En un breve ensayo de apenas 100 páginas, el poeta, periodista y editor frustrado Antonio Manilla analiza el nuevo medioambiente digital con una excelente escritura, con profundidad, pericia y sentido crítico, muy bien acompañado por las lecturas de los autores fundamentales que han escrito desde muy distintos ángulos sobre Internet y, sobre todo, esforzándose por alejarse de cualquier postura ciberoptimista o ciberpesimista. Sirvan sus palabras finales para corroborar esta afirmación: «Estamos viviendo en los albores de la Red, en el «octavo día», el primero tras la creación de Internet.» —nos falta, pues, perspectiva—. «El que mira hacia el pasado es conservador; el que lo hace hacia el futuro, progresista. Los que consideramos que hay muchas cosas que conservar y no menos que cambiar, ¿dónde nos ubicamos? Tal vez a mitad de paso con un pie en cada tiempo». Sin embargo, aun esforzándose por adoptar una posición equidistante, la realidad de la red es la que es y la exposición global que termina haciendo de la nueva cultura alumbrada por la Red, como suele ocu.rrir a quien se acerca al fenómeno digital desapasionadamente, es francamente crítica. Y en ocasiones muy dura.
«El contenido que hay en la Red se duplica cada tres años. El doble filo de Internet como herramienta —y nada más vemos el 5%, el resto está en la red profunda—es la inmensidad de ruido que aporta al mundo, el discernimiento de fuentes confiables, la cantidad de morralla que flota en esa sopa de plástico», dice en una entrevista del Diario de León. Y en el libro, califica a la Red como«Infinito desván lúdico»,«alfalfa para el ocio del homo digitalis» y desde el punto de vista del análisis de la cultura que produce se adhiere claramente al diagnóstico de puerilización y espectacularización que otros teóricos han hecho y hacen de Internet y de toda su parafernalia digital en la que lo audiovisual es hegemónico frente a lo verbal.
Interesante y profunda es la reflexión que hace sobre la cultura misma:
«La cultura no es ocio. […] El «arte» no puede competir en valores de evasión con el espectáculo, es decir, aquello que funda su competencia en la emoción, por lo general, inmediata o a corto plazo. El de la cultura es un valor de intromisión, mientras que el del espectáculo lo es de pasatiempo. Lo profundo frente a lo epidérmico. O lo permanente frente a lo pasajero. Porque se vive diferente después de haberlo vivido: esta es la plantilla para reconocer los acontecimientos verdaderamente esencias de la existencia.
Experiencias o instantes que, cuando están generados por la cultura, pueden o no ser complejos, pero casi nunca son fáciles […] pues su adquisición supone una conquista, un haber dejado atrás otros pasos en el camino y otras cimas de menor altura anteriormente, […] La cultura exige. Y por eso permanece: no se consume en el instante.»
«Cultura es lo que queda entre las ruinas, aquello que aparece cuando se ha derrumbado lo que es apariencia y exterior y ornato. La vida que sostenía el andamiaje visible para los demás, el pilar invisible. El lugar del sentido, la bordadora del ser del hombre, cuanto no pasa por nosotros sin dejar huella benéfica, fuente de humanización y alimento inagotable, ADN y código fuente, sí, pero sobre todo ese pilar invisible.»
Y una referencia breve al ciberutopismo educativo que tanto nos interesa aquí. «Débil pero de consecuencias profundas», nos dice:
«Otra forma débil de ciberutopismo es la que afecta a la Educación. Débil, pero de consecuencias profundas. Se trata de una proclividad del Estado — y de las titularidades de los centros privados, añadiría yo— hacia la informática y las nuevas tecnologías en la enseñanza desde las primeras etapas. […]
Una apuesta a régimen de la atención, mediante una dieta baja en lectura y abundante en contenidos audiovisuales, una dieta líquida, ligera y diurética, en que las imágenes se suceden y sustituyen haciendo amena la ingesta, fácil la digestión y fluido el posterior tránsito intestinal […] saborizados mediante el oportuno adobo tecnológico […] En Silicon Valley, por el contrario, en los colegios no existen tablets, ni wifi, ni ninguna de las modernidades didácticas con que se aderezan algunas aulas aquí. […] Los hijos de los programadores de Apple o Yahoo […] quieren una «infancia» sin pantallas para sus retoños, en un regreso al lápiz y al papel. En la misma línea, países como Finlandia no permiten el uso del ordenador en las aulas hasta la universidad. «El libro y la escuela», mantiene Roberto Casati, «son dos elementos claves de la resistencia a la colonización digital»
Finalmente, estas palabras que ponemos en letras de oro :«Nuestra forma de pensar Internet afecta a nuestra manera de utilizar Internet». Aquí, que empezamos pensando la televisión y llevamos unos cuantos años pensando la tecnología digital para ayudar a que los usuarios hagan también su reflexión y alcancen con ello mayor libertad de uso, nos apropiamos de ellas como si fueran nuestras.
Como siempre, lo hemos leído con mucha antención y hemos extractado lo que nos ha parecido más interesante para nuestro trabajo incesante de pensar los medios. Después de este aperitivo, podéis acceder a la reseña completa en el enlace de la referencia y en nuestra página de pensar los medios.
Referencias:
En lo que hace a educación, dejo aquí enlace de conferencia de un conocido (en las redes) profesor de matemáticas. No habla directamente de las redes (o muy poco) pero TODOS LOS TÓPICOS que intenta (y consigue) desarmar los hemos visto nacer, crecer, y multiplicarse por las calzadas del IMPERIO INTERNET. Por desgracia aún no hemos disfrutado con su muerte, pero al igual que por ellas circularon (y circulan) las más disolventes ideas y las más paganas modas, circularon (y circulan) sus contrarias. No hay caso: la propagación de la cultura siempre ha necesitado sus viales; los de hoy son los del imperio cibernético… y debemos usarlos inexcusablemente para contestar, para proponer a los hombres la verdad de lo que los hombres han sido, son y serán. Haríamos bien determinándonos a vencer el vacío de formulaciones irreales e ignorancia prepotente, llenándolo de contenidos pretéritos (historia, pensamiento, cultura, arte, psicología, filosofía, política,…), que permitan al hombre conocer qué ha sido, qué es y qué puede ser. «Si sabes quién eres, sabes lo que debes hacer», explicaba con notable acierto una joven en una conferencia de TEDx.
https://youtu.be/ER1ePcDI7cU
José Luis