De nuevo, una vez más, como siempre, entre el brillo de tanta nueva  y juvenil pantalla aparentemente más dinámica e interactiva que iba a relegar la caja tonta al cementerio tecnológico…; en medio de tanta nueva tecnología digital, tanto iPod, iPhone, tablets y PCs, … la televisión, la vieja televisión, la supuestamente superada televisión sigue siendo la reina absoluta del matarratos nacional: 267 minutos en el mes de febrero pasado. Casi cuatro horas y media de televisión por persona y día.
Hace apenas diez años publicábamos que a pesar de no tener tiempo para nada, los españoles pasaban tres horas y media al día viendo la televisión. Decíamos entonces que eso suponía la mitad de nuestro tiempo de ocio y la principal actividad de las personas después del trabajo y del sueño; que la mitad de la población española sólo se informaba a través de la televisión; que los escolares españoles pasaban más tiempo delante del televisor que en clase; que una persona con ese consumo medio a los ochenta años habría pasado 12 años de su vida frente al televisor…

¿Qué tendríamos que escribir ahora?

¿Hay alguna otra actividad parecida?  Aunque fuera sólo una cuestión de cifras, una cuestión de tiempo, ¿no es lo suficientemente importante como para plantearse de una vez a nivel institucional la cuestión de la televisión como una de las principales cuestiones  políticas, sociales y educativas a tener en cuenta?

«Estamos asistiendo a un tendencia ascendente en el consumo televisivo» explica Javier López, gerente de análisis de Barlovento Comunicación, en El País. Llevamos asistiendo a esa tendencia desde que la televisión apareció. ¿Hasta cuándo y lo que es peor, hasta cuánto?

Pues nada. Si antes eran 12, ahora ya son 15 años completos de nuestra vida no haciendo nada excepto ver la televisión, es decir, no haciendo casi nada.
Yo creo que ya es hora de «ponerle freno«. ¿Quizá habría que hablar con A3?