La televisión abierta y gratuita no ha sido desde siempre sino una fábrica de espectadores a los que convocar para vendérselos a los anunciantes. El consumidor de imágenes, publicidad, información y entretenimiento era ya el producto. Los audímetros que medían las audiencias ponían el precio. Lo analizó extensa y profundamente Javier Echeverría en ese clásico que es Telépolis.
Google, Facebook, Amazón, Twitter, Tinder, Whatsapp… y todas las Apps que se nos ofrecen un servicio más o menos valioso gratuitamente no son sino una extensión ampliada de ese mismo negocio. Siguen vendiendo mirones, pero ahora, además, almacenan, descomponen, analizan, segmentan, clasifican toda la información que con la interactividad 2.0 vamos dejando con nuestra presencia en la red: un auténtico tesoro para el márquetin comercial o político o sociológico…
Recuerda siempre esta máxima que hoy podemos calificar de profundamente digital:
«Si tú no pagas por un producto, es que el producto eres tú»
Referencias