Un elogio del tiempo en la época de la prisa; un elogio del contenido en una era del vacío.Jose Antonio Marina reflexiona sobre el tiempo.
Surfing, fast thinkers, slogan, clip, la sabiduría del tiempo
«¿Qué nos queda después de surfear por la información? Un bobo espejismo de sabiduría. Los ojos son confundidos por la prisa. Empezamos a despreciar todo aquello que nos exige tiempo. El director de un prestigioso programa televisivo de divulgación científica me dice que tiene que fragmentar mucho el programa porque el espectador no aguanta más de dos minutos concentrado en un tema. En EEUU se considera que las buenas intervenciones durante los debates políticos televisados no deben durar más de siete segundos. Pierre Bourdeau, en Sobre la televisión, … hace una crítica del pensamiento veloz: «La televisión privilegia a un cierto número de fast thinkers que proponen fast food cultural, alimento cultural predigerido, prepensado» (p.40).»
«Esta seducción de lo apresurado, esta fascinación del clip, la consigna, el eslogan, la frase contundente, el repente ingenioso, el cómic, llega a lo hilarante. Sesudos investigadores atribuyeron el éxito electoral de Eisenhower a la invención de un eslogan que aún se estudia en las facultades de información: I like Ike. Como puede verse todo un programa político, y Jaques Séguela pasará a la historia por haber llevado a Mitterrand al poder con una frase: La forcé tranquille. Acabo de leer el libro de Howard Rheingold, La comunidad virtual, (Gedisa, Barcelona, 1996). El autor, un especialista de prestigio dice cosas de una ingenuidad esperpéntica. Afirma que conectado a la red unos pocos minutos al día durante unas cuantas semanas consigue «integrar más conocimientos sobre un tema de los que habría conseguido estudiando una carrera universitaria» (p. 85) [Los ciberoptimistas son así.] Reivindicaré la sabiduría del tiempo. Hay un tiempo para cantar y otro para callar, uno para sembrar y otro para recoger. […] Uno es el tiempo de la ocurrencia y otro el de la argumentación. La consigna es breve, el razonamiento largo. La comprensión súbita, pero el aprendizaje lento. El enamoramiento fulgurante, el amor cuidadoso.»



Me ha vuelto a pasar. No puedo más. Iba por el final del tercer parrafón y aún pensaba en un cuarto. De pronto, algo ha sucedido, la pantalla se ha quedado en blanco, ¡oh, no! ¡otra vez nooo!….. pero sí, otra vez mi texto ¡fuásh! ha desaparecido y no lo sé encontrar. Lo siento muchísimo.
José Luis
Tranquilo, amigo.
Es la tecnología PC que es incompatible con un alma Mac.
Habrá que arreglar eso.
Gracias, amigo. Tu comprensión me conmueve. Soy un alma Mac inmortal, es cierto.
Si yo fuera el director de un prestigioso programa televisivo de divulgación científica que no lograra atrapar mas allá de dos minutos la atención de mis telespectadores a cualquier tema de los propuestos….. abandonaría de inmediato una tal función y reflexionaría profundamente qué tipo de mierda les estaba ofreciendo. También intentaría tomar un cafelito con Juan Manuel Prada para que me explicara cómo y porqué a él no le pasa eso.
Por otra parte, eso del «pensamiento veloz» debe ser algo así como «la equitación protestante» o la «literatura comprometida», no sé.
Delicioso: «Reivindicaré la sabiduría del tiempo. Hay un tiempo para cantar y otro para callar, uno para sembrar y otro para recoger. […] Uno es el tiempo de la ocurrencia y otro el de la argumentación. La consigna es breve, el razonamiento largo. La comprensión súbita, pero el aprendizaje lento. El enamoramiento fulgurante, el amor cuidadoso».
José Luis
La tele es así. Excepto cuando no lo es, claro está. Es decir, incluso con las características propias del medio, se puede, se debe, ir contracorriente y hacerlo de otro modo.
La reivindicación de los tiempos es, efectivamente, deliciosa. Precisamente porque expresa bien una gran verdad: necesitamos tiempo. A lo largo de los últimos post, esa reivindicación ha sido una constante con varios envoltorios distintos.
SIempre hemos dicho aquí que el espejismo de lo veloz es uno de los más peligrosos para la vida de los usuarios de las tecnologías.