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Ahí va la segunda entrega.

La descripción poética del mundo cibernético cotidiano con el que convivimos con tanta naturalidad es inmisericorde. No se trata de tecnofobia, sino de la expresión de un desajuste interior ante el impacto reduccionista de la tecnología y de la hegemonía de las imágenes en la vida de cada ser humano y en la de la sociedad.

«La imagen que puede  y debe servir para ampliar la sensibilidad y la percepción humanas, es hoy una imagen distraída en el mero entretenimiento dirigido hacia el consumo. El hombre actual vive  en un presente continuo y convulso dominado por el «efecto actualidad» en un mundo-imagen creado por las pantallas omnipresentes hechizado por lo audiovisual y narcotizado en un radical embotamiento perceptivo

El lenguaje de Patiño es de una acumulación metafórica y expresiva extremas. Una descripción durísima de la realidad actual, una descripción de y desde una llaga abierta, sin paliativos:

«Una sociedad hipnotizada por el flujo de imágenes, apresada en la tela de araña de un vértigo constante  […], en una volátil instantaneidad incesante. […] que fagocita las coordenadas de plenitud humana. […] Una burbuja lisérgica y seductora […] remolino sensorial [de] intervalos espasmódicos de tiempo en una fragmentación adictiva. La realidad triturada, la experiencia de la duración volatilizada.»

Más que una descripción teórica a la que contestar se trata de un óleo impresionista de brochazos gruesos que el pintor-poeta dirige más a la sensibilidad que a la inteligencia.

[Vivimos en]  «un mundo-zapping,  sometidos a una invasión de reclamos de todo tipo, [testigos y cómplices del]  expolio de la mirada en un vertiginoso simulacro de democracia visual. […] Enfermos de imágenes, […] embotados por la opulencia de datos y por el torbellino de mensajes.  [En] un paisaje de ansiedad general y de «ruinas instantáneas». La «mirada distraída» […]  «Marionetas neuronales» o «zombis autoengañados» […] Atrapados en la telaraña hipnótica de una gigantesca mentira visual sin fisuras. […] a través de la mediación contradictoria de las prótesis tecnológicas. […] Un paisaje […] conformado por el monopolio perceptivo que instaura la televisión y sus diferentes sucedáneos. Un renovado Logos optikos»

Un mundo transmitido por los medios audiovisuales «donde todo tiene que estar necesariamente fragmentado y triturado, esquematizado y estereotipado, elaborado de manera emocional para poder ser deglutido por el espectador masivo (en breves mensajes instantáneos)» Con un cada vez más breve umbral de atención que no hace más que disminuir. «No heredamos una imagen del mundo, sino sus cristales rotos, […] un collage […] Un mundo astillado, [un] caosmos […] una simultaneidad contradictoria de mundos diferentes.» Estamos zarandeados entre dos extremos: el  «empalago sentimentaloide» de la publicidad y «la ración de tecnoviolencia  de los telediarios y la actualidad, entre el miedo a la catástrofe y la anestesia del entretenimiento.» El mirón cibernético, glotón de imágenes, es un «voyeur omnipoderoso como un patético cazador cazado (apresado cruelmente inmovilizado) en su propia telaraña óptica».

«Los medios de comunicación de masas y los debates en redes sociales se han erigido en el espacio decisivo de la política.  […] Los espectadores están dopados en la sobreinformación y el veloz consumo de imágenes, cada vez más alejados de sí mismos. […] [El poder] construye continuos relatos emocionales, sensacionalistas, manipulando las conciencias.»

 No hay nada que decir. Solo mirar. Sintonizar. Poco poco, de ese cuadro y su poso podremos empezar a sacar conclusiones.

Referencias:

Todas las pantallas encendidas, hacia una resistencia creativa de la mirada, Patiño, Antonio, Fórcola, Madrid, 2017

Todas las pantallas encendidas… síntesis en nuestra página Pensar los Medios.

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