Desde que Baricco publicó Los Bárbaros con esa visión ultraoptimista de la nueva generación creada por la tecnología, hemos ido desgranando aquí algunos ejemplos paradigmáticos de esos nuevos seres bajo la denominación de «barbariccos». Otra de las definiciones de estos nuevos bárbaros, para no abundar una vez más en la de Baricco, es la de  Robert Jay Lifton, en su libro  The Protean self: human resilience in an age of fragmentation (El ser Proteico: la resiliencia humana en la edad de la fragmentación). Allí, decía que estos nuevos seres serían según él «seres humanos proteicos que viven en un mundo de cuñas sonoras de siete segundos; acostumbrados a acceder, perder y recuperar la información rápidamente; disponibles para prestar atención, pero sólo unos instantes; poco dados a la reflexión, si bien más espontáneos; gustan de ser valorados más por su creatividad que por su laboriosidad; más terapéuticos que ideológicos; piensan más con imágenes que con palabras. Aunque su capacidad de construir frases escritas es menor, es mayor la de procesar datos electrónicos. Son menos racionales y más emotivos.»

Pero este vídeo que me pasa José Antonio es muchísimo más expresivo: los vemos en acción. Y después escuchamos a Jesús Quintero haciendo una descripción pormenorizada de los resultados de esta invasión de novísimos «ultracuerpos», del analfabetismo zombi de los una vez llamados  «nativos digitales». 

Como siempre, nos gusta ver negro sobre blanco lo que hemos visto y oído. Helo aquí con algunas intromisiones nuestras:

«Siempre ha habido analfabetos, pero la cultura y la ignorancia siempre se habían vivido como una vergüenza. Nunca como ahora la gente había presumido de no haberse leído “un puto libro en su jodida vida”. [Para qué, si ya tienen a Google, Wikipedia, Instagram, YouTube o Twitch…]. De no importarle nada que pueda oler levemente a cultura o que exija una inteligencia mínimamente superior a la del primate. [Si, además, los primates hoy son igualmente humanos e incluso más humanos que los humanos…]

Los analfabetos de hoy son los peores porque en la mayoría de los casos han tenido acceso a la educación [Y a la tecnología, a las pantallas digitales, a Internet, a los móviles, a los videojuegos…]. Saben leer y escribir, pero no ejercen. [Tampoco hablan, solo textean] Cada día son más y cada día el mercado los cuida más y piensa más en ellos. La televisión [y las redes] cada vez se hacen más a su medida. Las parrillas de los distintos canales compiten por ofrecer programas pensados para una gente que no lee, que no entiende, que pasa de la cultura, que quiere que la diviertan o que la distraigan, aunque sea con los crímenes más brutales o con los más sucios trapos de portera.

El mundo entero [ese mundo global, ese mundo nuevo…]se está creando a la medida de esta nueva mayoría, amigos. Todo es superficial, frívolo, elemental, primario…, para que ellos puedan entenderlo y digerirlo. Esos [los barbariccos] son socialmente la nueva clase dominante, aunque siempre será la clase dominada, precisamente por su analfabetismo y su incultura, la que impone su falta de gusto y sus morbosas reglas. Y así nos va a los que no nos conformamos con tan poco, a los que aspiramos a un poco más de profundidad. ¡Un poquito más, hombre, un poquito más, un poquito más, joder!».

Actualización: ayer, día 3 de octubre, pocos días después de publicar esta entrada, falleció Jesús Quintero. El Loco de la Colina, ha sido un ejemplo permanente de coherencia, de búsqueda de la profundidad, de ir siempre contracorriente del magma publicitario de la fama mediática, tanto en tiempos de la radio, como en la televisión y por supuesto, absolutamente crítico con el mundo creado por las redes. 

Sin duda, ha dejado con su vida el mundo, mejor que lo encontró. Descanse en paz.