TECNOLOGÍA, TRANSPARENCIA, IMÁGENES, MIRADAS

Hace unos años, uno de nuestros lectores nos recomendó leer a Byung-Chul Han, un filósofo alemán de origen coreano con una biografía curiosa: estudió metalurgia en Corea antes de mudarse a Alemania en la década de 1980 para estudiar filosofía, literatura alemana y teología católica en Friburgo y Múnich. En una entrevista explicó: «Al final de mis estudios [de metalurgia] me sentí como un idiota. Yo, en realidad, quería estudiar algo literario, pero en Corea ni podía cambiar de estudios ni mi familia me lo hubiera permitido. No me quedaba más remedio que irme. Mentí a mis padres y me instalé en Alemania pese a que apenas podía expresarme en alemán. […] Yo quería estudiar literatura alemana. De filosofía no sabía nada. Supe quiénes eran Husserl y Heidegger cuando llegué a Heidelberg. Yo, que soy un romántico, pretendía estudiar literatura, pero leía demasiado despacio, de modo que no pude hacerlo. Me pasé a la filosofía. Para estudiar a Hegel la velocidad no es importante. Basta con poder leer una página por día» …Un  fiera. Hoy recibe muy merecidamente el Príncipe de Asturias. Normalmente, desde hace años, los premios suelen premiarse a sí mismos en sus premiados buscando contagiarse de su fama. No es el caso. Enhorabuena al al premio y al premiado. Aunque el mejor premio es leerlo.

Aquella recomendación de nuestro lector venía a cuento porque nosotros finalmente lo hemos ido leyendo y hemos visto que el análisis de Byung efectivamente enriquece nuestra comprensión del fenómeno tecnológico. La editorial Herder lo ha ido publicando en español en pequeños libritos de no más de cien páginas de los que hemos intentado sacar lo más interesante que puede ayudarnos en la tarea de entender lo que está pasando en este Medioambiente que nos ha tocado vivir. No ha sido tarea sencilla porque no es fácil de leer y hay que digerirlo despacio. Pero nosotros tampoco tenemos prisa…

En sus textos, se entrecruzan ideas de manera constante. Por eso hemos preferido hacer una serie de reseñas temáticas con textos de todos ellos que resumirlos separadamente.

Tecnología

«MCLuhan […] advertía en 1964: “La tecnología eléctrica ya está dentro de nuestros muros y estamos embotados, sordos, ciegos y mudos ante su encuentro con la tecnología de Gutemberg”. Algo semejante sucede hoy con el medio digital. Somos programados de nuevo […] sin que captemos por entero el cambio. […] Cojeamos tras el medio digital, que, por debajo de la decisión consciente, cambia decisivamente nuestra conducta, nuestra percepción, nuestra sensación, nuestro pensamiento, nuestra convivencia. Nos embriagamos hoy con el medio digital, sin que podamos valorar por completo las consecuencias de esta embriaguez. Esta ceguera y la simultánea obnubilación constituyen la crisis actual.»

 «La ‘antropo-tecnología’ convierte nuestros ojos en motores de búsqueda, nos vigila como jamás soñó Orwell y devora los instantes contemplativos, la única oportunidad para ser felices.»

Transparencia/Privacidad

Comienza con una cita muy significativa de Peter Handke: «“vivo de aquello que los otros no saben de mí” que suena absolutamente contraria a la tendencia de la sociedad contemporánea en la que la meta es desnudarse del todo frente a los demás».

Y continúa: «Sin duda, el alma humana necesita esferas en las que pueda estar en sí misma sin la mirada del otro. Lleva inherente una impermeabilidad. Una iluminación total la quemaría […] Sólo la máquina es transparente.». Es una advertencia. Quizá tardía para tantas almas quemadas.

«Es ingenua [y torticera, diría yo,] la ideología de la Post-Privacy [que] exige en nombre de la transparencia un total abandono de la esfera privada […] El hombre ni siquiera para sí mismo es transparente […] También entre personas se entreabre una grieta. Y es imposible establecer una transparencia interpersonal. Ni siquiera es deseable: es precisamente la falta de transparencia del otro lo que mantiene viva la relación. [Relacionarse es buscarse]. Solo lo muerto es totalmente transparente.».

La transparencia es aquí la eliminación de trabas, de inconvenientes, de barreras, de negatividad de cualquier cosa que ofrezca resistencia; también de velos, de capas, de profundidades. La transparencia es positividad. Es la falta de privacidad institucionalizada, obligatoria.

«El imperativo de la transparencia hace sospechoso todo lo que no se somete a la visibilidad. En eso consiste su violencia».

La transparencia tampoco es la verdad: «Transparencia y verdad no son idénticas. Esta última es una negatividad en cuanto se pone e impone declarando falso todo lo otro.»

Sin embargo, como la transparencia se impone inevitablemente, aparecen nuevas zonas oscuras «Se llama «Tor» (The onion Router, una forma de transmisión de datos en internet que no revela la dirección IP del usuario) la red cuasi subterránea en la que es posible estar en línea de manera anónima. Es un profundo lago digital en la red que se sustrae a toda visibilidad. Con el crecimiento de la transparencia crece también lo oscuro».

 «El internet de las cosas consuma al mismo tiempo la sociedad de la transparencia, que se ha vuelto indiscernible de una sociedad de la vigilancia total. Las cosas que nos rodean nos observan y nos vigilan. Envían ininterrumpidamente informaciones sobre lo que hacemos y dejamos de hacer. Por ejemplo, el frigorífico conoce nuestros hábitos alimenticios. El cepillo de dientes interconectado conoce nuestra higiene dental. Las cosas operan activamente en la protocolización total de la vida. La sociedad digital del control transforma incluso las gafas de datos en una cámara de vigilancia y el smartphone en un micrófono de espionaje.»

Imagen, palabra, mirada, lo otro

La comunicación digital es más fácil porque hace desaparecer al otro, la resistencia que ofrece su mirada, su gestualidad, su presencia: «La parte verbal de la comunicación es muy escasa. El núcleo de la comunicación está constituido por las formas no verbales, tales como los gestos, la expresión de la cara, el lenguaje corporal. Esas formas confieren a la comunicación su carácter táctil. […] El medio digital despoja la comunicación de su carácter táctil y corporal.»

Nos acomodamos fácilmente«Por la eficiencia y comodidad de la comunicación digital evitamos cada vez más el contacto directo con las personas reales, es más, con lo real en general. El medio digital hace que desaparezca el enfrente real. Lo registra como resistencia. Así pues, la comunicación digital carece de cuerpo y de rostro.»

«La experiencia [es decir, la vida física, el roce, la vida real], como irrupción de lo otro, en virtud de su negatividad interrumpe el narcisismo imaginario. La positividad, que es inherente a lo digital, reduce la posibilidad de tal experiencia. […] El teléfono inteligente, como lo digital en general, debilita la capacidad de comportarse con la negatividad.»

«Antes percibíamos nuestro enfrente […] prestando más atención a la cara o a la mirada […] En la actualidad, desaparece cada vez más el rostro que está enfrente, que me mira, me afecta o que sopla en contra. Antes había más mirada, a través de la cual se anuncia el otro, como dice Sartre. Este no refiere solo la mirada al ojo humano, sino que experimenta el mundo mismo [– la realidad–] como dotado de mirada. Lo otro como mirada está en todas partes. Las cosas mismas nos miran»

La comunicación digital es pobre en mirada […] y cita: “El videoteléfono produce la ilusión de una presencia y sin duda ha hecho más soportable la separación espacial entre amantes. Pero se nota siempre la distancia que permanece, quizá con la mayor claridad en una pequeña descentración. Efectivamente, en Skype no es posible mirarse el uno al otro, Cuando en la pantalla se mira a los ojos del otro, este cree que su interlocutor mira ligeramente hacia abajo, pues la cámara está instalada en el marco superior del ordenador, La bella peculiaridad del encuentro inmediato, la de que ver a alguien es siempre equivalente a ser visto, ha dejado paso a la asimetría de la mirada. … podemos estar cerca los unos de los otros las veinticuatro horas del día, pero dejamos constantemente de mirarnos.”

«Pasar largo tiempo sin mirarnos no es culpa solo de la óptica de la cámara. Apunta más bien a la falta de mirada por principio, a la ausencia del otro. El medio digital nos aleja cada vez más del otro.»

«El palpar con la punta de los dedos en la pantalla táctil tiene consecuencias en la relación con el otro. [elimina la resistencia, la distancia] Se puede palpar la imagen, tocarla directamente porque ha perdido ya la mirada, la faz. […] La pantalla táctil del teléfono inteligente […]. Carece de mirada

Multitasking, Atención, Hiperactividad

«El exceso de positividad se manifiesta, asimismo, como un exceso de estímulos, informaciones e impulsos. Modifica radicalmente la estructura y economía de la atención. Debido a esto, la percepción queda fragmentada y dispersa. […] la atención multitasking no significa un progreso para la civilización […] se trata más bien de una regresión. En efecto, el multitasking está ampliamente extendido entre los animales salvajes como una técnica de atención imprescindible para la supervivencia».

«Un animal ocupado en alimentarse ha de dedicarse, a la vez, a otras tareas […]: mantener a sus enemigos lejos del botín, […] tener cuidado constantemente de no ser devorado a su vez […], vigilar su descendencia […], no perder de vista a sus parejas sexuales […] De este modo no se halla capacitado para una inmersión contemplativa: ni durante la ingesta de alimentos ni durante la cópula. No puede sumergirse de manera contemplativa en lo que tiene enfrente porque al mismo tiempo ha de ocuparse del trasfondo. No solamente el multitasking, sino también actividades como los juegos de ordenadores suscitan una amplia pero superficial atención, parecida al estado de vigilia de un animal salvaje».

«Los logros culturales de la humanidad […] se deben a una atención profunda y contemplativa. La cultura requiere un entorno en el que sea posible una atención profunda. […] Dada, además, su escasa tolerancia al hastío, tampoco admite aquel aburrimiento profundo que sería de cierta importancia para un proceso creativo.»

«La […] vida contemplativa […] está ligada a aquella experiencia del Ser, según la cual lo Bello y lo Perfecto son invariables e imperecederos. […] Su carácter fundamental es el asombro sobre el Ser-Así de las cosas […] La duda moderna y cartesiana reemplaza al asombro.» Catherine de L’Ecuyer, estaría completamente de acuerdo con él.

«Paul Cézanne, aquel maestro de la atención profunda y contemplativa, dijo alguna vez que podía ver el olor de las cosas.»

Y aquí nos recuerda a Los Bárbaros de Baricco, pero esta vez en su sentido estricto y literal: «Por falta de sosiego, nuestra civilización desemboca en una nueva barbarie.»

«Nietzsche [describe] tres tareas para las que se requieren educadores: aprender a mirar, a pensar y a hablar y escribir. […] Aprender a mirar significa “acostumbrar el ojo a mirar con calma y con paciencia, a dejar que las cosas se acerquen al ojo” […] una mirada larga y pausada. […] Reaccionar inmediatamente y a cada impulso es, al parecer de Nietzsce, en sí ya una enfermedad, un declive, un síntoma del agotamiento. […] La hiperactiva agudización de la actividad transforma esta última en una hiperpasividad, estado en el cual uno sigue sin oponer resistencia a cualquier impulso e instinto. En lugar de llevar a la libertad, origina nuevas obligaciones. Es una ilusión.

La pura actividad solo prolonga lo ya existente. […] Tan solo a través […] del detenerse, el sujeto de acción es capaz de atravesar el espacio entero de la contingencia. […] «A los activos les falta habitualmente una actividad superior […] a este respecto son holgazanes. […] Los activos ruedan como rueda una piedra, conforme a la estupidez de la mecánica».

«La demora contemplativa en las cosas, que sería una fórmula de la felicidad, cede por completo a la caza de informaciones. La percepción humana alcanza por fin una eficacia total. Ya no se deja distraer por cosas que merezcan poca atención o prometan poca información. El ojo humano se transforma por sí mismo en un eficaz motor de búsqueda

Fotografía, Imágenes

«La época de Facebook y Photoshop hace del “rostro humano” una faz que se disuelve por entero en su valor de exposición. La faz (face) es el rostro expuesto sin aura de la mirada. Es la forma de mercancía del rostro humano. La faz como superficie es más transparente que aquel rostro o cara que, […] constituye un lugar señalado en el que irrumpe la trascendencia del otro.»

«En la fotografía digital está borrada toda negatividad, [ni siquiera le precede un negativo que tenga que ser positivado…] es un puro positivo. […] Es una fotografía transparente sin nacimiento ni muerte […] le falta la condensación semántica y temporal. Así no habla. […]

La foto da testimonio de lo que ha sido. Por eso, la tristeza es su temple fundamental. […] La fecha es parte de la foto porque “obliga a sopesar la vida, la muerte. La fecha imprime en ella la mortalidad, la caducidad […] La fotografía de hoy completamente llena por el valor de exposición, muestra otra temporalidad. Está determinada por el presente […] no admite ninguna tensión narrativa, ningún dramatismo […] cada sujeto es su propio objeto de publicidad […] La sociedad expuesta es una sociedad pornográfica. … El exceso de exposición hace de todo una mercancía, que «está entregada, desnuda, sin secreto, a la devoración inmediata».

El medio digital carece de edad, destino y muerte. En él se ha congelado el tiempo mismo. [hasta en eso es distinta la fotografía analógica que es también mortal, envejece atacada por la luz hasta desaparecer]. En cambio, en la imagen digital, en el medio digital están extinguidos tanto el devenir como el envejecer. Se caracteriza por un permanente presente

[El protagonista de «La Gioconda del mediodía crepuscular» de J.G. Ballard] «completamente desesperado, toma la decisión radical de destruir sus ojos para ver más. [Pero hoy] ante la pura masa de imágenes hipervisibles, hoy no es posible cerrar los ojos.

Las imágenes se han hecho consumibles, destruyendo la especial semántica y poética de la imagen. «Hoy las imágenes no son solo copias, sino también modelos. Huimos hacia las imágenes para ser mejores, más bellos, más vivos… mejores que la realidad percibida como defectuosa: ante los clientes de un café, alguien me dijo justamente: “Mire qué mates son; en nuestros días, las imágenes son más vivientes que la gente”. Una de las marcas de nuestro mundo es quizá este cambio: vivimos según un imaginario generalizado. Ved lo que ocurre en EEUU: todo se transforma allí en imágenes: no existe, se produce y se consume nada más que imágenes». (R. Barthes, La cámara lúcida, p. 19)

«Las fotos bonitas como imágenes ideales que nos blindan frente a la sucia realidad.»

Masa frente a enjambre

«Las masas, que antes podían organizarse en partidos y asociaciones […] animadas por una ideología, se descomponen ahora en enjambres de puras unidades, es decir, en los Hikikomoris digitales aislados para sí, que no forman ningún público articulado y no participan en ningún discurso público. […] La nueva masa es el enjambre digital. [No tiene alma] El alma es congregadora y unificante. El enjambre digital consta de individuos aislados [que juntos] no desarrollan ningún nosotros, […] no es coherente en sí. No se manifiesta en una voz. Por eso es percibido como ruido.»

«Para McLuhan, el ‘homo electrónicus’ es un hombre de masas: “[que] como el espectador en un estadio deportivo, es un nadie”. El ‘homo digitalis’ es cualquier cosa menos nadie. Mantiene una identidad privada. […] se manifiesta de forma anónima, pero […] tiene un perfil y trabaja incesantemente para optimizarlo. […] se expone y solicita la atención. [Incluso cuando se manifiesta anónimamente] es un alguien anónimo. […] Le son extraños los espacios como los estadios deportivos o los anfiteatros, […] no se congrega […] Constituye una concentración sin congregación, una multitud sin interioridad, sin alma o espíritu. […] aislados, singularizados, que se sientan solitarios ante el monitor.»

«Medios electrónicos como la radio congregan a hombres, mientras que los medios digitales los aíslan.»

Big Data frente a Big Brother

«Subimos a la red todo tipo de datos e informaciones sin saber quién, ni qué, ni cuándo, ni en qué lugar se sabe de nosotros. […] el concepto de protección de datos se vuelve obsoleto.»

«Hoy se registra cada clic que hacemos, cada palabra que introducimos en el buscador. Todo paso en la red es observado y registrado. Nuestra vida se reproduce totalmente en la red digital. Nuestro hábito digital proporciona una representación muy exacta de nuestra persona…quizá más precisa o completa que la imagen que nos hacemos de nosotros mismos…»

El número de direcciones web es prácticamente ilimitado. De este modo es posible dotar a cada objeto de uso de una dirección en internet. Las cosas se convierten por sí mismas en proveedores activos de información. Informan sobre nuestra vida, sobre nuestro hacer, sobre nuestras costumbres. La extensión del internet de las personas, web 2.0, a la internet de las cosas, web 3.0, es la culminación de la sociedad de control digital. La web 3.0 hace posible un registro total de la vida. Ahora también nos vigilan las cosas que usamos diariamente.»

«La empresa de datos Acxiom comercia con datos personales de aproximadamente 300 millones de ciudadanos estadounidenses, esto es, de prácticamente todos. Acxiom sabe más de los ciudadanos estadounidenses que el FBI. En esta empresa, los individuos son agrupados en 70 categorías. Se ofertan en el catálogo como mercancías. A aquellos con un valor económico escaso se les denomina waste, es decir, «basura». Los consumidores con un valor de mercado superior se encuentran en el grupo Shooting star. Son dinámicos, de 36 a 45 años, se levantan temprano para hacer footing, no tienen hijos, están casados, les gusta viajar y la serie de televisión Seinfeld…»

«El Big Data no solo aparece en la forma de Big Brother, sino también de Big Deal. El Big Data es un gran negocio. Los datos personales se capitalizan y comercializan por completo. Hoy se trata a los hombres y se comercia con ellos como paquetes de datos susceptibles de ser explotados económicamente. Ellos mismos devienen mercancía. […] El Estado vigilante y el mercado se fusionan».

«El Big Data da lugar a una sociedad de clases digital. Los individuos que son clasificados en la categoría «basura» pertenecen a la clase más baja».

«La apertura del futuro es constitutiva de la libertad de acción, Sin embargo, el Big Data permite hacer pronósticos sobre el comportamiento humano. De este modo, el futuro se convierte en predecible y controlable. La psicopolítica digital transforma la negatividad de la decisión libre en la positividad de un estado de cosas. La persona misma se positiviza en cosa, que es cuantificable, mensurable y controlable. Sin embargo, ninguna cosa es libre. Sin duda alguna, la cosa es más transparente que la persona. El Big Data anuncia el fin de la persona y de la voluntad libre.»

En la misma línea de Postman en su contraposición de los Orwell y Huxley: «La técnica de poder […] adquiere una forma sutil, flexible, inteligente, y escapa a toda visibilidad. El sujeto sometido no es siquiera consciente de su sometimiento. El entramado de dominación le queda totalmente oculto. De ahí que se presuma libre.»

«Ineficiente es el poder disciplinario que con gran esfuerzo encorseta a los hombres de forma violenta con preceptos y prohibiciones. Radicalmente más eficiente es la técnica de poder que cuida de que los hombres se sometan por sí mismos. […] Quiere activar, motivar, optimizar y no obstaculizar o someter. […] No actúa a través de la prohibición y la sustracción sino a través del complacer y del colmar. En lugar de hacer a los hombres sumisos, intenta hacerlos dependientes. […] Es más seductor que represor. […] No se enfrenta al sujeto, le da facilidades. […] No nos impone ningún silencio. Al contrario: nos exige compartir, participar, comunicar nuestras opiniones, necesidades, deseos y preferencias; esto es, contar nuestra vida. Este poder amable es más poderoso que el poder represivo. Escapa a toda visibilidad. […] No niega ni somete la libertad, sino que la explota. Se elimina la decisión libre a favor de la libre elección entre distintas ofertas.»

«En lugar de operar con amenazas, opera con estímulos positivos. No Emplea la «medicina amarga», sino el me gusta. Lisonjea el alma en lugar de sacudirla y paralizarla mediante shocks. La seduce en lugar de oponerse a ella. Le toma la delantera. Con mucha atención toma nota de los anhelos, las necesidades y los deseos, en lugar de “desimpregnarlos”.»

«Precisamente esta libertad sentida, que está ausente en el Estado vigilante de Orwell, es un problema. […] En el panóptico digital no existe ese Big Brother que nos extrae informaciones contra nuestra voluntad. Por el contrario, nos revelamos, incluso nos ponemos al desnudo por iniciativa propia.»

«Es legendario el anuncio de Apple que en 1984 centelleaba en la pantalla durante la Super Bowl. En él Apple aparece como libertador contra el Estado vigilante de Orwell. Trabajadores sin voluntad y apáticos se adentran en una gran sala y escuchan el discurso fanático del Big Brother en la telepantalla. Entonces una corredora irrumpe en la sala perseguida por la policía del pensamiento. Avanza sin vacilar y delante de sus pechos bamboleantes lleva un gran mazo. Corre decidida hacia el Big Brother y arroja con rabia el martillo a la telepantalla que explota. Los hombres despiertan de su apatía. Una voz anuncia: «el 24 de enero Apple Computer introducirá Macintosh. Y verás porqué 1984 no será como 1984». Frente al mensaje de Apple, el año 1984 no marca el fin del Estado vigilante de Orwell, sino el comienzo de una nueva sociedad de control que lo supera con creces en eficiencia. Comunicación y control coinciden totalmente. Cada uno es el panóptico de sí mismo.»

«David Brooks anuncia en el New York Times una revolución de datos: el «dataísmo»: La filosofía emergente a día de hoy, […] la capacidad de acumular enormes cantidades de datos. […] todo lo mensurable debe ser medido; […] los datos son lentes transparentes y fiables que nos permiten filtrar todo emocionalismo e ideología; […] nos ayudarán a hacer cosas significativas como predecir el futuro … comprender el presente y el pasado.”»

«La creencia en la mensurabilidad y cuantificabilidad de la vida domina toda la era digital. El Quantified Self rinde homenaje a esta creencia. Se equipa el cuerpo con sensores que registran datos de forma automática… [temperatura, glucosa, calorías, movimiento… todo]… Sin embargo, la mera multitud de datos que se acumulan no responde a la pregunta: ¿quién soy yo? [Se] descompone el yo en datos hasta vaciarlo de sentido.»

«El Big Data hace visible, sobre todo, modelos de comportamiento colectivos. […] No se distingue esencialmente de la estadística. […] no tiene ningún acceso a lo único. […] Es totalmente ciego ante el acontecimiento. No lo estadísticamente probable, sino lo improbable, lo singular, el acontecimiento determinará la historia, el futuro humano. Así pues, el Big Data es ciego ante el futuro.»

Byung-Chul Han

Intimidad, Distancia, Respeto

«El mundo del siglo XVIII es un teatro del mundo. El espacio público se parece a un escenario teatral. La distancia escénica impide el contacto inmediato entre cuerpos y almas. Lo teatral se opone a lo táctil. La comunicación pasa a través de formas rituales y signos, y esto alivia el alma. En la modernidad se renuncia cada vez más a la distancia teatral a favor de la intimidad. […] una funesta evolución.»

«[En el siglo XVIII, las emociones] son representadas y no expuestas. [En cambio,] el mundo es hoy un mercado en el que se exponen, venden y consumen intimidades. […] Hoy, la representación teatral cede el puesto a la exposición pornográfica. […] se cree conseguir la transparencia del alma por el hecho de revelar los sentimientos y las emociones íntimos, desnudando así el alma. […] Los hombres se hacen sociables si mantienen la distancia entre ellos. En cambio, la intimidad la destruye. […] Es una sociedad de la confesión, del desnudamiento y de la pornográfica falta de distancia. […] Hoy […] reina una total falta de distancia, en la que la intimidad es expuesta públicamente y lo privado se hace público. […] La comunicación digital deshace, en general, las distancias. La destrucción de las distancias espaciales va de la mano de la erosión de las distancias mentales.»

«En nuestro tiempo [digital] se produce una eliminación total de la lejanía. Pero esta, en lugar de producir cercanía, la destruye en sentido estricto. En vez de cercanía surge una falta de distancia.»

«El respeto presupone una mirada distanciada, un pathos de la distancia, que es típica del espectáculo. El verbo latino spectare, del que toma su raíz la palabra «espectáculo», es un alargar la vista a la manera de un mirón [frente a la] consideración distanciada (respectare) del respeto. La distancia distingue el respectare del spectare. Una sociedad sin respeto, […] conduce a la sociedad del escándalo.»

«La comunicación digital fomenta esta exposición pornográfica de la intimidad […] las redes sociales se muestran como espacios de exposición de lo privado. […] Roland Barthes define la esfera privada como «esa zona del espacio, del tiempo, en la que no soy una imagen, un objeto». […] Hoy no tenemos ninguna esfera privada pues no hay ninguna esfera en la que yo no sea una imagen, donde no haya ninguna cámara. […] el ojo mismo hace imágenes. [La expresión máxima de esto son las Google Glass]»

«[…] La comunicación anónima que es fomentada por el medio digital, destruye masivamente el respeto. […] Las shitstorm [Literalmente ‘tormentas de mierda’es decir, las campañas viralmente sucias de las redes sociales] son, sobre todo, un fenómeno genuino de la comunicación digital que se distingue fundamentalmente de las cartas del lector […] que se envían a la prensa con un nombre explícito [y están caracterizadas] por otra temporalidad. Mientras las redactamos de manera laboriosa, a mano o a máquina, la excitación inmediata se ha evaporado ya. En cambio, la comunicación digital hace posible un transporte inmediato del afecto. […] Las olas de indignación son muy eficientes para movilizar y aglutinar la atención. Pero […] no son apropiadas para configurar el discurso público. […] demasiado incontrolables, incalculables, inestables, efímeras y amorfas, […] surgen con frecuencia a la vista de aquellos sucesos que tienen una importancia social o política muy escasa. […] La sociedad de la indignación es una sociedad del escándalo. […] no permite […] ningún diálogo, ningún discurso. […] No engendra ningún futuro. […] Las shitstorms tampoco son capaces de cuestionar las dominantes relaciones de poder. Se precipitan solo sobre personas particulares, por cuanto las comprometen o las convierten en motivo de escándalo.»

«Hoy se habla de sentimiento o de emoción de una manera creciente. En muchas disciplinas se investigan las emociones. De repente, tampoco el hombre es un animal rationale, sino un ser de sentimientos. Pero apenas se cuestiona de dónde proviene este repentino interés por las emociones.»

«El medio digital es un medio del afecto. La comunicación digital facilita la repentina salida de afectos. […] la comunicación digital transporta más afectos que sentimientos. Las shitstorms son corrientes de afecto. […] Son una expresión de la subjetividad.»

Pornografía, la agonía del Eros

«El porno no solo aniquila el eros, sino también el sexo. La exposición pornográfica produce una alienación del placer sexual. Hace imposible experimentar el placer. La sexualidad se disuelve […] puesto ante la mirada, no es ningún placer.»

«Es obsceno el pornográfico poner el cuerpo y el alma ante la mirada.»

«La transparencia o la univocidad serían el final del Eros, es decir, la pornografía. No es casual que la actual sociedad de la transparencia sea a la vez una sociedad de la pornografía»

«Hoy, todas las imágenes mediáticas son más o menos pornográficas. En virtud de su complacencia, les falta […] toda intensidad semiótica. […] Son, a lo sumo, el objeto de un me gusta.»

[Según Barthes, las imágenes cinematográficas adolecen del mismo defecto:] «ante la pantalla no soy libre de cerrar los ojos; si no, al abrirlos otra vez no volvería a encontrar la misma imagen». [ son inasequibles a la contemplación que exige una demora… En el cine,] las imágenes que se suceden unas a otras obligan al espectador a una «constante glotonería», [una mirada consumista].

«Además, advierte Barthes, la fotografía debe «ser silenciosa». Solo en el «esfuerzo por el silencio» la fotografía revela […] Es un lugar de silencio, que hace posible un demorar contemplativo. Por el contrario, no nos demoramos en las imágenes pornográficas. Estas son estridentes, fuertes, […] sirven solo a la excitación y satisfacción inmediatas. […] no dan nada que leer. Actúan […] de forma táctil y contagiosa. Se vacían para convertirse en espectáculo. La sociedad porno es una sociedad del espectáculo»

Se dice que hoy el amor está en crisis. Y es porque «hoy está en marcha algo que ataca al amor más que la libertad sin fin o las posibilidades ilimitadas. […]: la erosión del otro que tiene lugar en todos los ámbitos de la vida y va unida a un excesivo narcisismo de la propia mismidad.»

«Vivimos en una sociedad que se hace cada vez más narcisista. La libido se invierte sobre todo en la propia subjetividad. […] Al narcisista el mundo se le presenta como proyección de sí mismo. […] Deambula por todas partes como una sombra de sí mismo, hasta que se ahoga en sí mismo.»

«El amor se positiva hoy como sexo, que está sometido, a su vez, al dictado del rendimiento. El sexo es rendimiento. Y la sensualidad es un capital que hay que aumentar. El cuerpo, con su valor de exposición, equivale a una mercancía. El otro es sexualizado como objeto excitante. No se puede amar al otro despojado de su alteridad, solo se le puede consumir. En este sentido, el otro ya no es una persona, pues ha sido fragmentado en objetos sexuales parciales. […] Si el otro se percibe como objeto sexual, se erosiona […] El otro como objeto sexual ya no es un «tú»

«El porno es la antípoda del Eros. Aniquila la sexualidad misma. […] “La sexualidad no se desvanece en la sublimación, la represión y la moral, se desvanece con mucha mayor seguridad en lo más sexual que el sexo: el porno” (Baudrillard) […] La sexualidad hoy no está amenazada por aquella «razón pura» que, adversa al placer, evita el sexo por ser algo «sucio», sino por la pornografía.

La cultura de consumo estimula el deseo y la imaginación […] La imaginación prospectiva mediada por Internet […] eleva el umbral de aspiraciones masculinas y femeninas sobre los atributos deseables en la pareja y/o sobre las posibilidades de una vida en común. Por eso, hoy se “genera decepción” con más frecuencia. La decepción «viene de la mano de la imaginación».

«Los nuevos medios de comunicación no dan alas precisamente a la fantasía. Más bien, la gran densidad de información, sobre todo la visual, la reprime. La hipervisibilidad no es ventajosa para la imaginación. Así, el porno, que en cierto modo lleva al máximo la información visual, destruye la fantasía erótica.»

«La pornografía agudiza la habituación, porque borra por entero la alteridad. Su consumidor ni siquiera tiene un enfrente sexual. Habita la escena del uno. De la imagen pornográfica no sale ninguna resistencia del otro o de lo real. […] De esta forma, la pornografía incrementa la dosis narcisista del yo. En cambio, el amor como acontecimiento, como “escena de los dos”, des-habitúa y reduce el narcisismo.»

Byung-Chul Han, ¿copiota?

Panóptico digital

«Cada clic que hago queda almacenado. Cada paso que doy puede rastrearse hacia atrás. En todas partes dejamos huellas digitales. Nuestra vida digital se reproduce exactamente en la red. La posibilidad de una protocolización total de la vida suplanta enteramente la confianza por el control. En lugar del Big Brother, aparecen los Big Data.»

«La sociedad digital de la vigilancia muestra una especial estructura panóptica. El panóptico de Bentham consta de celdas aisladas entre sí. Los residentes no pueden comunicarse entre ellos. Los muros hacen que los residentes no puedan verse. […] En cambio, los habitantes del panóptico digital crean una red y se comunican intensamente […] Lo que hace posible el control total no es el aislamiento espacial y comunicativo, sino el enlace en red y la hipercomunicación.»

«Sus habitantes no son prisioneros. […] viven en la ilusión de la libertad. […] Se exponen e iluminan voluntariamente. La propia iluminación es más eficiente que la iluminación ajena. […] La propia explotación es más eficiente que la explotación ajena, porque va unida al sentimiento de libertad.»

«La sociedad del control se consuma allí donde sus habitantes se comunican no por coacción externa, sino por necesidad interna.»

«Vigilancia y control son una parte inherente a la comunicación digital. […] Cada uno observa y vigila al otro. No solo nos vigila el servicio secreto del Estado. Empresas como Facebook y Google trabajan ellas mismas como servicios secretos. Iluminan nuestras vidas para sacar capital de las observaciones obtenidas mediante el fisgoneo. Las empresas espían a sus empleados. Los bancos examinan con lupa a potenciales clientes de créditos.»

«” Le ofrecemos una mirada de 360 grados a sus clientes”. Con este slogan hace propaganda Acxiom, […] una de las empresas de datos que hoy crece de forma extraordinaria; mantiene un colosal almacén de datos con muchísimos miles de servidores. Su sede empresarial en Arkansas, EEUU, está protegida y es vigilada rigurosamente como si fuera un edificio del servicio secreto. La empresa posee datos personales sobre unos 300 millones de ciudadanos de EEUU, o sea, sobre casi todos.»

«Los chips de RFID (identificadores de radiofrecuencia) convierten las cosas mismas en emisoras activas y actoras de la comunicación, que envían informaciones de forma autónoma y se comunican entre sí. Este internet de las cosas consuma la sociedad del control. Nos observan cosas que nos rodean. Ahora nos vigilan también las cosas que usamos en la vida cotidiana.»

«Las Google Glass […] hacen posible que extraños nos fotografíen y filmen sin cesar. Mediante las gafas de datos cada uno lleva consigo, en la práctica, una cámara de vigilancia. […] estas gafas transforman el ojo humano mismo en una cámara de vigilancia.»

Política
«Tampoco la política se sustrae a la transparencia. Los políticos no se miden por sus acciones, y esto engendra en ellos una necesidad de escenificación. […] En lugar de lo público se introduce la publicación de la persona.»

«El neoliberalismo convierte al ciudadano en consumidor. La libertad del ciudadano cede ante la pasividad del consumidor. […] Los políticos y los partidos también siguen esta lógica del consumo. Tienen que proveer. De este modo, se degradan a proveedores que han de satisfacer a los votantes en cuanto consumidores o clientes.»

«La sociedad de la transparencia, que está poblada de espectadores y consumidores, funda una democracia de espectadores.»

«Si todo se hace público sin mediación alguna, la política ineludiblemente pierde aliento, actúa a corto plazo y se diluye en pura charlatanería. […] Bajo el dictado de la transparencia, las opiniones disidentes o las ideas no usuales ni siquiera llegan a verbalizarse. […] El imperativo de la transparencia engendra una fuerte coacción y conformismo. […] se llega a una unificación de la comunicación, o a la repetición de lo igual.»

«“La constante observación medial condujo a que nosotros [los políticos] no éramos libres para discutir en una tertulia confidencial temas y posiciones provocativos o impopulares. Hemos de contar en efecto con que hay alguien que transmite eso a los medios”» (Entrevista con Ole von Beust, exalcalde de Hamburgo en Die Zeit, 13 de enero de 2013)

«¿Para qué son necesarios hoy los partidos, si cada uno es él mismo un partido, si las ideologías… se descomponen en innumerables opiniones y opciones particulares? ¿A quién representan los representantes políticos si cada uno ya solo se representa a sí mismo?»

«La política [en el sistema de decisiones digital] es en cierto modo un asunto accesorio. El botón de me gusta es la cédula de elección digital. Internet o el smartphone son el nuevo local electoral. Y el clic del ratón o una breve pulsación sustituyen el «discurso». [Pero] En contra [de la utopía de Flusser y su idea de una democracia directa a través del ratón], la decisión política en sentido auténtico es siempre una decisión existencial. Aquellas “decisiones puntuales, atómicas” que “actúan en el instante”», se hunden en el nivel de una decisión de compra, no vinculante, sin consecuencias. […] En la pantalla está suprimida la distinción entre elegir y comprar. Se elige lo que se compra.»

«La compra no presupone ningún discurso. El consumidor […] no es ningún ciudadano. […] Los electores se comportan como consumidores. […] Las elecciones y la compra, […] tendrían lugar en la misma pantalla gráfica, es decir, en el mismo plano de conciencia. […] También el acto de gobernar se acerca al marketing. Las encuestas políticas equivalen a una prospección del mercado. Los votos electorales son explorados mediante data mining [exploración de datos].»

Prosumidores

Creo que en los ochenta, el norteamericano y más o menos pensador Alvin Toffler, inventó un nuevo término para designar esa nueva condición del hombre contemporáneo que produce lo que consume y viceversa: el prosumidor.

«El imperio global no es ninguna clase dominante que explote a la multitud […] Hoy cada uno se explota a sí mismo, y se figura que vive en la libertad. El actual sujeto del rendimiento es actor y víctima a la vez. […] Esta lógica de la propia explotación, [es] mucho más eficiente que la explotación por parte de otro. […] Así, hoy es posible una explotación sin dominación.»

«Libres de las máquinas de la era industrial, que nos esclavizaban […] los aparatos digitales traen una nueva coacción, una nueva esclavitud. […] En virtud de su movilidad, transforman todo lugar en un puesto de trabajo y todo tiempo en un tiempo de trabajo. La libertad de la movilidad se trueca en la coacción fatal de tener que trabajar en todas partes. En la época de las máquinas el trabajo estaba ya delimitado […] por la inmovilidad de las máquinas. El lugar de trabajo […] se podía separar con claridad de los espacios de no trabajo. En la actualidad esta delimitación está suprimida por completo en muchas profesiones. El aparato digital hace móvil el trabajo mismo.»

«De los teléfonos inteligentes, que prometen más libertad, sale una coacción fatal, […] la coacción de la comunicación. Entre tanto, se tiene una relación casi obsesiva, coactiva, con el aparato digital. También aquí la libertad se trueca en coacción»

«La sociedad del siglo XXI ya no es disciplinaria, sino que es una sociedad del rendimiento [en la que] los sujetos son emprendedores de sí mismos.»

«El hombre depresivo es aquel animal laborans que se explota a sí mismo, a saber: voluntariamente, sin coacción externa. Él es, al mismo tiempo, verdugo y víctima. […] El explotador es al mismo tiempo el explotado.»

El idiota

Hay que ser idiota o al menos hacérselo.

«La total conexión en red y la comunicación digital aumentan la coacción a la conformidad considerablemente. La violencia del consenso reprime los idiotismos» [las singularidades, lo que se aparta del común]

«El idiota es un idiosincrático. […] Donde rige la aceleración de la comunicación, la idiosincrasia, debido a su defensa inmunológica, representa un obstáculo. […] El idiota es por esencia el desligado, el desconectado, el desinformado. […] El idiota es un hereje moderno. […] dispone de una elección libre. Tiene el valor de desviarse de la ortodoxia. […] se libera de la coacción a la conformidad. […] es una figura de la resistencia contra la violencia del consenso. […] No «comunica» […] se recoge en el silencio. […] construye espacios libres de silencio, quietud y soledad en los que es posible decir algo que realmente merece ser dicho.»

La dificultad hoy en día no estriba en expresar libremente nuestra opinión, sino en generar espacios libres de soledad y silencio en los que encontremos algo que decir. Fuerzas represivas ya no nos impiden expresar nuestra opinión. Por el contrario, nos coaccionan a ello. Qué liberación es por una vez no tener que decir nada y poder callar. Pues solo entonces tenemos la posibilidad de crear algo singular: algo que realmente vale la pena ser dicho” G. Deleuze, «Mediators», en Negotiations, Nueva York, 1995, p. 129.

 Actuar o teclear

«El verbo para referirse a la historia es actuar. […] El nuevo hombre teclea en vez de actuar. Él solamente querrá jugar y disfrutar. […] No será un trabajador, un homo faber, sino que será el jugador, el homo ludens»

«La acción tiene que superar una resistencia […] Habita en ella una negación. Su a favor es a la vez un en contra. Pero la actual sociedad positiva evita todas las formas resistentes. Con ello elimina las acciones. En ella dominan tan solo diferentes estados de lo mismo».

Biografía de Byung-Chul Han

La sociedad del cansancio

«El comienzo del siglo XXI, desde un punto de vista patológico, no sería ni bacterial ni viral, sino neuronal. [depresiones, TDAH, TLP, Transtorno límite de personalidad, SDO,Síndrome de desgaste ocupacional…] Estas enfermedades no son infecciones, son infartos ocasionados no por la negatividad de lo otro inmunológico, sino por el exceso de positividad […] Consisten en estados patológicos atribuibles a un exceso de positividad. [Baudrillard] habla de “la obesidad de los sistemas del presente”, de los sistemas de información, comunicación y producción [No acierta cuando elige para el análisis la perspectiva inmunológica] «La comunicación generalizada y la superinformación amenaza todas las defensas humanas».

«[Sin embargo] la superproducción, el superrendimiento o la supercomunicación, ya no son «virales» […] Sino digestivo-neuronales […] El agotamiento, la fatiga y la asfixia ante la sobreabundancia».

[Baudrillard escribe]: Se opone una forma propiamente contemporánea de violencia, más sutil que la de la agresión: es la violencia de la disuasión, de la pacificación, de la neutralización, del control, la violencia suave del exterminio. Violencia terapéutica, genética, comunicacional: violencia del consenso […] Esta violencia es vírica, en el sentido de que no opera frontalmente sino por contigüidad, por contagio, por reacción en cadena y desde el primer momento atenta contra todo nuestro sistema inmunológico. En el sentido también de que –a diferencia de la violencia negativa, la violencia clásica de lo negativo– esta violencia-virulencia opera por exceso de positividad, esto es, por analogía con las células cancerígenas, por proliferación indefinida, por excrecencia y metástasis.”

[Pero] «La violencia neuronal, por el contrario, se sustrae de toda óptica inmunológica, porque carece de negatividad. […] no es privativa, sino saturativa; no es exclusiva, sino exhaustiva. Por ello, es inaccesible a una percepción inmediata [no se percibe como algo extraño, algo ajeno que hay que combatir, sino como parte de lo propio que se necesita aumentar]. No es extraña al sistema, sino que es sistémica.»

«La depresión es característica de un tiempo en el que, por el exceso de abrir y deslimitar, se ha perdido la capacidad de cerrar, de concluir.»

 Periodismo
«La creciente tendencia al egoísmo y a la atomización de la sociedad hace que se encojan de forma radical los espacios para la acción común. […] Lo que caracteriza la actual constitución social no es la multitud, sino más bien la soledad.»

«Windows [es un conjunto de] ventanas con puertas que, sin espacios ni instancias intermedios, comunican con otras ventanas. A través de las ventanas no miramos a un espacio público, sino a otras ventanas. […] Medios como blogs, Twitter o Facebook liquidan la mediación de la comunicación, la desmediatizan. […] Hacen que los periodistas […] parezcan superfluos y anacrónicos.»

«La representación cede el paso a la presencia [y esta] constituye una amenaza general para el principio de representación.»

[Sin embargo] «La representación funciona como un filtro, que produce un efecto muy positivo. Actúa seleccionando y hace posible la exclusiva. […] Las editoriales, con un programa exigente, llevan a cabo la formación cultural, intelectual. Y los periodistas incluso ponen en peligro su vida para escribir reportajes cualificados. En cambio, la desmediatización conduce, en muchos ámbitos, a una masificación. El lenguaje y la cultura se vuelven superficiales, se hacen vulgares.»

Sobreinformación, verdad, ruido

Más es menos y menos es más: «Está demostrado que más información no conduce de manera necesaria a mejores decisiones. La intuición, por ejemplo, va más allá de la información disponible y sigue su propia lógica. Hoy se atrofia la facultad superior de juzgar a causa de la creciente y pululante masa de información. Con frecuencia, un menos de saber e información produce un más. […] La sociedad de la transparencia no permite lagunas de información ni de visión. Pero tanto el pensamiento como la inspiración requieren un vacío.»

 «Enterarse de las cosas todavía no es ningún conocimiento. […] Un exceso de simple información no deja prosperar ningún conocimiento. La sociedad de la información es una sociedad de la vivencia. […] En eso se diferencia de la experiencia, que con frecuencia es única. […] Más información o una acumulación de información por sí sola no es ninguna verdad. Le falta dirección, […] sentido […] Cuanta más información se pone a disposición, más impenetrable se hace el mundo. […] En un determinado punto, la información ya no es informativa, sino deformativa; la comunicación ya no es comunicativa, sino acumulativa.»

«La tremenda cantidad de información eleva masivamente la entropía del mundo, y también el nivel de ruido. El pensamiento tiene necesidad de silencio. […] El medio del espíritu es el silencio. Sin duda, la comunicación digital destruye el silencio. Lo aditivo, que engendra el ruido comunicativo, no es el modo de andar del espíritu. […] “Los nuevos medios de comunicación son admirables, pero producen un ruido espantoso”.» (Butor)

Capitalismo y pulsión de muerte: Artículos y conversaciones 

 «El smartphone sustituye hoy a la sala de tortura»

 La ‘antropo-tecnología’ convierte nuestros ojos en motores de búsqueda, nos vigila como jamás soñó Orwell y devora los instantes contemplativos, la única oportunidad para ser felices.

Hoy todo se vuelve elegante. Pronto viviremos en una ciudad elegante en la que todo, sí, completamente todo estará interconectado, no solo las personas, sino también las cosas. Recibiremos emails no solo de amigos, sino también de electrodomésticos, de mascotas y de alimentos en la nevera. El internet de las cosas lo hace posible. En la ciudad elegante todos iremos por ahí con las gafas de Google. Nos suministrarán en todas partes y a cada momento informaciones útiles sin que las hayamos consultado expresamente. Nos guiarán hasta el restaurante, hasta el bar o hasta el concierto. Las gafas de datos también tomarán decisiones por nosotros. Con una aplicación para concertar citas nos ayudarán incluso a tener más éxito y eficacia en los asuntos relacionados con el amor y el sexo.

Las gafas de datos escanean nuestro campo visual en busca de informaciones útiles. Nos convertimos en afortunados buscadores de información. Entonces asumimos la óptica del cazador. Se eliminan aquellos campos visuales de los que no cabe aguardar información. La demora contemplativa en las cosas, que sería una fórmula de la felicidad, cede por completo a la caza de informaciones. La percepción humana alcanza por fin una eficacia total. Ya no se deja distraer por cosas que merezcan poca atención o prometan poca información. El ojo humano se transforma por sí mismo en un eficaz motor de búsqueda.

«Nos hace falta un parón de la información o se nos quemará el cerebro»

 «El ocio se ha convertido en un insufrible no hacer nada»

El internet de las cosas consuma al mismo tiempo la sociedad de la transparencia, que se ha vuelto indiscernible de una sociedad de la vigilancia total. Las cosas que nos rodean nos observan y nos vigilan. Envían ininterrumpidamente informaciones sobre lo que hacemos y dejamos de hacer. Por ejemplo, el frigorífico conoce nuestros hábitos alimenticios. El cepillo de dientes interconectado conoce nuestra higiene dental. Las cosas operan activamente en la protocolización total de la vida. La sociedad digital del control transforma incluso las gafas de datos en una cámara de vigilancia y el smartphone en un micrófono de espionaje.

Cada clic que hacemos queda hoy registrado. Cada paso que damos es reconstruible. Vamos dejando por todas partes nuestras huellas digitales. Nuestro hábito digital se reproduce exactamente en la red. La protocolización total de la vida reemplazará totalmente la confianza por la información y el control.

La sociedad de la transparencia es estructuralmente afín a la sociedad del control

La confianza hace posible tener relación con otras personas, aunque no sepamos más cosas de ellas. La interconexión digital facilita el suministro de información hasta tal punto que la confianza como praxis social se vuelve cada vez más irrelevante. Deja paso al control. De este modo, la sociedad de la transparencia es estructuralmente afín a la sociedad del control. Donde se pueden conseguir muy fácilmente informaciones, el sistema social pasa de la confianza al control y la transparencia.

El Gran Hermano es sustituido por el big data. La protocolización total y sin reservas de la vida consuma la sociedad de la transparencia. Se parece a un panóptico digital.

La idea del panóptico viene del filósofo británico Jeremy Bentham. En el siglo XVIII concibió un edificio carcelario que posibilita una vigilancia total de los reclusos. Las celdas se disponen en torno a una torre central de vigilancia, que le brinda al Gran Hermano una visión total. Los reclusos son aislados con fines disciplinarios y no pueden hablar entre sí. A diferencia de ellos, los habitantes del panóptico digital se comunican intensamente entre sí y se desnudan voluntariamente. La sociedad digital del control hace mucho uso de la libertad. Solo es posible gracias al autodesvelamiento y al autodesnudamiento voluntarios.

En la sociedad del control digital la exhibición pornográfica se acaba identificando con el control panóptico. La sociedad de la vigilancia se consuma ahí donde sus habitantes se comunican no por una coacción externa, sino por una necesidad interior, es decir, donde el miedo a tener que renunciar a la esfera privada e íntima deja paso a la necesidad de exhibirse impúdicamente, y donde la libertad y el control se vuelven indiscernibles.

El Gran Hermano del panóptico de Bentham solo puede observar a los reclusos desde fuera. No sabe lo que sucede en el interior de ellos. No puede leer sus pensamientos. En el panóptico digital, por el contrario, es posible penetrar hasta los pensamientos de sus habitantes. En eso consiste la enorme eficacia del panóptico digital. Se vuelve posible un control psicopolítico de la sociedad.

La técnica de poder del régimen neoliberal no es prohibitiva ni represiva, sino seductora

Hoy se demanda transparencia en nombre de la libertad de información o de la democracia. La transparencia es en realidad una ideología, e incluso un dispositivo neoliberal. Lo vuelve todo hacia afuera violentamente para convertirlo en información. En el modo actual de producción inmaterial un aumento de información y de comunicación significa un aumento de productividad, de aceleración y de crecimiento.

El secreto, la extrañeza o la alteridad representan obstáculos para una comunicación ilimitada. Por eso se eliminan en nombre de la transparencia. Del dispositivo de transparencia deriva un imperativo de conformismo. La lógica de la transparencia necesita obtener una amplia aprobación. La consecuencia es una conformidad total.

En el Estado policial de George Orwell el lenguaje ideal se llama nuevalengua. Tiene que reemplazar por completo a la viejalengua. La nuevalengua tiene como único objetivo reducir el margen de pensamiento. Los delitos mentales deben imposibilitarse ya solo eliminando del vocabulario las palabras que serían necesarias para ello. Por eso se elimina también la palabra «libertad». Ya en este sentido se distingue el Estado policial de Orwell del panóptico digital de hoy, que justamente hace un uso excesivo de la libertad.

El Estado policial de Orwell con telepantallas y salas de tortura es algo totalmente distinto del panóptico digital con internet, smartphones y gafas Google, donde impera la apariencia de una libertad y una comunicación ilimitadas. Aquí no se tortura, sino que se ponen posts o se tuitea. La vigilancia que se identifica con la libertad es muchísimo más eficaz que aquella otra vigilancia que actúa contra la libertad.

La técnica de poder del régimen neoliberal no es prohibitiva ni represiva, sino seductora. Se aplica una fuerza elegante. En lugar de prohibir, seduce. No se impone a base de exigir obediencia, sino a base de agradar. Uno se somete a la situación de dominación mientras consume y se comunica, y hasta mientras cliquea el botón de me gusta. El poder elegante se amolda a la psique, la adula en lugar de reprimirla o disciplinarla. No nos impone ningún silencio. Más bien nos insta permanentemente a comunicar, a compartir, a participar, a expresar nuestras opiniones, necesidades y deseos y a contar nuestra vida. Hoy nos hallamos ante una técnica de poder que no niega o reprime nuestra libertad, sino que la explota. En eso consiste la actual crisis de la libertad.

La vigilancia que se identifica con la libertad es muchísimo más eficaz que aquella que actúa contra la libertad

El principio de la negatividad que define el Estado policial de Orwell es sustituido por el principio de la positividad. Eso significa que las necesidades no se reprimen, sino que se estimulan. La comunicación no se reprime, sino que se maximiza. En lugar de confesiones sonsacadas mediante tortura aparecen la exposición voluntaria de la esfera privada y el desvelamiento digital del alma. El smartphone sustituye a la sala de tortura.

El Gran Hermano de Bentham es invisible, pero omnipresente en las cabezas de los reclusos. En el panóptico digital, por el contrario, nadie se siente realmente vigilado. Por eso el término Estado policial no es del todo apropiado para caracterizar el panóptico digital de hoy. En él uno se siente libre. Pero precisamente esta sensación de libertad, totalmente ausente en el Estado policial de Orwell, es un problema, porque impide la resistencia.

En 1987 se produjeron [en Corea del Sur] enérgicas protestas contra la elaboración del censo demográfico nacional. Hoy la vigilancia se hace pasar por libertad. La libertad resulta ser un control.

Es legendario el anuncio publicitario de Apple que fue emitido en 1984 durante la Super Bowl. En ese anuncio Apple se presenta como liberador frente al Estado policial de Orwell. Unos trabajadores con aspecto abúlico y apático entran marcando el paso en un gran pabellón y escuchan atentos el discurso fanático del Gran Hermano en la telepantalla. De pronto una corredora irrumpe en el pabellón, perseguida por la Policía del Pensamiento. Corre imperturbable hacia delante. Ante sus pechos oscilantes porta un gran mazo. Se dirige toda resuelta hacia el Gran Hermano y lanza el mazo con todo su ímpetu contra la telepantalla, que al ser alcanzada por él estalla en llamas. Los hombres despiertan de su apatía. Una voz proclama: «El 24 de enero Apple Computer presentará Macintosh. Y usted verá por qué 1984 no será como 1984». Pero contra lo que dice el mensaje de Apple, el año 1984 no marca el final del Estado policial, sino el comienzo de una novedosa sociedad del control, cuya eficacia supera en mucho a la del Estado policial de Orwell.

Hace poco se dio a conocer que la Agencia Nacional de Seguridad denomina a Steve Jobs, en sus documentos internos, «Gran Hermano». Los usuarios de teléfonos móviles se designan ahí como «zombis». Por eso es también coherente que ahí se hable de «explotación del smartphone».

Pero la Agencia Nacional de Seguridad no es el auténtico problema. No solo Google o Facebook, sino también firmas de datos como Acxiom, una empresa de mercadotecnia que opera globalmente, son presas de la fiebre por recopilar datos. Solo en Estados Unidos la empresa dispone de datos de 300 millones de ciudadanos norteamericanos, es decir, de casi todos. «Le ofrecemos una visión de 360 grados de sus clientes», dice el panóptico eslogan publicitario de Acxiom. A la vista de este desarrollo Edward Snowden no es ni héroe ni criminal. Es un fantasma trágico en un mundo que se ha convertido en un panóptico digital.

Referencias

La sociedad del Cansancio Pensamiento Herder, Barcelona, 2012

La sociedad de la transparencia, Pensamiento Herder, Barcelona, 2013

La agonía del Eros, Pensamiento Herder, Barcelona, 2014

En el enjambre, Pensamiento Herder, Barcelona, 2014

Psicopolítica, Pensamiento Herder, Barcelona, 2014

No-Cosas, quiebras del mundo de hoy, Taurus, Barcelona, 2021

Diario El Mundo: extracto de Capitalismo y pulsión de muerte: artículos y conversaciones: