Hay ocasiones en que el medioambiente simbólico se hace físico y asfixia lentamente a la ciudadanía. Los cuerpos se hacen carne y chocan contra su propia imagen cuando la talla simbólica y el cuerpo real al que visten no coinciden. Normalmente, la no coincidencia entre lo virtual y lo real es una miopía de la mirada o de las ideas, pero aquí el desenfoque se encarna y los cuerpos no entran en sus tallas.
Algunos dicen que el Medioambiente simbólico aprieta, pero no ahoga. Condiciona, sí. Entorpece. Molesta, pero no llega la sangre al río. Uno convive mal que bien con el espejismo y se acostumbra a la impostura del simulacro como se acostumbra uno a casi todo.
Sin embargo, con la talla, ya no es la mente, el alma, el reino de las ideas, las creencias, las valoraciones… el que sufre. Lo que sufre es, directamente, el cuerpo real que no se ajusta al cuerpo imaginario, simbólico, estereotipado de las y los modelos para los que los fabricantes por lo visto hacen la ropa.
Y eso hace daño. Porque hay consumidores que no se resignan a no ser imaginarios, muriendo en el intento de modelar un cuerpo real como si se tratara de una imagen tratada con Photoshop.
¿Quién dijo que el medioambiente simbólico aprieta, pero no ahoga? Aprieta y ahoga.
Vean el Barómetro de percepción social del sistema de tallas en Europa elaborado por La Fundación Imagen y Autoestima
Vean publicidad, no la consuman o serán consumidos, asfixiados, apretados por ella.
Aprieta y ahoga sólo a los consumidores que «no se resignan a no ser imaginarios». Mis tres hijas son de las que no caben en las tallas simbólicas y, por suerte, no imaginan que caben. Más que asfixiadas las veo yo contentas con sus cuerpos sobrados y es que comen como limas, no por gula ni ansiedad, sino porque andan bien de apetito. Pero ¡claro! el medioambiente simbólico de mi casa puede no ser representativo.
Quién va a negar a estas alturas que el fenómeno que describe el post es real. Real sí, pero general, no. Será que soy de los creen que el Medioambiente simbólico aprieta, pero no ahoga.
A pesar de las múltiples uniformidades que la sociedad nos «ordena» seguir, percibo ilusionado la resistencia que a ello oponen, cada vez más, muchas, muchísimas personas. Intuyo que muchísimas más de lo que pueda parecer. El hombre está girando hacia las cosas «con alma» a pesar de que siga consumiendo. De momento.
Juan Pablo II, dijo que el siglo XXI sería el de las religiones, es decir, el tiempo en que el hombre descreería de lo material y retornaría a la búsqueda del espíritu.
José Luis
Para empezar, el capitalismo ha entrado en crisis de agotamiento y no de crecimiento. En todo caso, la necesidad de un cambio de orientación en los fines de dicho sistema económico es algo que ya se discute, abierta y ampliamente en la sociedad.
La idea vence a la materia, lo bueno a lo malo, …..
Como poco ¡hay esperanza!
J.L.