¿Es difícil llegar a ver tres horas y media al día la televisión?
Veamos el horario de Juanito.
Juanito García, 10 años, casi no ve la TV
De lunes a jueves:
-30’ antes de ir al cole
-30’ antes de comer
-30’ durante la comida
-30’ de merienda
-30’ antes de dormir
2h 30’ total: 10 h
Viernes
-2 h más por la noche
4h 30’ total : 14 h 30’
Sábado
-1h 30’ por la mañana
-2h 30’ a mediodía
-2h por la noche
6h total: 20 h 30’
Domingo
-1 h 30’ por la mañana
– 2 h a mediodía
-30’por la noche
4h total: 24 h 30’
Total semanal: 24 h 30’/ Media diaria: 3h 30’
La reconstrucción era buena, pero uno la ve hoy, diez años después, envejecida. ¿Qué ha sido de Juanito? Ya tiene 20 años y está a punto de finalizar su carrera universitaria. Ha hecho Derecho. Su consumo televisivo sigue hoy una rutina algo distinta: los Simpson después de comer no se los pierde. Por la noche, si se tercia en cualquiera de los canales de la TDT, una película adobada con una publicidad que no sólo no rechaza, sino que consume con cierto gusto. Si la oferta no es buena, se retira a sus lares donde otra pantalla, la del ordenador, le ofrece en streaming sus series favoritas, generalmente norteamericanas. Mientras las ve, tiene abiertas sus cuentas de Tuenti, de Facebook y de Twitter por si se tercia. ¿Ha disminuido su consumo de pantallas?
Vean televisión, no la consuman o serán consumidos por ella.
Un amigo mío se negó a comprarse una tele, sin más. A mí me sobra, pero admito que tengo siempre una pantalla cerca y me limito su consumo porque me puede llegar a devorar…
Un saludo.
Siempre me pareció que «Juanito» era solo el trasunto estadístico de otros niños: de los pasados de rosca que veían mucha más tv. que «él», y de los que la veían mucho menos o incluso nada (éstos –pocos– por no tener en sus casas «de eso», quizás).
En «Demoscopia» (25/2/2011) nos dijo Pepe que era mala cosa que la demoscopia acabara sustituyendo (yo diría suplantando) a la democracia.
Algo parecido pienso yo de la Estadística.
Que Juanito «no es nadie», es algo inapelable.
Que el hombre conforma sociedades y masas, tampoco. Que ello ha determinado la necesidad de nuevas ciencias aplicadas como la Demoscopia, la Estadística. la Sociología, etc, etc, …… es evidente. Pero yo descreo profundamente de la utilidad de estos saberes, tan amplísimos, para el beneficio de las personas, siempre singulares, siempre distintas.
Y yo que le puse, en su momento, y le pongo, ahora, ojos y cara a Juanito, al que, incluso le di clase (pobre, una tara para toda la vida…).
A pesar de ese horario, Juanito ya es todo un cuasi-licenciado en Derecho. Consume racionalmente las pantallas, se relaciona de manera distinta a nosotros, se vale de los medios, consume series, publicidad… conforma su imaginario con el código actual; buen tío este Juanito, con criterio, con gustos, con personalidad… Quizá será que la influencia familiar ha sido mucho más potente que las pantallas.
Y, por cierto, dale recuerdos de mi parte.
Pedro.
La opción de no tener televisión, siempre me sobrecoge por la sólida lucidez que esconde su escasez. En la etiqueta “Televisión: sin ella” encontrarás seis entradas para mí apasionantes.
Con Juanito, nosotros queríamos mostrar cómo es muy fácil ver la televisión tres horas y media al día porque en esa cifra, hoy superada por cierto por los nuevos Juanitos, no acababan de verse reflejados los padres en los encuentros con ellos teníamos.
Juanito ha recibido tus recuerdos. Y ten por seguro que tus clases y tu persona -que viene a ser lo mismo- también están detrás de su supervivencia.
Precisamente, José Luis, Juanito pretendía encarnar la estadística. Las cifras, son como dices, nada más que cifras. Lo malo es que detrás, de ellas hay personas. Le encarnación de Juanito no pretendía expresar lo que hacen todos los niños, sino lo sencillo que es que un niño cualquiera -normal en sus hábitos y horarios cotidianos- accedía muy fácilmente a lo que las estadísticas señalaban como media.