Al XLSemanal ―a cuyo editor, por cierto, habría que dar un premio asociativo por su constancia en tratar temas relacionados con los medios desde el punto de vista del consumidor― le preocupan estos temas y de él extraigo estas dos perlas relacionadas esta vez con Photoshop, esa herramienta mediática creadora de realidades virtuales, ese eufemismo del cuerpo.
Una es la introducción del cartero de la revista, Lorenzo Silva:
« ¿es la realidad que percibimos y por la que nos guiamos la verdadera realidad o tan sólo el fruto de una manipulación? La pregunta tiene antigua raigambre filosófica, pero lo que antes de refería sólo a las trampas de nuestros sentidos o de nuestro razonamiento, ahora se refiere a un vasto entramado de interferencias que median entre las cosas y nosotros. Una de las más potentes y omnipresentes es Photoshop que empezó siendo un ingenioso programa informático para retocar y apañar las imágenes […] y que ha acabado convirtiéndose […] en generador de una despótica paralela realidad contra la que una y otra vez nos medimos para salir invariablemente derrotados. No, no podemos alcanzar las excelencias del Photoshop, en ningún aspecto. Pero consolémonos, nadie puede (mal de muchos…): ni la más rutilantes estrella al natural, ni el más excelso paisaje visto en vivo. Ni el mundo, esta entretenida y bella imperfección».
El otro, una de las cartas de los lectores, firmada por Asun Jiménez Colón:
«El otro día, mientras observaba a la gente con la que me cruzaba en el paseo que todos los días me gusta hacer por la playa, anduve durante una hora y no vi ni un solo cuerpo de esos que todo el mundo persigue y me pregunté: ¿existirán de verdad? ¿O es una ilusión óptica que nos han metido con el Photoshop? La realidad que yo vi, para mi consuelo, es que el 90 por ciento de las mujeres tiene celulitis; vientres planos, casi nadie; ya mucho menos, tableta. Seguramente, muchas de esas personas con las que me crucé se cuidan y hacen ejercicio durante todo el año sin llegar a conseguir esos cuerpos que nos restriegan en las revistas y en la televisión y lo único que consiguen es mantenernos permanentemente insatisfechos. Y si los insatisfechos fuéramos gente de cierta edad, pase, pero no me puedo quedar impasible ante jovencitas que machacan sus cuerpos (y sus mentes) con dietas imposibles por perseguir un canon de belleza que ha inventado un ordenador».
Por favor: recuperemos la belleza de la imperfección.




Veamos: a los que nos gusta la fotografía, hay que reconocerle al instrumento su utilidad para llegar donde no alcanza la pericia del fotógrafo. Un curso que hice me demostró que una foto mal tomada puede apañarse muy bien con unos retoques.Hoy día no se es buen fotógrafo si no sabes tratar la imagen digitalmente con corrección. Es lo que sucede con el proceso de post-producción de toda película, que es tan importante o más que su producción.
En segundo lugar, in medias virtus, claro. Una cosa es retocar y otra transubstanciar la realidad. Ahí es donde estoy de acuerdo.Los hombres y las mujeres somos de todo, guapos y feos, altos y bajos, gordos y flacos. El problema es que se asocia a un canon concreto de belleza (nórdico, por cierto)la fama, el dinero y el éxito; se asocia a la juventud con el triunfo y el empuje; a las rubias con la tontería y a las morenas con la inteligencia; la delgadez con la felicidad y el exceso de peso con el fracaso.
Los cánones de belleza son culturales (véase a Rubens) y coyunturales.
Pero hay que andar por la vida sabiendo estas cosas. Y, sobre todo, hay que enseñarlas en clase.
El dominical de El Mundo se preguntaba por qué los españoles no hemos elegido nunca un presidente de gobierno (sé que no lo elegimos, es una forma de hablar)calvo. ¿Quizá será porque calvicie y poder no van de la mano?
De acuerdo en todo y con todos.
A mí, que una mujer hecha y derecha decida sufrir por tener en sus carnes más celulitis que las chicas «10» que habitan en los medios, me importa poco o nada. Lo que me duele ¡y mucho! es que una adolescente sufra (sin casi poder decidirlo) por creer que «no es como debería ser», y que «no puede gustar a los chicos» (al menos tanto como su compañera «casi modelo» que los lleva a todos detrás), y que …… ¡Lo que llegan a sufrir!: alimentación, amistad, estudio, conducta sexual, ….. todo al garete, hasta que, con suerte, logre despertar de la pesadilla y mandar a su sitio al «ambiente», al «medioambiente» y, por supuesto, al Photoshop.
Señalar que el retoque fotográfico en prensa, en publicaciones del ramo del glamour y en la cosa de la publicidad, se practica desde siempre (incluso antes de la impresión en color) y nunca las pieles que hemos visto en papel han sido las pieles «reales» de sus propietarias. Lo mismo se puede decir de la figura misma y del contorno de los cuerpos que hemos visto antes de Photoshop.
Ser «retocador» era uno de los oficios mejor vistos dentro del mundo de las publicaciones y estudios fotográficos. Había que tener «arte» y ser muy preciso con el pincel, las máscaras, los contratipos, los registros y un sin fin de técnicas y trucos.
José Luis
Claro, si es que la gente es normal. Ha sido mi consuelo siempre… Lo penoso es cómo está prohibido no ser joven.
Un saludo.
Como siempre, el debate en torno a la tecnología no debe girar -de hecho yo creo que en el post no lo hace- en torno a si es buena o mala, blanca o negra. Como siempre la tecnología es tecnología: una herramienta para mejorar algún aspecto concreto de nuestra vida. Sin embargo, como siempre también, toda tecnología conlleva dos problemas: uno derivado de su uso que es el que se pone aquí más en evidencia, y otro derivado de su misma existencia y características: el hecho de que una tecnología posibilite transformar la realidad en una realidad que no existe lleva implícito en si mismo el riesgo «moral» para la sociedad, ya que inevitablemente acaba influyendo en la percepción de la realidad de sus miembros.
Toda tecnología se puede usar bien o mal, pero, además, intereactúa con las características de la naturaleza humana para crear un ámbito nuevo de ubicación del hombre.
Por supuesto que no se habla del retoque fotográfico, se habla de la generación de mundos imposibles que modifican la vida de las personas prohibiéndoles,por ejemplo, como dice Negrevernis ser lo que son