Diseño Industrial: el mundo recuerda al creador de la ...

 

Si la televisión es a menudo indecorosa, el televisor ha sido siempre indecorable. Sin embargo, está dejando de serlo al convertirse en pantalla. Hasta ahora, inflado y cachivache, aunque perfectamente integrado en nuestras vidas, no había manera de integrarlo en nuestros salones salvo haciéndolo desaparecer en un armario. Las pantallas, en cambio, extraplanas, plateadas, atractivas como felinos tecnológicos, están llegando a ser decoración e incluso belleza. Crecen y a la vez se camuflan. Pasan desapercibidas, haciéndose paisaje, pared, ventana, parte consustancial del edificio. Si siendo televisores aquellos aparatos eran ya invisibles por su cotidianeidad, las pantallas los harán desaparecer definitivamente de la conciencia del consumidor mientras aumenta exponencialmente su consumo. Si hasta ahora —cuano se le preguntaba— nadie veía la televisión o al menos nadie era consciente de que lo hacía, ahora ni siquiera veremos los televisores porque se han transfigurado en invisibles, hermosas, metálicas y cristalinas pantallas.

Vean televisión, no la consuman o serán consumidos por ella.