He vuelto a ver la extraordinaria película de George Clooney, Buenas noches y buena suerte. Un discurso en imágenes en el que la mejor imagen es el discurso mismo. Porque esta es una película hablada en la que las imágenes acompañan, subrayan la palabra.

La película comienza y acaba con un texto en el que el primer plano y el movimiento lento soportan el peso del lenguaje. Habla Ed Murrow a sus compañeros profesionales de la información:

«Puede que esto no guste a nadie. Al final de este discurso puede que algunos acusen a este periodista de morder la mano que le da de comer y puede que reprochen a la Asociación el haber dado acogida a ideas subversivas e incluso peligrosas y, sin embargo, el sofisticado entramado de emisoras y agencias de publicidad y patrocinadores permanecerá impasible. Es mi voluntad y deber hablar con franqueza a los que integráis este sistema sobre lo que ocurre en la radio y la televisión. Y si lo que voy a decir trae consecuencias, yo soy el único responsable de esta opinión.

Pasaremos a la historia por nuestros actos. Si dentro de 50 o 100 años aun quedan historiadores y han conservado copias de lo emitido en una semana por las tres cadenas de TV encontrarán registradas en blanco y negro o en color pruebas de nuestra decadencia, nuestro escapismo y nuestro aislamiento de la realidad de este mundo en que vivimos. Somos una sociedad opulenta, acomodada y autocomplaciente. Adolecemos de una alergia innata a la información que nos perturba. Los medios son un reflejo de esta situación. Como no dejemos de considerarnos un negocio y no reconozcamos que la televisión está enfocada básicamente a distraernos, engañarnos, entretenernos y aislarnos…, la televisión y los que la hicieron, los que la ven y los que la producen podrían percatarse del error demasiado tarde

Al final de la historia, volvemos al final del mismo texto:

«He comenzado diciendo que pasaremos a la historia por nuestros actos. Si continuamos así, la historia se tomará la revancha y las consecuencias no tardarán en alcanzarnos. De vez en cuando conviene resaltar la importancia de las ideas y la información. (…) A los que afirman que “La gente no los vería, que no interesa, que todo les da igual, que sólo quieren evadirse”… Sólo puedo responder que en la opinión de este periodista existen pruebas que rebaten ese argumento. Pero aunque tuvieran razón, ¿qué tienen que perder? Porque si tienen razón y este instrumento no sirve más que para entretener, divertir y aislar… el tubo catódico ya parpadea y pronto veremos cómo la lucha está perdida. La Televisión puede enseñar, puede arrojar luz y, sí, hasta puede inspirar. Pero sólo lo hará en la medida en que nosotros estemos dispuestos a utilizarla con estos fines. De lo contrario sólo será un amasijo de luces y cables. Buenas noches y buena suerte».

El primer plano de Ed Murrow fuertemente iluminado sobre fondo negro, desaparece al terminar su discurso y hay unos largos segundos de plano en negro, el silencio de las imágenes, sin ruido, sin palabras, antes de los créditos. Un silencio muy elocuente en el que resuenan las últimas palabras de la película, del texto.