De nuevo uno de antes y después. Pero Vicent se equivoca. En los 80 ya había una pantalla interfiriendo en la comida familiar. Una pantalla para todos. Y sigue existiendo.
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Pue sí. Esa cena es de los primeros sesentas. Y más aquí, en España, que en los ochenta andábamos ilusionadísimos estrenando «la DEMOCRACIA QUE NOS HABÍAMOS DADO» («una monada», decía mi padre); Lazarov nos martirizaba con sus zooms horteras; la ETA «trabajaba» un día sí, otro el doble; «la colza» era (R. Martín Villa, dixit) un bichito que se moría si caía al suelo desde lo alto de una mesa; iban naciendo las privadas;….. El error de Vicent es pequeño, si se quiere, pero es importante.
José Luis.
¡Ah, la memoria histórica, la de verdad!… Esa es la que se debilita en el presente continuo de la información continua. Y es la que nos hace falta.