La noticia es la noticia misma y su cumpleaños. Hace un par de días se celebró el vigésimo aniversario de una de ellas: la primera muerte de un inmigrante tratando de llegar a las costas españolas. El uno de noviembre de 1988, una patera con 23 inmigrantes naufragaba en Tarifa: once muertos y siete desaparecidos.

Todavía no se celebraba Halloween y las pateras todavía eran noticia.«Salimos de noche en la baraca desde una playa de Tánger. Vimos unas luces [las de la urbanización Las Cañas] y pensamos que estábamos ya muy cerca de la playa. El patrón nos dijo que nos tiráramos al agua, que haríamos pie. Pero no era verdad.
― ¿Qué hicisteis?
―Chillar. Los que sabíamos nadar llegamos a la playa. Los demás se agarraron a la lancha todos desde el mismo lado y la volcaron. Escuchamos los gritos de los amigos ahogándose. Allí se quedaron.
Los que sabían nadar lo hicieron como locos hacia aquellas luciérnagas de la costa.
«Les dimos leche caliente y galletas. Y les traje unos chándales que tenía en casa para que tuvieran ropa limpia. Y empezaron a llorar allí en la playa. Estaban tan asustados.»
El fotógrafo Ildefonso Sena concede que le ganó mucho dinero a la imagen aquella del exclusivón y que sintió remordimientos por ello. … Vinieron periodistas de todo el mundo…
(Pedro Simón/Olga Sanmartín, El Mundo, sábado 1 de noviembre de 2008).Desde entonces, rutina de oleaje que va y viene, se han ido sucediendo las pateras, los muertos, las noticias, los años y como en un incesante goteo han ido muriéndose en las pantallas de los telediarios más de 18.000 personas. En lo que va de año ya han muerto 442 inmigrantes. Sorprende la constancia mediática que recibimos ya como quien oye llover.Pero hoy la noticia ya no es cada muerte anónima, cada patera, cada naufragio, sino el éxodo mismo que no cesa. Veinte años de inmigración ilegal. ¿Felicidades? Ayer fue día de difuntos: que descansen en paz.

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Vean televisión, no la consuman, o serán consumidos por ella