria para llevarnos a ese cielo del milagro tecnológico que todo lo cambia. Vídeo del «abuelo» Punset en el que un chavalín no hace sino poner caras de disgusto y tedio infinitos en un aula cualquiera mientras una voz en off que finge ser la suya nos cuenta sus cuitas. Cita del ciberoptimista Prensky sobre el cambio cerebral experimentado por los alumnos a partir de su nacimiento como nativos digitales y su inmersión en las pantallas. Me decido a escribir sobre ello. Otra vez, sí. Es necesario.

La Fundación SEK, un ramal del imperio educativo San Estanislao de Kotska, promovió en 2010 un encuentro bajo el título de Global Education Forum, alrededor de la necesidad de innovación y cambio educativo. Una de las ponencias fue encargada a Punset.

En justa correspondencia, Punset le dedicó al evento  uno de sus Redes en el que se dijeron muchas cosas que a mí me produjeron la urticaria habitual y en la que jugó un papel fundamental como invitado Marc Prensky, autor de esa dilogía emigrante-nativo digital que ha tenido tanto éxito y de la que yo creo que todavía vive, mientras en sus actuaciones, como se verá, se dedica a vender videojuegos.

El vídeo de Redes dura menos de media hora. Es un vídeo, no lo olvidemos, un lenguaje que envuelve la comunicación verbal en un entorno emocional  a través de la música y el montaje. Una sintaxis que tiene una fuerza argumental más intensa que las palabras porque penetra directamente sin filtro alguno. Merece la pena su análisis  pormenorizado, su deconstrucción, para reflexionar  y poner en cuestión no todos, pero sí casi todos los tópicos con los que una y otra vez nos golpean desde la tecnopedagogía ciberoptimista y el entorno mediático que amplifica su mensaje y que están aquí condensados como en un manual.

El más grande de todos ellos es que el sistema educativo está en crisis porque no consigue divertir a los alumnos ya que no habla su lenguaje, es decir, el lenguaje de las pantallas. Nuestra tesis es que la crisis no es educativa, sino social y que son precisamente no la tecnología, sino las pantallas y su influencia las que, entre otras cosas, la han provocado y la agudizan. Y no nos referimos sólo a la entrada de internet y los dispositivos móviles desde hace veinte y diez años respectivamente, sino a la llegada de la reina olvidada e invisible, televisión, hace más de cincuenta.

 He aquí el vídeo  y su deconstrucción textual.

Hasta  el minuto 01:15

Cita inicial: «El Profesor del siglo XXI ha de preparar a sus estudiantes para un futuro incierto»,

Marc Prensky.

Introducción: Texto voz en off sobre un grupo de estudiantes  de ESO o Bachillerato con uniformes del SEK –por cierto, vaya publicidad–  con sus tablets abiertos en grupos de trabajo. Teclados, pantallas, primeros planos, al fondo una pizarra digital…

«Que la educación necesita una revolución nadie lo duda. Las innovaciones que vivirá el mundo educativo acabarán desmontando todo el sistema que hoy en día forma a los ciudadanos en las escuelas e institutos. En este proceso imágenes de Twitter y otras redes–  las tecnologías, las redes sociales y los videojuegos tendrán seguramente  un papel importante. Serán herramientas valiosas para transmitir nuevas habilidades a los jóvenes, las que verdaderamente necesitan para llegar a la vida laboral y desenvolverse socialmente multitudes  callejeando en la gran ciudad–  en entornos cambiantes. Hoy en Redes, Eduardo Punset entrevista a Marc Prensky, –plano y contraplano de un Punset sentado en primera fila sonriendo embelesado a un Prensky  en plena actuación sobre el escenario– un experto en la educación del futuro, un hombre rompedor y creativo en la empresa de reformar la aulas y los sistemas educativos actuales».

[Salvo la obviedad contenida en la frase introductoria del “experto” de que el entorno de hoy cambia muy rápidamente y por tanto es necesario dotar a nuestros alumnos de una flexibilidad antes no tan necesaria, el resto no es sino una colección de tópicos. El primero de ellos la denominación “profesor del siglo XXI” que introduce ya una dilogía excluyente y tendenciosa de buenos y malos: el profesor moderno, integrado y adaptado y el apocalíptico, inmovilista e retrógrado. ¿A qué clase quieres pertenecer tú?

Dudemos de la afirmación inicial.  ¿Por qué hemos de creer, junto con todo el mundo – ¿qué todo el mundo es ese?- que es necesaria una revolución educativa? ¿Revolución? Concretemos: lo que yo veo que necesita el sistema es, por un lado,  un cambio en la selección y formación del profesorado, en sus competencias pedagógicas y conocimientos científicos, que le dote de una cualificación, sueldo y prestigio social parecido al de la escuela finlandesa; un sistema de reciclaje y formación permanente flexible y amplio que impida el anquilosamiento de los profesores en sus funciones; una búsqueda  y mantenimiento de profesores verdaderamente apasionados por su profesión, por sus áreas de trabajo y, sobre todo, por los alumnos a los que enseñan. Por otro, una legislación que en vez de buscar la igualación por abajo de los alumnos promueva, dinamice, permita la participación, la excelencia y el esfuerzo como incentivo de los alumnos más y menos capaces. Y en tercer lugar –que no en último–, un entorno familiar, social y mediático – una tribu que diría Marina– que trabaje en la misma dirección educativa que las escuelas que promueve y a las que manda a sus hijos.

A lo mejor eso es una revolución, pero desde luego no creo que el mensaje de Redes vaya en esa dirección y en cualquier caso sería más una revolución social que escolar.  Porque la crisis es más una crisis social que educativa.

Se supone que cuando se habla de innovaciones se refiere a las tecnológicas que no alcanzo a comprender cómo desmontarán todo el sistema: ¿aulas cibernéticas, IA, robots, hologramas, realidades virtuales, un Google de paredes de plasma y plástico en el que los alumnos flotarán ingrávidos y gentiles como pompas de jabón…?  Y es que, acabáramos, los jóvenes no necesitan tener una buena cabeza, una afectividad ordenada y un mundo de valores establecido para afrontar con más libertad, generosidad e inteligencia el mundo tecnológico, profesional y vital del futuro; parece ser que en cambio lo necesario son herramientas tecnológicas que les doten de habilidades (¿?) para un mundo cambiante.

 Pero no nos preocupemos que Punset nos trae a Prensky,  experto  adivino del futuro, que viene  a reformarlo todo desde los cimientos y a redimirnos de nuestro empeño de seguir anclados en el pasado.

Referencias

Todo el vídeo completo

Todo el texto de la deconstrucción completo

 Arcix Formación

Global Education Forum

Fundación SEK

Institución Educativa SEK