
«Nos están vigilando. Una llamada con el móvil, un pago con tarjeta de crédito, un clic en Internet… y cada uno de nuestros pasos queda registrado en monumentales bases de datos. Toda esta información resulta insignificante por separado, pero agrupada revela incluso nuestros secretos más inconfesables.
¿Quién examina estos datos y con qué propósito? La respuesta es tan sorprendente como desconcertante. Una nueva mafia matemática, los Numerati, trabaja sin tregua para empresas, gobiernos y partidos políticos. Su meta es analizar nuestros actos para averiguar nuestros hábitos: qué compramos, a quién votamos e incluso a quién amamos. Los resultados son funestos: manipulan nuestra conducta, nuestra privacidad se evapora»
Así reza la contraportada del nuevo libro de Stephen Baker que acabo de terminar: Numerati, lo saben todo de ti, Seix Barral, Barcelona, 2009.
No había oído hablar de ese libro, pero la contraportada da miedo. Aunque seguro que es real… Falta el número de la póliza del coche, las contraseñas de internet, los accesos a las intranets del trabajo o estudios. Pero sí, cierto. No dejamos más que rastros…
Pero, ¿qué podemos hacer?
Un saludo.
Y el pin y el puck del móvil, más el número de equipo (por si hay robo), y los números de cuenta de los hijos para hacerles esas transferencias tan urgentísimas como ineludibles, y los de nuestra afiliación a Seguridad Social, y el de nuestras historias clínicas, y nuestras claves de acceso a la Nube, y …..
Ya sabes, Pepe, que el robo de la intimidad en los términos que lo hacen la sociedades secretas (tipo Numerati, supongo) no me preocupa lo más mínimo. Sé que es un asunto grave y feo, pero… ¿Y si de todo ello se derivara también algún beneficio para los vigilados?
José Luis
No tratamos de dar miedo. Tratamos de informar. Nunca han sido tan frágiles como ahora la privacidad y el anonimato. Y cada vez lo serán más. La red supone que toda la información que esté enganchada a la red, es, en cierto modo pública.
A mí sí me preocupa. Como me preocuparía que para entrar en mi casa no fuera necesaria la intervención de un juez. La fragilidad de la privacidad y el acceso a los datos personales es uno de los agujeros negros de la red que va a ir creciendo bajo la máxima de «si se puede ¿por qué no?», que está sin solucionar y que está íntimamente ligado a la libertad de las personas.
Los Numerati no son una secta; son profesionales informáticos y matemáticos especializados en la búsqueda y tratamiento de la información numerada en Internet que trabajan para gobiernos y empresas
Ya, ya. Si estoy de acuerdo con lo que dices y no lo relativizo a la baja; me pregunto qué tipo de inconsciencia es esta de que me de igual que me vigilen. Desde luego no soy un ejemplo a seguir.
José Luis
Aunque siempre has sido un inconsciente y ese es uno de tus muchos encantos – es broma-, en realidad no creo que seas una excepción. Te pasa a ti y nos pasa a todos los usuarios.De nuevo la tecnología impone su eficacia y rebaja cualquier otra consideración. Así son las cosas
no seamos exagerados por favor. todo depende de la inonecencia del de en frente la pantalla.
Bienvenido Desconocido. Pero no acabo de entender tu comentario. La mayoría de las acciones tecnológicas de los usuarios son inocentes: es decir, ni pretenden delinquir ni pretenden ocultar. Demasiado inocentes, diría yo: precisamente de eso se trata, de recordar que el uso de la tecnología conlleva riesgos de los que no se puede ser inconsciente. Sin embargo, no es fácil, decíamos, porque el uso diario, eficaz y aparentemente privado hace que se olvide que la Red es pública, que la red es la calle.