Primero, una constatación: estudios del John Watson Institute (Colorado, EEUU) afirman que la televisión debe ser clasificada como una droga adictiva más. Su consumo cumple 6 síntomas que se utilizan en la diagnosis clínica para definir una adicción. Bastan cuatro para considerar adictiva una sustancia. (Marque con una X si Vd. cree que se dan en el caso de la televisión):
· utilización como sedante
· visionado indiscriminado
· sensación de pérdida de control durante la visión,
· sentirse mal con uno mismo por excederse en el consumo
· incapacidad de dejar de mirar
· sentirse incómodo y débil cuando no se mira.
¿Qué pasaría si decidiéramos privar a la gente de la tele? Gema Alcolea publicó un estudio con una experiencia ―Una semana sin televisión en el siglo XXI , Madrid, Fragua, 2008― del que extraemos algunos testimonios:
“Los primeros días –dice Estefanía, una de las voluntarias- cumplí con las reglas del experimento, pero tenía un mono de tele que me comía las uñas como si no pudera fumar. Todas las mañanas tenía el impulso de encederla, así que tuve que desenchufarla”
Oscar:”Es una adicción, en caso contrario no te costaría tanto dejarla y más en los primeros días”
Vanessa: “Durante la semana sin verla, sentía la necesidad de enchufarla, aunque sólo fuera un segundo”
Aurora: “por la noche, no pude aguantarme y caí. Llevaba todo el día sin saber qué hacer, incluso nerviosa”
Alba Mª: “Llegó un momento en que me sentía nerviosa, no tenía ganas de hablar por el Messenger o navegar por Internet ni tampoco tenía ganas de leer. Al final, no pude aguantar sin irme al sofá por la noche y ver la tele un rato”
Vean televisión, no la consuman o serán consumidos por ella.
Con la carne sobra. ¿qué más dan las cifras si a las carnes, sean poquísimas o millones, les pasan lo que leemos?
Me parece un post acertadísimo para los que se estén planteando acertar … y no encender la droga. Y para el público en general, también.
Creo que falta en la lista de seis, un síntoma propio de las sustancias adictivas y es el de la tolerancia: para obtener el mismo efecto de «placer» (por decir algo) cada vez hay que ir aumentado la dosis: venga minutos y minutos de «prive» luminoso.
Siempre hay que buscar el lado útil de las cosas. Para Groucho Marx el artefacto fue un claro promovedor de la cultura porque cada vez que alguien encendía la televisión, él se iba a leer a otro cuarto de la casa. Para mí ocasionalmente y de modo cotidiano para mi mujer, la tele es el más inocuo y perfecto narcotizante: no más de diez minutos de ingesta y fritos. ¡Garantizado!