La pornografía es la masturbación de la mirada. Una auténtica plaga en Internet de la que se habla poco -se obvia como inevitable-, pero que no sólo provoca disfunciones en la vida afectiva de millones de personas, sino que forma parte del entorno de desarrollo y crecimiento de los ciberadolescentes. ¿Hacia dónde? No es sólo un problema moral -que también mal que les pese a los que no tocan el tema para no contaminarse de moralina-, es un problema social y de enorme magnitud. Pero, como ante otros problemas derivados de los nuevos usos de la tecnología, cerramos los ojos. Lo malo es que luego nos estallan en la cara las estadísticas.
Otro documental de la Noche temática de RTVE. Crudo.
Desgraciadamente, al alcance de un clic para nuestros jóvenes.
Un saludo.
Pues lo de los trajes sensoriales para acariciar a distancia, mola. Se podrán utilizar para hacer cosquillas en la barriguita a la nieta que está a 12.000 Km. o «sentir» de ella un amoroso besito.
Me ha gustado mucho la reflexión de una psicóloga que dice que la adicción pornográfica en internet es tan fuerte y numerosa, precisamente porque NO FUNCIONA. Quiero entender que lo que puede obtener el adicto no le compensa para nada y por ello «insiste» con la esperanza puesta en que alguna vez le «sirva». Mientras tanto, y ese es el drama mayor, se va incapacitando para establecer relaciones sexuales verdaderas.
Interesante tema de discusión.
José Luis
Has dado en el clavo y en la clave. A mí también me gustó esa idea paradójica y la anoté para desarrollarla.. Parece que en el fondo de toda adicción hay algo de esa búsqueda circular de la zanahoria que no va a ninguna parte.
Lo has expresado muy bien.