Somos lo que comemos… pero también somos lo que hacemos, lo que vemos y lo que dejamos de hacer y de ver. Existe la comida rápida, pero también los fast-thinkers, que proporcionan la fast-food cutural, el pensamiento rápido, el eslogan, el pensamiento predigerido, prepensado, el pensamiento débil.
Las emisiones tóxicas y biodegradables, en el sentido más estricto de degradación vital, sobre nuestro tiempo de ocio; el agujero en la capa de ozono de nuestro biotiempo; el calentamiento global de la hiperinformación y la desinformación; la degradación de nuestro hábitat relacional, personal y simbólico en suma… exigen que nos asociemos, que nos unamos en defensa de una ecología audiovisual que nos libere de la dictadura de la diversión y superficialidad en la que peligra nuestra madurez y nuestra libertad.
Tratar de reducir el número de personas manipulables es mucho más eficaz que tratar de eliminar al manipulador: educación en libertad, individualidad, alfabetización mediática y emocional, … esa es la tarea que tenemos entre manos.
Vean televisión, no la consuman o seremos consumidos por ella.