Una nueva serie de entregas de un nuevo libro de Lipovetsky: el cine, la gran pantalla que desde su invención influye decisivamente en nuestro medioambiente simbólico. Un espacio que sólo fue el comienzo de una magia omnipresente que ha transformado el mundo hasta hacérnoslo ver como si fuera cine.
Otras técnicas de difusión de la imagen acabaron añadiendo más pantallas… la televisión… el ordenador… luego personal y portátil… las consolas… Internet… el teléfono móvil… las cámaras digitales… los GPS… en menos de medio siglo hemos pasado de la unipantalla a la omnipantalla. … una galaxia de dimensiones infinitas: la era de la pantalla global. (Pág. 10)
Una tremenda mutación cultural que afecta a crecientes aspectos de la creación e incluso de la propia existencia. (Pág. 11)
Estamos en la época de la multiplicación de las pantallas, en un mundo-pantalla en el que el cine no es más que una entre otras. Pero el ocaso de su centralidad «institucional» no equivale en absoluto al ocaso de su influencia «cultural». Todo lo contrario. Es precisamente al perder su preeminencia cuando el cine aumenta su influencia global, imponiéndose como cinematografización del mundo, concepción pantalla del mundo resultado de combinar el gran espectáculo, los famosos y el entretenimiento. El individuo de las sociedades modernas acaba viendo el mundo como si éste fuera cine, ya que el cine crea gafas inconscientes con las cuales aquel ve o vive la realidad. El cine se ha convertido en educador de una mirada global que llega a las esferas más diversas de la vida contemporánea. (Pág 28)
Sí, de acuerdo, pero no creo que sea para tanto. Estos postulados iniciales de Lipovetsky le servirán para sustentar sus tesis finales (que iré conociendo en sucesivas entregas, espero), pero son demasiado cerrados, rotundos, generales, ….
Por ejemplo: «El cine se ha convertido en educador de una mirada global que llega a las esferas más diversas de la vida contemporánea.» ¿No es excesivo? Una cosa es que el cine esté integrado y extendido en nuestra cultura y otra que nos haya educado hasta el punto de dotarnos de una «mirada global» sustituyendo -eso parece que dice- la que tuvimos previamente.
O este otro: «Una tremenda mutación cultural que afecta a crecientes aspectos de la creación e incluso de la propia existencia.» Supongo que a lo largo de la Historia se han producido fenómenos de similar o aún mayor calado, (imprenta, electricidad,industria, automoción, política, etc, etc) que afectando, naturalmente, los procesos de creación y del modo de existir, no han supuesto -como tampoco las omnipantallas- una mutación de la propia existencia. Pareciera que dentro de cada individuo quepa entera la «pantalla global» y yo no lo creo así. Hay que lindar muy bien los ámbitos. El de la sociología para explicar los fenómenos sociales, y el de la psicología para explicar los fenómenos particulares.