«Porque el tiempo es vida (…) Y nadie lo sabía tan bien precisamente como los hombres grises… nadie sabía apreciar tan bien el valor de una hora, de un minuto, de un segundo de vida, como ellos. Claro que lo apreciaban a su manera, como las sanguijuelas aprecian la sangre y así actuaban… Se habían incrustado en la vida de la gran ciudad y de sus habitantes sin llamar la atención. Paso a paso, sin que nadie se diera cuenta, continuaban su invasión y tomaban posesión de los hombres…»
El tiempo es biotiempo… el tiempo es vida: tiempo que nos hace crecer y madurar…comida basura, pero también tiempo basura, tiempo tóxico que produce un agujero en la capa de nuestro ozono interior debilitando nuestro crecimiento personal, rompiendo el equilibrio de nuestro ecosistema simbólico.
Vean televisión, no la consuman o serán consumidos por ella.
¡El tiempo! Dimensión esencial de la vida.
«El tiempo es oro» es el universal y celebérrimo aforismo que, con una imagen de valor material, señala al tiempo como la materia más noble que debemos administrar en nuestras vidas y nos urge a no «tirarlo» pues haciéndolo «tiraríamos» también el valor de las mismas. Es pues, una sentencia de valor pedagógico útil para la praxis de nuestra existencia.
Pero es que junto con «la materia» y «el espacio», «el tiempo» es una dimensión «sine qua non» para la existencia, es decir, para la vida. Si lo empleamos mal, no morimos físicamente -esto es una cuestión de otro orden administrativo, de un orden «sobrehumano»-, pero sí que, en distintos grados, «morimos»
espiritualmente o, para quien no crea en la existencia del espirítu sino en la mera bioquímica, intelectualmente. De hecho, de ambos modos «morimos» cuando utilizamos mal nuestro tiempo.
La vida sólo tiene lugar en el tiempo y si regalamos éste en exceso al consumo de televisión, la televisión consumirá nuestras vidas sin darnos nada valioso (recuerden el «oro») a cambio.
Todo esto lo explica mucho mejor Michael Ende en las breves líneas de Momo aquí traídas.
José Luis