Ya es lugar común oír o leer en los medios la referencia al impacto de Twitter en la actualidad. Se ha extendido la idea de que lo que es popular en Twitter se constituye ya en noticia o en objeto del interés para la prensa, que ya no sólo ha dejado de analizar lo que pasa, sino que se nutre sobre todo del impacto que provoca en las audiencias lo que supuestamente pasa. La noticia ya no es la noticia, sino el impacto de la noticia. Ahora en los programas de tv, además de la audiencia, es importante conseguir convertirse en trending-topic, ser noticia viva y retuiteada en la red. Lograr ese objetivo prestigia al programa o a la noticia porque parece que el impacto de los tuits los valida como fenómeno de masas y los pasea como una resaca por los recovecos del medioambiente simbólico.
Montse Doval, en su blog Internetpolítica.com, analiza el alcance periodístico e informativo de este nuevo fenómeno social en una entrada magnífica titulada Twitter y opinión pública, en la que lo que se pone de manifiesto es que el trending-topic es, sobre todo mucho más topic que trend , más tópico que tendencia, mucho ruido y pocas nueces, mucho cotilleo y poca noticia.
Comienza poniendo en duda la importancia periodística de los trending-topics. ¿Refleja aquello de lo que la gente habla en Twitter lo que está de verdad en la agenda de los medios? ¿El hecho de que la gente hable de algo en Twitter marca a su vez la agenda mediática porque es lo que interesa a la opinión pública?
Para contestar a esta pregunta explica qué características tiene un trending-topic, qué es exactamente este nuevo concepto.
Se trata, primero de palabras o frases emergentes, no constantes, es decir, no señalan aquello de lo que se habla mucho y constantemente, sino de aquello de lo que se habla mucho en un momento determinado y generalmente breve de modo que no refleja nunca una realidad que nos afecte siempre, aunque sea grave, sino una circunstancia puntual aunque tenga menor gravedad real.
En segundo lugar, el trending-topic no es el simple recuento de la palabra más repetida en Twitter en un momento dado, sino que es la más retuiteada y algunos estudios sobre el trending-topic señalan que no es Twitter sino los propios medios los que son la fuente emisora de los contenidos que se convierten en tuits. Además, al ser palabras aisladas fuera de su contexto muchas veces no resisten un análisis cualitativo que haga referencia a noticias, temas o ideas, quedándose sólo en etiquetas cuantitativamente recontadas en un determinado momento.
En tercer lugar, analizando los usuarios de Twitter, se ve que no están allí todos los que son, ni son todos los que están . Según un estudio del Pew Resarch Institute comparando durante un año las opiniones de las encuestas con las opiniones dominantes en Twitter, solo el 13% de los adultos estadounidenses utilizan esa red social, solo el 3% de ellos tuitea de forma habitual o a veces sobre noticias de actualidad y, además, los usuarios de esta red social tienden a ser más jóvenes tienden a sobrerreaccionar, son más progresistas que conservadores, predomina en ellos lo negativo sobre lo positivo y «son muchos fácilmente influidos que actúan sobre muchos también fácilmente influenciables».
En cuarto lugar, es importantísimo hacer notar que el trending-topic no nace espontáneamente en cualquier contexto, sino sólo cuando las condiciones ambientales del medioambiente simbólico son óptimas para que se extienda.
Y, por último, recordar que en Twitter rigen los mismos prejuicios y miedos que en la vida offline llevan a muchas personas a apuntarse fácilmente al carro ganador y a callar cuando sus ideas se saben pertenecientes a la minoría, con el agravante de los mecanismos de recompensa propios de la red (retuits, menciones, me gusta, favoritos, amigos…) que aumenta el número de personas que no expresan sus verdaderas ideas por miedo a perder seguidores.
Lo dicho: mucho cotilleo, mucho tópico y poca tendencia.
«Trending-topic», sí claro, es una vaciedad más, la última derivada de un engendro llamado sociedad de la comunicación. Destripas muy a mi gusto el divorcio, la insalvable distancia que media entre la información importante, la de toda la vida, hecha por gente cualificada con algún criterio ético y profesionalidad, de esta otra cosa. Emergerán muchas más, está claro, la bestia necesita combustible de modo incesante, así que pronto veremos la próxima tontería.
José Luis
El mérito no es mío sino de Montse Doval que es la que coge el toro por los cuernos. Surgirán más y aquí estamos intentando entender, diferenciar, analizar, pensar el medioambiente. Y aquí seguiremos.
Son las ganas de adjudicarte todo lo bueno, Pepe, discúlpame. Muy bien pues, Montse Doval.
Ayer fuí canguro de mi nieto Gabriel. Cuando su madre vino a recogerlo le anunció que esa noche iba a dormir con las sábanas de Mickey que había comprado. La noche fue un éxito y la alegría del chaval dando saltos sobre su nueva lencería ha sido grabada y enviada por Julia, mi hija, para general conocimiento familiar. Esto también es medio ambiente simbólico. Antaño, las sábanas solo eran blancas y… nos gustaban también. Recordamos el gustito que daba su fulgor y su amable olor a limpio. Hoy, puede que el niño pille un malestar (con posibilidad de pasar a choto abierto) cuando toque lavarlas y su madre le ponga las sábanas simplemente lilas o verdes, blancas no, para que duerma ahí, pobrecico, sin dibujetes. En estos casos, cuando me apercibo de «lo que está pasando», a mi hija le hablo del medioambiente simbólico y el consumismo en vena que acarrea e inoculamos, casi sin advertirlo, a nuesros pequeños y ella no entiende o ne quiere entender nada, ella, dice, pero papá si el niño está más feliz que una perdiz ¿no lo ves?….. El niño tiene año y medio de vida y nunca sabrá qué son unas sábanas blancas dobladas en el armario, oliendo a tomillo, límpidas y amables acariciando su piel tooooda la noche.
El medio ambiente consumista no otorga tiempo para «preparar las cosas», sólo permite utilizarlas… ¡y rápido!.
José Luis