Acude a Mobile de Barcelona el magnate juvenil –diez años menos joven, por cierto, aunque siga teniendo cara de eterno universitario- Mark Zuckerberg vendiendo la compra de WhatsApp por no sé sabe qué cantidad de millones. El servidor que gestionaba el 80% de las transacciones en Bitcoins cierra, el presidente de la Fundación que vela por la fiabilidad de la moneda virtual, dimite; ambos acontecimientos, parecen estar relacionados con una fuga de seguridad en la encriptación que tiene como base la moneda y que ha permitido que algunos compren con bitcoins pero sin gastarlos.

Es curioso el tratamiento informativo que se da a las noticias relacionadas con la Red. Es la información del «no sabe, no contesta». En tertulias, noticias, y comentarios sobre estos dos hechos, por ejemplo, menudean los «parece ser», los «al parecer», los «es como si», que intentan explicar lo inexplicable.  ¿Cuánto ha pagado en realidad Zuckerberg? Las cantidades bailan incluso en el transcurso de un mismo informativo entre los 14 y los 19 mil millones de euros. ¿De dónde saca Facebook tales cantidades de dinero si es un servicio gratuito para sus clientes? ¿Únicamente de la publicidad insertada selectiva y personalizadamente en sus perfiles? Afirma el joven mandamás de Facebook que WhatsApp vale mucho más de lo que han pagado por ella. ¿Por qué vale más que eso un servicio gratuito que ni siquiera tiene publicidad como soporte? Tengo un amigo que es uno de los 40 trabajadores que dicen tiene esa compañía y cobra la friolera de 10.000 euros cada mes. ¿De dónde sale su sueldo? Dice Mark que WhatsApp «tiene el valor de sus usuarios»… Perdone el lector mi ingenuidad, pero sigo sin comprender. ¿Por qué algo que usa mucha gente gratis es un valor? También el aire es gratis y lo usamos todos, pero nadie se dedica a embotellarlo. ¿Lo entiende usted, amigo?

Vamos con el bitcoin. ¿Alguien le ha explicado alguna vez con claridad qué cosa es ese dinero más allá de que es «virtual», «descentralizado» «sin respaldo alguno más que su propia volatilidad en el mercado»?

¿Entienden algo de todo esto los tertulianos, los periodistas, los informadores, los expertos en economía o en internet? Desde luego que no, por eso no nos las explican. Y, además, les suele hacer mucha gracia… Sí, en serio, se ríen. Les dedican unos minutos como si fuesen noticias menores, pintorescas, de esas que se comentan por comentar al lado de noticias tipo «hombre muerde perro»,  pero que no inciden en las vidas de los usuarios como los exhaustivamente analizados discursos políticos del estado de la nación que les entretienen horas enteras y con los que nos inundan estos días. No saben, que ya es preocupante, pero lo realmente alrmante es que no les preocupa nada no saber.

Son esas «cosas de internet» que colorean los telediarios, las tertulias o las páginas de sucesos tecnológicos, pero que no tienen  demasiada importancia porque sólo afectan a prácticamente todos los españoles. Las noticias de internet, son como el propio internet, como la Nube en la que “flotan” millones de nuestros datos, algo virtual e inasible, inmaterial, incognoscible, inanalizable. Son espíritu. Aunque luego los silos refrigerados donde están las máquinas que almacenan nuestros datos sean gigantescos edificios de hormigón, hierro, cristal y electrónica. Aunque las sedes de Google y Facebook sean complejos ultramodernos diseñados por arquitectos de moda, en los que trabajan –cobrando, por supuesto- miles de personas. Aunque Niko Härting apode sin pudor «el Moloch de los datos» a Facebook y su asimilación de WhatsApp. Es decir, materia pura y dura.

Son, ya digo, «cosas de internet»: humo, nada, caprichos etéreos de algodón en los que alguien se gasta diecinueve mil millones. Cosa de risa.

 Referencias:

Zuckenberg en Mobile,  El Mundo

Bitcoins Negocios.Com

Niko Härting