«–Mis padres se separaron, por eso nos mudamos de casa. Fue un disgusto muy fuerte. Me hundí. De pronto me di cuenta de que todos los contactos que hay en la red son mentira. Tienes diez mil amigos en Facebook  y es mentira, no tienes ninguno; y tienes no sé cuántos seguidores en Twitter y no es verdad, no tienes ninguno…

–¡Estaba yo!

–No: ahora estás. Entonces no había nadie, nadie. Me di cuenta de que había pasado toda mi vida mirando la pantalla de un ordenador, creyendo que el ordenador era el espejo donde se miraban mis amigos, y no era verdad. La pantalla del ordenador es el espejo donde sólo te reflejas tú. No estabas, no. Ahora sí: ahora estás aquí, como hacen los amigos de verdad, que aparecen cuando los necesitas»

Ann Foster habla con el protagonista de California Barbie, de Andreu Martín