Cada día, nos dice el videoclip pasas 11 horas mirando pantallas, 4.015 horas al año, 374.000 horas toda tu vida: 42 años completos si vives ochenta, más de la mitad de tu tiempo vital. Y lo mejor del anuncio es que no se trata de que hagas otras cosas y, además, mires pantallas, es que, en ese largo travelling en el que la cámara recrea una jornada de actividadades, todas ellas están entretejidas con la omnipresencia las pantallas, excepto el cada vez más corto paréntesis del sueño. Ya no somos nativos o emigrantes, ya no somos digitales o emigrantes…, ya somos todos screenbabies, screenagers, screenadults, screenseniors… El mundo está mediado por la pantalla: es un screenworld. Y el medioambiente simbólico se ha llenado de Screenpollution.
El abuso de pantallas provoca miopía, insomnio, sequedad ocular, falta de concentración... nos dice el videoclip sobrepasando el límite de lo que se refiere a los problemas de visión, aunque sin entrar en los cerebrales, relacionales y sociales que se escapan a lo que el producto de la marca anunciante puede ofrecernos para paliarlos.
Así, no nos habla del aislamiento, de la dependencia, de la falta de habilidades sociales, del alejamiento de lo próximo, del filtro burbuja en el que nos sumerge, de las fake news, de la sobreinformación, de los trolls, de la pérdida de tiempo, del acceso temprano a la pornografía on line, de lo que dejamos de hacer mientras las consumimos, de la pérdida de intimidad, de la quiebra de la privacidad, de la monetización de nuestras vidas por parte de las grandes corporaciones monopolísticas, … porque todo eso no lo pueden arreglar unas buenas gafas. Y, sin embargo, si los daños producidos en los ojos son importantes, aún lo son mucho más los que la Screenpollution produce en el Mediambiente Simbólico.
Si queremos paliar o evitar estos últimos tenemos que reflexionar sobre nuestros hábitos de consumo, introducir cambios y mejoras, poner y ponernos límites, exigir a los gobiernos como usuarios conscientes, el control de estos gigantes monopolios que controlan cada vez más nuestras vidas, renunciar a veces a la rapidez y la eficacia por la profundidad y la autenticidad de nuestras relaciones con los demás y con la realidad misma.
Usa la tecnología, no la consumas o serás consumido por ella.
Referencias
