A Edurne Uriarte, le sorprende que los telediarios se hayan abierto este año con las chicas Pirelli. Y un poco le cabrea. «Ellos comandando el mundo. Ellas luciendo como objetos eróticos. Cada uno a lo suyo, en ese resumen de la vida que son las noticias».
Primero no diría yo tanto que los telediarios sean resúmenes de la vida. Más bien son resúmenes del medioambiente simbólico que preside nuestras vidas que no sólo no es lo mismo, sino que es muy distinto: casi siempre ambos mundos son líneas paralelas que nunca se juntan, o sólo lo hacen en los ojos y en las mentes de los sufridos telespectadores que, por un lado viven y, por otro, ven vivir.
Tercero, me encanta que le enfade, pero no comparto su punto de vista ético: el debate moral no es escandalizarse porque alguien esté desnudo, sino escandalizarse porque a las personas se las trate como objetos. Y, por eso, es absurdo que la solución a la rebaja de la dignidad de las mujeres consista en rebajar la dignidad de los hombres convirtiéndoles también en objetos: así seríamos todos igual… de indignos. Es como si para abolir la esclavitud de los negros hubiéramos hecho esclavos a los blancos. Es la igualdad por abajo que no iguala, sino que degrada.